No han pasado seis meses desde que el Consejo de Estado ordenó en fallo de segunda instancia a la administración municipal de Valledupar y directivos de Corpocesar poner en funcionamiento los sitios para la disposición de escombros en las zonas aledañas al río Guatapurí. Corpocesar en su misión jurisdiccional debe gestionar la formulación de un plan de gestión ambiental, para la recuperación y descontaminación de la cuenca hidrográfica.

La situación ambiental es un asunto de agenda pública de recurrente discusión. También motivo de investigaciones científicas. Las Inundaciones, falta de agua, hundimiento de deltas de ríos es una nueva investigación de UMass Amherst y la Universidad de Cincinnati, lograron mostrar el rápido desplazamiento de los principales ríos del mundo en los últimos 35 años. 

El trabajo ha revelado que el 44% de los ríos más grandes, aguas abajo, experimentaron una disminución en la cantidad de agua que fluye a través de ellos cada año, mientras que el 17% de los ríos más pequeños aguas arriba experimentaron aumentos. Estos cambios tienen implicaciones para las inundaciones, la alteración de los ecosistemas, la interferencia en el desarrollo de la energía hidroeléctrica y el suministro insuficiente de agua dulce. Las disminuciones significativas observadas en los ríos de aguas abajo evidencian que hay menos agua dulce disponible en las partes más grandes de muchos ríos en todo el mundo, lo que tiene importantes repercusiones en el agua potable y el riego. 

Los investigadores de la Universidad de Massachusetts Amherst y la Universidad de Cincinnati advierten que las comunidades que utilizan el agua de los ríos para riego y agua potable se verían afectadas por la disminución de los caudales, por lo tanto, sostienen que debe hacerse uso sostenible del recurso. Estas intenciones se traducen en las famosas políticas públicas, muy útiles para el discurso político, pero ineficientes en su materialización. 

Es imperativo que las autoridades de Valledupar atiendan de manera inmediata la orden del Consejo de Estado, para salvar al rio Guatapurí, y, sobre todo, como aval de abastecimiento de agua para una ciudad que está en constante evolución y crecimiento poblacional. Los ciudadanos también debemos reaccionar y exigir el cumplimiento del fallo.

El agua diáfana que transcurre por el río Guatapurí nunca ha sido valorada como el privilegio que tienen pocas ciudades en el mundo de ser bañadas y bordeadas por un río como el Guatapurí. Al contrario, esa ventaja comparativa ha sido observada como fuente inagotable por los corsarios al mando de Emdupar, dudo que hayan advertido la relación del agua con la gestión y el desarrollo empresarial, la otrora vocación agropecuaria del territorio, el cambio climático, y mucho menos la entrada del agua en 2020 a la bolsa de valores de New York.

La incapacidad de los gerentes de Emdupar y de los alcaldes de Valledupar, concibe una inverosímil paradoja, el sector público hizo lo posible para hacer inviable a la empresa. Esa ineptitud convoca el sueño incumplido de la construcción del embalse Los Besotes, como fuente multiuso para abastecer de agua a Valledupar durante los próximos 50 años. Hay que pasar del sueño a la acción, apoyándose en investigaciones serias. Irresponsable repetir la frustración de Besotes.