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Columnista - 23 agosto, 2024

¡Rico y asesino!

Pero esto no sólo es estúpido y mentiroso; las personas a quienes se refiere en su aseveración deben reunir 2 calidades con las que él sí cuenta: es rico, muy rico y asesino, gracias a los muchos años dedicados a actividades terroristas. Vamos por partes…

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Esta semana el señor Gustavo Petro convulsionó la política nacional cuando, en un típico discurso veintejuliero, ante sus cada vez más escasos seguidores, dijo lo siguiente: “Quienes gritan fuera Petro son ricos y asesinos”. Es increíble el nivel de insensatez de una afirmación como esa. Inclusive, los cientos de miles de colombianos, que han gritado esa frase en diferentes lugares y contextos, podríamos presentar una denuncia contra el mandatario por tales palabras. Pero esto no sólo es estúpido y mentiroso; las personas a quienes se refiere en su aseveración deben reunir 2 calidades con las que él sí cuenta: es rico, muy rico y asesino, gracias a los muchos años dedicados a actividades terroristas. Vamos por partes…

Petro es un tipo inmensamente rico, podríamos decir que es millonario. No debe ser tan pendejo como para tener a su nombre los bienes inmuebles que hacen parte de su patrimonio, pero son suyos y están destinados para su disfrute permanente. De él se dice que tiene varias propiedades en diferentes lugares, vive en una casa en Chía que vale varios miles de millones, parece tener un apartamento en Bogotá que vale otro tanto, pero, además, tiene a sus hijos educándose en universidades europeas y a los menores, en colegios donde asisten hijos de la clase alta del país. Su ropa es de marca, aunque la desluzca con su pobre figura; sus zapatos y cinturones son Ferragamo, valen millones, pocos colombianos pueden comprarlos. Pero es que así son los que se autodenominan intelectuales de izquierda, progresistas o como los conocemos comúnmente: mamertos. Defienden el comunismo, pero viven en los mejores barrios, tienen la nevera llena, un séquito de empleados a su servicio y, especialmente, son expertos en evadir impuestos, porque eso sí que les incomoda: pagar tributos al Estado, al que tanto le exigen como ciudadanos. Así que señor Petro, ¡el rico es usted! De todas maneras, vale la pena aclarar que ser rico no es malo, no es un insulto como lo quiere hacer ver el tono de Petro; por el contrario, quienes lo son, lo son gracias al capitalismo y a la democracia que tanto callo le generan al Pacto Histórico por estos días.

Ahora analicemos lo de asesinos. ¿Se le olvidó al señor Petro que hizo parte del M-19? Las drogas y sus felices visitas a Panamá lo están desorientando. ¿Se le olvidó que el grupo en el que militó secuestró a varios miembros del cuerpo diplomático acreditado en Colombia en la sede de la embajada de la República Dominicana? ¿Se le olvidó que el M-19 fue autor del robo de armas al batallón Rincón Quiñónez de Bogotá? ¿Se le olvida que su M-19 fue quien, tras recibir financiación e instrucciones de Pablo Escobar, se tomó el Palacio de Justicia y quemó vivos a varios magistrados y a otros funcionarios? El asesino es usted señor Petro, nada más que usted. Y como estamos en una república surrealista, personajes como usted, tienen la capacidad de, a punta de mentiras y de mancillar el nombre de sus opositores, llegar a ser presidentes de Colombia, muy a pesar nuestro.

Aquí no tenemos pelos en la lengua, que venga lo que tenga que venir, aquí en esta columna llamamos las cosas por su nombre y hemos asumido el compromiso de desenmascararlo a usted, a sus secuaces y a todo aquel que pretenda dar al traste con la Colombia que hemos construido a punta de trabajo honesto. Ahora están en el poder, pero cada vez les queda menos tiempo. Y con afirmaciones absurdas como las que hemos analizado hoy, queda servida en bandeja de plata su ideología retardataria, carente de sentido y venida a menos. Sólo lo apoya el mismo 27 % que lo ha acompañado siempre, el que no madruga, no estudia, no trabaja y vive sabroso, gracias a nuestros impuestos. El recaudo se redujo ostensiblemente porque su manejo de la economía y de los temas nacionales han generado desaceleración y desconfianza. Usted le ha hecho y le hace un daño enorme a Colombia, pero esta pesadilla está cada vez más cerca de terminar.

Mientras tanto, poco a poco pierden influencia Maduro y compañía, amigazos de Petro. ¡El mundo quiere a Venezuela libre!

Por: Jorge Eduardo Ávila.

Columnista
23 agosto, 2024

¡Rico y asesino!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Eduardo Ávila

Pero esto no sólo es estúpido y mentiroso; las personas a quienes se refiere en su aseveración deben reunir 2 calidades con las que él sí cuenta: es rico, muy rico y asesino, gracias a los muchos años dedicados a actividades terroristas. Vamos por partes…


Esta semana el señor Gustavo Petro convulsionó la política nacional cuando, en un típico discurso veintejuliero, ante sus cada vez más escasos seguidores, dijo lo siguiente: “Quienes gritan fuera Petro son ricos y asesinos”. Es increíble el nivel de insensatez de una afirmación como esa. Inclusive, los cientos de miles de colombianos, que han gritado esa frase en diferentes lugares y contextos, podríamos presentar una denuncia contra el mandatario por tales palabras. Pero esto no sólo es estúpido y mentiroso; las personas a quienes se refiere en su aseveración deben reunir 2 calidades con las que él sí cuenta: es rico, muy rico y asesino, gracias a los muchos años dedicados a actividades terroristas. Vamos por partes…

Petro es un tipo inmensamente rico, podríamos decir que es millonario. No debe ser tan pendejo como para tener a su nombre los bienes inmuebles que hacen parte de su patrimonio, pero son suyos y están destinados para su disfrute permanente. De él se dice que tiene varias propiedades en diferentes lugares, vive en una casa en Chía que vale varios miles de millones, parece tener un apartamento en Bogotá que vale otro tanto, pero, además, tiene a sus hijos educándose en universidades europeas y a los menores, en colegios donde asisten hijos de la clase alta del país. Su ropa es de marca, aunque la desluzca con su pobre figura; sus zapatos y cinturones son Ferragamo, valen millones, pocos colombianos pueden comprarlos. Pero es que así son los que se autodenominan intelectuales de izquierda, progresistas o como los conocemos comúnmente: mamertos. Defienden el comunismo, pero viven en los mejores barrios, tienen la nevera llena, un séquito de empleados a su servicio y, especialmente, son expertos en evadir impuestos, porque eso sí que les incomoda: pagar tributos al Estado, al que tanto le exigen como ciudadanos. Así que señor Petro, ¡el rico es usted! De todas maneras, vale la pena aclarar que ser rico no es malo, no es un insulto como lo quiere hacer ver el tono de Petro; por el contrario, quienes lo son, lo son gracias al capitalismo y a la democracia que tanto callo le generan al Pacto Histórico por estos días.

Ahora analicemos lo de asesinos. ¿Se le olvidó al señor Petro que hizo parte del M-19? Las drogas y sus felices visitas a Panamá lo están desorientando. ¿Se le olvidó que el grupo en el que militó secuestró a varios miembros del cuerpo diplomático acreditado en Colombia en la sede de la embajada de la República Dominicana? ¿Se le olvidó que el M-19 fue autor del robo de armas al batallón Rincón Quiñónez de Bogotá? ¿Se le olvida que su M-19 fue quien, tras recibir financiación e instrucciones de Pablo Escobar, se tomó el Palacio de Justicia y quemó vivos a varios magistrados y a otros funcionarios? El asesino es usted señor Petro, nada más que usted. Y como estamos en una república surrealista, personajes como usted, tienen la capacidad de, a punta de mentiras y de mancillar el nombre de sus opositores, llegar a ser presidentes de Colombia, muy a pesar nuestro.

Aquí no tenemos pelos en la lengua, que venga lo que tenga que venir, aquí en esta columna llamamos las cosas por su nombre y hemos asumido el compromiso de desenmascararlo a usted, a sus secuaces y a todo aquel que pretenda dar al traste con la Colombia que hemos construido a punta de trabajo honesto. Ahora están en el poder, pero cada vez les queda menos tiempo. Y con afirmaciones absurdas como las que hemos analizado hoy, queda servida en bandeja de plata su ideología retardataria, carente de sentido y venida a menos. Sólo lo apoya el mismo 27 % que lo ha acompañado siempre, el que no madruga, no estudia, no trabaja y vive sabroso, gracias a nuestros impuestos. El recaudo se redujo ostensiblemente porque su manejo de la economía y de los temas nacionales han generado desaceleración y desconfianza. Usted le ha hecho y le hace un daño enorme a Colombia, pero esta pesadilla está cada vez más cerca de terminar.

Mientras tanto, poco a poco pierden influencia Maduro y compañía, amigazos de Petro. ¡El mundo quiere a Venezuela libre!

Por: Jorge Eduardo Ávila.