La familia Molina Araújo denunció ante las autoridades policivas el hurto y los daños hechos a una de sus propiedades, ubicada en inmediaciones del mercado público, la Arrocera Moliar. Según los primeros estimativos los daños ascenderían a 50 millones de pesos. Afirmaron, además, que se presume que el hecho fue perpetrado entre las horas de […]
La familia Molina Araújo denunció ante las autoridades policivas el hurto y los daños hechos a una de sus propiedades, ubicada en inmediaciones del mercado público, la Arrocera Moliar. Según los primeros estimativos los daños ascenderían a 50 millones de pesos.
Afirmaron, además, que se presume que el hecho fue perpetrado entre las horas de la noche del miércoles y la madrugada de ayer. Aunque la persona encargada de prestar el servicio de vigilancia en el sector declaró no haber visto nada.
De acuerdo a lo manifestado por los afectados, además del dinero, representado en cheques, que fueron sustraídos de una caja fuerte, los intrusos destruyeron (quemaron) varios documentos relacionados con este negocio.
De esta situación se percató la secretaria de la arrocera al iniciar su jornada laboral ayer. “Ella entró antes de las 8:00 de la mañana a la oficina y descubrió los vidrios rotos y que habían violentado las ventanas y de inmediato, informó sobre la situación”, dijo uno de los afectados.
Con esta acción se elevan a tres las veces que esta propiedad ha sido objeto de los delincuentes, según lo afirmó un vocero de esta familia. Sin embargo, manifestó que se esperan los resultados preliminares de las investigaciones para esclarecer los reales motivos de este hecho y descubrir a los responsables.
Se conoció que los investigadores de la Sijin de la Policía se encargaron del caso, y al momento de la recolección de evidencias físicas, no encontraron huellas o rastros dejados por los delincuentes, lo que hace suponer que para realizar el hecho, se usaron guantes.
“Aunque somos personas de paz, no podemos dejar de inquietarnos, tememos que estas acciones sean dirigidas en contra de la familia y no precisamente hechos de delincuencia común”, manifestó uno de los afectados, quien agregó que con esta situación, serán menos confiados y más precavidos, por lo que no solo reforzarán la seguridad personal, sino también la de sus propiedades.
La familia Molina Araújo denunció ante las autoridades policivas el hurto y los daños hechos a una de sus propiedades, ubicada en inmediaciones del mercado público, la Arrocera Moliar. Según los primeros estimativos los daños ascenderían a 50 millones de pesos. Afirmaron, además, que se presume que el hecho fue perpetrado entre las horas de […]
La familia Molina Araújo denunció ante las autoridades policivas el hurto y los daños hechos a una de sus propiedades, ubicada en inmediaciones del mercado público, la Arrocera Moliar. Según los primeros estimativos los daños ascenderían a 50 millones de pesos.
Afirmaron, además, que se presume que el hecho fue perpetrado entre las horas de la noche del miércoles y la madrugada de ayer. Aunque la persona encargada de prestar el servicio de vigilancia en el sector declaró no haber visto nada.
De acuerdo a lo manifestado por los afectados, además del dinero, representado en cheques, que fueron sustraídos de una caja fuerte, los intrusos destruyeron (quemaron) varios documentos relacionados con este negocio.
De esta situación se percató la secretaria de la arrocera al iniciar su jornada laboral ayer. “Ella entró antes de las 8:00 de la mañana a la oficina y descubrió los vidrios rotos y que habían violentado las ventanas y de inmediato, informó sobre la situación”, dijo uno de los afectados.
Con esta acción se elevan a tres las veces que esta propiedad ha sido objeto de los delincuentes, según lo afirmó un vocero de esta familia. Sin embargo, manifestó que se esperan los resultados preliminares de las investigaciones para esclarecer los reales motivos de este hecho y descubrir a los responsables.
Se conoció que los investigadores de la Sijin de la Policía se encargaron del caso, y al momento de la recolección de evidencias físicas, no encontraron huellas o rastros dejados por los delincuentes, lo que hace suponer que para realizar el hecho, se usaron guantes.
“Aunque somos personas de paz, no podemos dejar de inquietarnos, tememos que estas acciones sean dirigidas en contra de la familia y no precisamente hechos de delincuencia común”, manifestó uno de los afectados, quien agregó que con esta situación, serán menos confiados y más precavidos, por lo que no solo reforzarán la seguridad personal, sino también la de sus propiedades.