En medio del torbellino de información que caracteriza a la sociedad actual, se pasan algunos hechos y opiniones que merecen destacarse y ser acatadas. El martes de esta semana, el El Tiempo de Bogotá*, publicó una entrevista con el Nuncio Apostólico, Monseñor, Luis Mariano Montemayor, de origen argentino y amigo personal de su Santidad Francisco. […]
En medio del torbellino de información que caracteriza a la sociedad actual, se pasan algunos hechos y opiniones que merecen destacarse y ser acatadas. El martes de esta semana, el El Tiempo de Bogotá*, publicó una entrevista con el Nuncio Apostólico, Monseñor, Luis Mariano Montemayor, de origen argentino y amigo personal de su Santidad Francisco.
Con la debida prudencia -y cuidándose de no inmiscuirse en los asuntos internos del país-, Monseñor Montemayor envía una serie de mensajes al país, principalmente a su clase dirigente, que algunas veces sobrepone sus intereses particulares al bien común y al progreso general. La peligrosa coyuntura de las relaciones con Venezuela, la aparición de una disidencia de las FARC, bajo la dirección de quien fuera uno de los máximos negociadores de esa organización, alias Iván Márquez, y la misma polarización que nos agobia desde hace años, fueron algunos de los temas tratados por el Embajador del Vaticano.
En opinión de Montemayor, en varias zonas del territorio nacional que estuvieron bajo el dominio de las FARC, el Estado no ha hecho una adecuada ocupación territorial política y militar, y hoy gobiernan grupúsculos que atemorizan a la gente. “La gente no identifica quien tiene el poder… hay habitantes que viven una gran incertidumbre y no saben siquiera con quien tienen que tratar. La tensión es alta”.
El prelado se refiere a grupos de narcotraficantes, a disidencias de las FARC, y a frentes del autodenominado Ejército de Liberación Nacional, a grupos de extrema derecha, entre otros, que ejercen un poder fáctico y perverso, situación que, en su opinión, tienen sorprendido hasta al mismo gobierno. Sobre los procesos y programas para quienes firmaron el acuerdo con el Estado colombiano, Montemayor dice: “veo que el gobierno tiene buenas ideas, y quizás buenas intenciones, pero con tiempos muy largos de ejecución y eso desespera a la población”.
Sobre las relaciones entre Colombia y Venezuela es tajante: “Las amenazas hay que tomarlas de donde vienen, es decir, con pinzas, y una cosa es amenazar y otra ejecutar la amenaza. No podemos excluir, sin embargo, una hipótesis del conflicto, sea intencional o sea por escalada; sea porque se va de las manos una situación, lo cual sería gravísimo para las dos naciones y para la paz mundial”.
Sobre el futuro del proceso con las FARC, Montemayor, insisto el máximo representante del Vaticano en el país, considera que, a pesar de los problemas, reconociendo el problema de las disidencias, “el país debería apoyar a las 10.000 personas que hicieron a un lado las armas, que no han abandonado el proceso y que siguen apostándole al mismo. Hay que dejar de torpedearlo, dejar que la Justicia Especial de Paz (JEP) opere y considera urgente brindar garantías a los líderes sociales. “Sin líderes sociales no hay democracia”, afirma.
Ojalá estas consideraciones del máximo representante diplomático del Papa Francisco en Colombia, sobre la situación interna de nuestro país y también sobre las críticas relaciones con el gobierno de Caracas sean escuchadas y atendidas, para pensar y actuar con cabeza fría, en estos momentos de calenturas que podrían conducir a una situación sin salida a dos países que cultural e históricamente han sido hermanos. Roma locuta…
En medio del torbellino de información que caracteriza a la sociedad actual, se pasan algunos hechos y opiniones que merecen destacarse y ser acatadas. El martes de esta semana, el El Tiempo de Bogotá*, publicó una entrevista con el Nuncio Apostólico, Monseñor, Luis Mariano Montemayor, de origen argentino y amigo personal de su Santidad Francisco. […]
En medio del torbellino de información que caracteriza a la sociedad actual, se pasan algunos hechos y opiniones que merecen destacarse y ser acatadas. El martes de esta semana, el El Tiempo de Bogotá*, publicó una entrevista con el Nuncio Apostólico, Monseñor, Luis Mariano Montemayor, de origen argentino y amigo personal de su Santidad Francisco.
Con la debida prudencia -y cuidándose de no inmiscuirse en los asuntos internos del país-, Monseñor Montemayor envía una serie de mensajes al país, principalmente a su clase dirigente, que algunas veces sobrepone sus intereses particulares al bien común y al progreso general. La peligrosa coyuntura de las relaciones con Venezuela, la aparición de una disidencia de las FARC, bajo la dirección de quien fuera uno de los máximos negociadores de esa organización, alias Iván Márquez, y la misma polarización que nos agobia desde hace años, fueron algunos de los temas tratados por el Embajador del Vaticano.
En opinión de Montemayor, en varias zonas del territorio nacional que estuvieron bajo el dominio de las FARC, el Estado no ha hecho una adecuada ocupación territorial política y militar, y hoy gobiernan grupúsculos que atemorizan a la gente. “La gente no identifica quien tiene el poder… hay habitantes que viven una gran incertidumbre y no saben siquiera con quien tienen que tratar. La tensión es alta”.
El prelado se refiere a grupos de narcotraficantes, a disidencias de las FARC, y a frentes del autodenominado Ejército de Liberación Nacional, a grupos de extrema derecha, entre otros, que ejercen un poder fáctico y perverso, situación que, en su opinión, tienen sorprendido hasta al mismo gobierno. Sobre los procesos y programas para quienes firmaron el acuerdo con el Estado colombiano, Montemayor dice: “veo que el gobierno tiene buenas ideas, y quizás buenas intenciones, pero con tiempos muy largos de ejecución y eso desespera a la población”.
Sobre las relaciones entre Colombia y Venezuela es tajante: “Las amenazas hay que tomarlas de donde vienen, es decir, con pinzas, y una cosa es amenazar y otra ejecutar la amenaza. No podemos excluir, sin embargo, una hipótesis del conflicto, sea intencional o sea por escalada; sea porque se va de las manos una situación, lo cual sería gravísimo para las dos naciones y para la paz mundial”.
Sobre el futuro del proceso con las FARC, Montemayor, insisto el máximo representante del Vaticano en el país, considera que, a pesar de los problemas, reconociendo el problema de las disidencias, “el país debería apoyar a las 10.000 personas que hicieron a un lado las armas, que no han abandonado el proceso y que siguen apostándole al mismo. Hay que dejar de torpedearlo, dejar que la Justicia Especial de Paz (JEP) opere y considera urgente brindar garantías a los líderes sociales. “Sin líderes sociales no hay democracia”, afirma.
Ojalá estas consideraciones del máximo representante diplomático del Papa Francisco en Colombia, sobre la situación interna de nuestro país y también sobre las críticas relaciones con el gobierno de Caracas sean escuchadas y atendidas, para pensar y actuar con cabeza fría, en estos momentos de calenturas que podrían conducir a una situación sin salida a dos países que cultural e históricamente han sido hermanos. Roma locuta…