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Columnista - 29 agosto, 2012

Rueda de negocios para pactar la paz

Desde mí cocina: Por: Silvia Betancourt Alliegro En cada ocasión que se bautiza la intención de llegar a acuerdos para acceder a la paz en Colombia con el nombre de diálogos, se forman disputas, que no es lo mismo. Son muchos los intentos sin que hayan dado fruto puesto que tan pronto el gobierno de […]

Desde mí cocina:

Por: Silvia Betancourt Alliegro
En cada ocasión que se bautiza la intención de llegar a acuerdos para acceder a la paz en Colombia con el nombre de diálogos, se forman disputas, que no es lo mismo.

Son muchos los intentos sin que hayan dado fruto puesto que tan pronto el gobierno de turno emite la palabra diálogo, que se ha estigmatizado, salen decenas de personas organizadas en grupos de lo que sea para atacar la iniciativa machacada hasta que se transforma en amenaza colectiva.

Si reconocemos que la guerra es un negocio muy rentable, que genera industrias y empleos, y le quitamos los apodos a las agremiaciones que se ocupan de la logística, para pensar en ponerles razones sociales, por ejemplo FARC S.A.; la perspectiva se mostrará tal cual es al derribar la barrera del honor (ver sinónimos) que en los negocios – como la banca, para nombrar solo uno-  no se usa.

Tenemos que quitarnos muchas máscaras que nos fabrican las palabras dignidad, decoro, decencia y honestidad, que en los negocios no se acostumbran puesto que en los contratos se estipulan condiciones realizables en tiempo y espacio.

Por lo anteriormente expuesto, a la rueda de negocios con cualquier grupo sistémico que utiliza ejército privado, deben asistir los que se ocupan directamente: Cámaras de Comercio, Corporaciones Financieras, Federación Nacional de Comerciantes; Ministerios de Agricultura y Desarrollo Rural, de Hacienda y Crédito Público, de Minas y Energía, de Comercio y Turismo; entre otros que se me escapan, pongamos por ejemplo: si las Iglesias reconocen que pertenecen al gremio de los negocios, que asistan quitándose públicamente la careta, sería la condición ineludible.

Los medios de comunicación son un negocio, pero no deberían asistir, puesto que en las transacciones comerciales no se usa informar a la opinión pública. ¡Aquí está el detalle! Diría Juan Manuel Santos, que sería dichoso si la oratoria quedará desterrada de nuestra realidad poblada de demagogos que hacen carrera política con la vista puesta ¡precisamente en los negocios que harán!

Vamos a ver si el periódico publica esta columna…

[email protected]
@yastao

Columnista
29 agosto, 2012

Rueda de negocios para pactar la paz

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Silvia Betancourt Alliegro

Desde mí cocina: Por: Silvia Betancourt Alliegro En cada ocasión que se bautiza la intención de llegar a acuerdos para acceder a la paz en Colombia con el nombre de diálogos, se forman disputas, que no es lo mismo. Son muchos los intentos sin que hayan dado fruto puesto que tan pronto el gobierno de […]


Desde mí cocina:

Por: Silvia Betancourt Alliegro
En cada ocasión que se bautiza la intención de llegar a acuerdos para acceder a la paz en Colombia con el nombre de diálogos, se forman disputas, que no es lo mismo.

Son muchos los intentos sin que hayan dado fruto puesto que tan pronto el gobierno de turno emite la palabra diálogo, que se ha estigmatizado, salen decenas de personas organizadas en grupos de lo que sea para atacar la iniciativa machacada hasta que se transforma en amenaza colectiva.

Si reconocemos que la guerra es un negocio muy rentable, que genera industrias y empleos, y le quitamos los apodos a las agremiaciones que se ocupan de la logística, para pensar en ponerles razones sociales, por ejemplo FARC S.A.; la perspectiva se mostrará tal cual es al derribar la barrera del honor (ver sinónimos) que en los negocios – como la banca, para nombrar solo uno-  no se usa.

Tenemos que quitarnos muchas máscaras que nos fabrican las palabras dignidad, decoro, decencia y honestidad, que en los negocios no se acostumbran puesto que en los contratos se estipulan condiciones realizables en tiempo y espacio.

Por lo anteriormente expuesto, a la rueda de negocios con cualquier grupo sistémico que utiliza ejército privado, deben asistir los que se ocupan directamente: Cámaras de Comercio, Corporaciones Financieras, Federación Nacional de Comerciantes; Ministerios de Agricultura y Desarrollo Rural, de Hacienda y Crédito Público, de Minas y Energía, de Comercio y Turismo; entre otros que se me escapan, pongamos por ejemplo: si las Iglesias reconocen que pertenecen al gremio de los negocios, que asistan quitándose públicamente la careta, sería la condición ineludible.

Los medios de comunicación son un negocio, pero no deberían asistir, puesto que en las transacciones comerciales no se usa informar a la opinión pública. ¡Aquí está el detalle! Diría Juan Manuel Santos, que sería dichoso si la oratoria quedará desterrada de nuestra realidad poblada de demagogos que hacen carrera política con la vista puesta ¡precisamente en los negocios que harán!

Vamos a ver si el periódico publica esta columna…

[email protected]
@yastao