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Columnista - 29 agosto, 2022

Río de Oro, rincón colonial 

Bello rincón colonial, alma de fieles tesoros, así eres tú Río de Oro un cántico en madrigal. Tu frescura matinal tiene aroma de labranza, y la noche cuando avanza tus calles saben a vino; como un árbol del camino en ti crece la esperanza.

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             I

Bello rincón colonial, 

alma de fieles tesoros, 

así eres tú Río de Oro 

un cántico en madrigal. 

Tu frescura matinal 

tiene aroma de labranza, 

y la noche cuando avanza  

tus calles saben a vino; 

como un árbol del camino 

en ti crece la esperanza. 

              II

En las horas matinales 

el arrullo en sus regazos, 

la ternura en los abrazos 

de las calles coloniales. 

Las sonrisas forestales 

ramilletes de alegría 

celebran la epifanía 

de un poeta en la palabra 

y espera que el viento abra 

sus alas en sinfonía.  

                III

Adornada en primavera 

tu gente alegre florece, 

tú Río de Oro te meces 

entre cimas y laderas. 

Cesarenses y ocañeras 

las costumbres de tu suelo, 

y bien dicen los abuelos 

que la tradición no emigre, 

y la leyenda del tigre 

germine bajo este cielo.  

             IV

Dicen los nativos contentos  

de este pueblo del Cesar: 

Río de Oro es un altar 

en todo el departamento. 

Tamizado el sentimiento  

la decencia es un espejo; 

todo el que viene de lejos 

se quiere quedar aquí; 

quien ama a Dios es feliz, 

siempre dan ese consejo.

Por  José  Atuesta Mindiola

Columnista
29 agosto, 2022

Río de Oro, rincón colonial 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Bello rincón colonial, alma de fieles tesoros, así eres tú Río de Oro un cántico en madrigal. Tu frescura matinal tiene aroma de labranza, y la noche cuando avanza tus calles saben a vino; como un árbol del camino en ti crece la esperanza.


             I

Bello rincón colonial, 

alma de fieles tesoros, 

así eres tú Río de Oro 

un cántico en madrigal. 

Tu frescura matinal 

tiene aroma de labranza, 

y la noche cuando avanza  

tus calles saben a vino; 

como un árbol del camino 

en ti crece la esperanza. 

              II

En las horas matinales 

el arrullo en sus regazos, 

la ternura en los abrazos 

de las calles coloniales. 

Las sonrisas forestales 

ramilletes de alegría 

celebran la epifanía 

de un poeta en la palabra 

y espera que el viento abra 

sus alas en sinfonía.  

                III

Adornada en primavera 

tu gente alegre florece, 

tú Río de Oro te meces 

entre cimas y laderas. 

Cesarenses y ocañeras 

las costumbres de tu suelo, 

y bien dicen los abuelos 

que la tradición no emigre, 

y la leyenda del tigre 

germine bajo este cielo.  

             IV

Dicen los nativos contentos  

de este pueblo del Cesar: 

Río de Oro es un altar 

en todo el departamento. 

Tamizado el sentimiento  

la decencia es un espejo; 

todo el que viene de lejos 

se quiere quedar aquí; 

quien ama a Dios es feliz, 

siempre dan ese consejo.

Por  José  Atuesta Mindiola