El comportamiento de miembros de cuerpos colegiados -en los registros retóricos- es siempre problemático e impredecible. Por eso en el juego de posibilidades, no obstante que las apuestas dan por elegido a Néstor Humberto como Fiscal General de la Nación por la Corte Suprema -no en rol de hacer justicia, sino de elector judicial- de […]
El comportamiento de miembros de cuerpos colegiados -en los registros retóricos- es siempre problemático e impredecible. Por eso en el juego de posibilidades, no obstante que las apuestas dan por elegido a Néstor Humberto como Fiscal General de la Nación por la Corte Suprema -no en rol de hacer justicia, sino de elector judicial- de todas maneras se requiere la alineación de los astros.
La muchedumbre en el país tiene visible que Néstor Humberto se mueve como pez en el agua en todas partes, es decir, en el ejecutivo, legislativo y judicial. Y que en el sórdido mundo empresarial, ahí si que señorea en todo tiempo por conducto de su bufete profesional. Por lo anterior, sin más preámbulos surge como obvio ganador.
Al margen que sean o no cierto las dadivas, ofrecimientos y demás que hayan o no desplegado los cacaos económicos para cooptarlo ante los altos magistrados electores, las varias vueltas agotadas no son para disimular que siempre ha habido único ungido: Néstor Humberto. Pues no. Precisamente porque no conocen la interioridad de la mas compleja de las autoridades colegiadas de la patria.
En el juego propio de mayorías y minorías en entes plurales hay intereses variopintos, por lo tanto puede pasar lo más desacostumbrado. Hasta salen electos las tercerías que se crecen, en consecuencia, Mónica Cifuentes para que vea podría salir electa.
Empero, la visión practica de las tendencias electoreras, estoy persuadido que en la Corte Suprema -en el escenario judicial-político de una elección- pesan muchísimo las condiciones, calidades y esto y aquello y lo demás allá de los candidatos. Néstor Humberto por cabalgar con incompatibilidades éticas y conflictos de interés tiene predisposición teatral de ofrecer lo divino y lo humano. Yesid Reyes siempre será un hombre penetrantemente correcto aun para ensayar malabares o promesas electivas. Lo único que oferta es comprobada fortaleza académica-jurídica y los conocimientos cimentados para llevar a cabo una buena tarea frente al órgano encargado de la persecución penal en Colombia. “¡Que tanto lo requiere, por Dios!”.
Un académico serio como Reyes tiene referente e indicador de como llevar a cabo rol distinto a académicos negativos como Montealegre y Perdomo. Todos ellos del Externado de Colombia que prepara los mejores penalistas de la patria. Alrededor de la época perdida de los dos últimos conductores del ente acusador, un excelente penalista con perfil incomparable resulta inexcusable. Reyes conoce lo bueno y lo malo de la sistemática acusatoria que gobierna hoy el proceso penal. La Corte lo sabe.
Y Reyes percibe que no se requieren de mas leyes o reformas, sino de hombres probos aplicando los rasgos propios de sistemáticas acusatorias. Por ejemplo en todo tiempo privilegiar la libertad personal frente al derecho penal simbólico de las nefastas detenciones preventivas que tanto daño hacen al presupuesto de la nación. Mas sentencias (absolutorias o condenatorias), menos show con medidas privativas de la libertad ante causam. La detención preventiva solo cuando sea inevitablemente necesaria.
La gente todavía asume que quien ‘pone preso’ es el fiscal y no el juez de control de garantías que se ha convertido en amanuense de la solicitud. Se confunde la libertad con la responsabilidad penal. Todo cambiará a medida que se asimile cabalmente la sistemática acusatoria. Más eficacia, menos injusticias. Hombres judiciales serenos, ponderados pero severos y adustos.
El comportamiento de miembros de cuerpos colegiados -en los registros retóricos- es siempre problemático e impredecible. Por eso en el juego de posibilidades, no obstante que las apuestas dan por elegido a Néstor Humberto como Fiscal General de la Nación por la Corte Suprema -no en rol de hacer justicia, sino de elector judicial- de […]
El comportamiento de miembros de cuerpos colegiados -en los registros retóricos- es siempre problemático e impredecible. Por eso en el juego de posibilidades, no obstante que las apuestas dan por elegido a Néstor Humberto como Fiscal General de la Nación por la Corte Suprema -no en rol de hacer justicia, sino de elector judicial- de todas maneras se requiere la alineación de los astros.
La muchedumbre en el país tiene visible que Néstor Humberto se mueve como pez en el agua en todas partes, es decir, en el ejecutivo, legislativo y judicial. Y que en el sórdido mundo empresarial, ahí si que señorea en todo tiempo por conducto de su bufete profesional. Por lo anterior, sin más preámbulos surge como obvio ganador.
Al margen que sean o no cierto las dadivas, ofrecimientos y demás que hayan o no desplegado los cacaos económicos para cooptarlo ante los altos magistrados electores, las varias vueltas agotadas no son para disimular que siempre ha habido único ungido: Néstor Humberto. Pues no. Precisamente porque no conocen la interioridad de la mas compleja de las autoridades colegiadas de la patria.
En el juego propio de mayorías y minorías en entes plurales hay intereses variopintos, por lo tanto puede pasar lo más desacostumbrado. Hasta salen electos las tercerías que se crecen, en consecuencia, Mónica Cifuentes para que vea podría salir electa.
Empero, la visión practica de las tendencias electoreras, estoy persuadido que en la Corte Suprema -en el escenario judicial-político de una elección- pesan muchísimo las condiciones, calidades y esto y aquello y lo demás allá de los candidatos. Néstor Humberto por cabalgar con incompatibilidades éticas y conflictos de interés tiene predisposición teatral de ofrecer lo divino y lo humano. Yesid Reyes siempre será un hombre penetrantemente correcto aun para ensayar malabares o promesas electivas. Lo único que oferta es comprobada fortaleza académica-jurídica y los conocimientos cimentados para llevar a cabo una buena tarea frente al órgano encargado de la persecución penal en Colombia. “¡Que tanto lo requiere, por Dios!”.
Un académico serio como Reyes tiene referente e indicador de como llevar a cabo rol distinto a académicos negativos como Montealegre y Perdomo. Todos ellos del Externado de Colombia que prepara los mejores penalistas de la patria. Alrededor de la época perdida de los dos últimos conductores del ente acusador, un excelente penalista con perfil incomparable resulta inexcusable. Reyes conoce lo bueno y lo malo de la sistemática acusatoria que gobierna hoy el proceso penal. La Corte lo sabe.
Y Reyes percibe que no se requieren de mas leyes o reformas, sino de hombres probos aplicando los rasgos propios de sistemáticas acusatorias. Por ejemplo en todo tiempo privilegiar la libertad personal frente al derecho penal simbólico de las nefastas detenciones preventivas que tanto daño hacen al presupuesto de la nación. Mas sentencias (absolutorias o condenatorias), menos show con medidas privativas de la libertad ante causam. La detención preventiva solo cuando sea inevitablemente necesaria.
La gente todavía asume que quien ‘pone preso’ es el fiscal y no el juez de control de garantías que se ha convertido en amanuense de la solicitud. Se confunde la libertad con la responsabilidad penal. Todo cambiará a medida que se asimile cabalmente la sistemática acusatoria. Más eficacia, menos injusticias. Hombres judiciales serenos, ponderados pero severos y adustos.