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Columnista - 28 marzo, 2012

Restructuracióngeográfica y social

Por: Basilio Padilla Porque todo ciudadano debe tener una identificación del lugar de residencia en nuestros departamentos, debemos crear un sistema que nos ayude en esta identificación. Esto implica que en alguna forma debemos estudiar la manera de evitar el desplazamiento forzado para que la situación difícil que afrontan ciertos grupos, no sea una carga […]

Por: Basilio Padilla

Porque todo ciudadano debe tener una identificación del lugar de residencia en nuestros departamentos, debemos crear un sistema que nos ayude en esta identificación. Esto implica que en alguna forma debemos estudiar la manera de evitar el desplazamiento forzado para que la situación difícil que afrontan ciertos grupos, no sea una carga enorme que agote los recursos disponibles de los municipios especialmente de las ciudades capitales, como Valledupar.
Tal es el espíritu de la Ley de Fronteras pomposamente lanzada en Valledupar por el presidente Belisario Betancourt y que nunca se aplicó.

Vamos a ser más explícitos:
En los últimos meses, a medida que ciudades como Barranquilla, Santa Marta y Riohacha, restringen negocios como el mototaxismo, en Valledupar se incrementa esta actividad, haciendo que el tránsito sea un verdadero caos y causando accidentes por doquier. La seguridad es difícil de controlar porque con todo lo que sucede en la ciudad se necesitarían policías en todas las esquinas. Lo mismo sucede con los recursos de carácter social, como la vivienda y los servicios públicos que ya están en un límite total.
Esta discusión debe ser iniciada por nuestros congresistas, tendiente a encontrar la manera como, por ejemplo, las personas que durante toda su vida o por muchos años han sido residentes en determinado lugar, disfruten, en forma prioritaria, de servicios y oportunidades de trabajo y otros, frente a aquellas personas que van llegando de otras partes, especialmente, en calidad de desplazados.
Los obvios resultados de esta situación es que los múltiples problemas de algunos municipios no se llegan a resolver jamás, debido al hecho de que a medida que se avanza en un sentido, se retrocede en otros en donde la presión del crecimiento imprevisto de la población es el causante.

Es por esto que cualquier proyecto de vivienda que se haga para solucionar un problema actual, al año siguiente se queda corto, creándose un círculo vicioso de nunca acabar.

Este tema es de gran sensibilidad social, porque se podría mal interpretar y se podrían alegar razones de discriminación. Entendiendo en forma correcta que el ser humano siempre busca el lugar donde se le otorguen y se le provean elementos y condiciones que le ayuden a subsistir y seguir adelante, siendo esta una ley universal que toca no solo a las regiones sino al conglomerado de países.
Recordemos el pasado, cuando enormes cantidades de colombianos se iban a Venezuela en busca de trabajo y mejores condiciones de vida, lo cual no sucede hoy en día porque las circunstancias económicas para los extranjeros en ese país han cambiado. En otros, como los EE.UU., han vivido un flujo enorme de gentes de todo el mundo, buscando el llamado sueño americano. Tenemos también la migración de colombianos a España en busca de trabajo, y luego la difícil situación que se ha desarrollado allí como resultado de su propia crisis económica.

La lógica indica que todas las regiones y países deben crear sus propios medios para atender a sus ciudadanos y evitar estas migraciones que crean los desbalances sociales de que hablamos. Si en la ciudad de Santa Marta se plantea acabar con el mototaxismo es porque su alcalde está tratando de crear los medios para generar los empleos necesarios para esas personas. En el análisis final estas situaciones tienen mucho que ver con la responsabilidad, honestidad y buenas intenciones de nuestros gobernantes y el deber que ellos tienen de acabar con la cultura de la corrupción que reina en nuestras instituciones públicas y privadas.
El simple deber de todas las personas en posiciones de liderazgo y control es propender por la creación de circunstancias que ayuden a crear las condiciones para que las familias puedan vivir en paz y puedan tener los elementos para educar bien a sus hijos.

Columnista
28 marzo, 2012

Restructuracióngeográfica y social

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Basilio Padilla

Por: Basilio Padilla Porque todo ciudadano debe tener una identificación del lugar de residencia en nuestros departamentos, debemos crear un sistema que nos ayude en esta identificación. Esto implica que en alguna forma debemos estudiar la manera de evitar el desplazamiento forzado para que la situación difícil que afrontan ciertos grupos, no sea una carga […]


Por: Basilio Padilla

Porque todo ciudadano debe tener una identificación del lugar de residencia en nuestros departamentos, debemos crear un sistema que nos ayude en esta identificación. Esto implica que en alguna forma debemos estudiar la manera de evitar el desplazamiento forzado para que la situación difícil que afrontan ciertos grupos, no sea una carga enorme que agote los recursos disponibles de los municipios especialmente de las ciudades capitales, como Valledupar.
Tal es el espíritu de la Ley de Fronteras pomposamente lanzada en Valledupar por el presidente Belisario Betancourt y que nunca se aplicó.

Vamos a ser más explícitos:
En los últimos meses, a medida que ciudades como Barranquilla, Santa Marta y Riohacha, restringen negocios como el mototaxismo, en Valledupar se incrementa esta actividad, haciendo que el tránsito sea un verdadero caos y causando accidentes por doquier. La seguridad es difícil de controlar porque con todo lo que sucede en la ciudad se necesitarían policías en todas las esquinas. Lo mismo sucede con los recursos de carácter social, como la vivienda y los servicios públicos que ya están en un límite total.
Esta discusión debe ser iniciada por nuestros congresistas, tendiente a encontrar la manera como, por ejemplo, las personas que durante toda su vida o por muchos años han sido residentes en determinado lugar, disfruten, en forma prioritaria, de servicios y oportunidades de trabajo y otros, frente a aquellas personas que van llegando de otras partes, especialmente, en calidad de desplazados.
Los obvios resultados de esta situación es que los múltiples problemas de algunos municipios no se llegan a resolver jamás, debido al hecho de que a medida que se avanza en un sentido, se retrocede en otros en donde la presión del crecimiento imprevisto de la población es el causante.

Es por esto que cualquier proyecto de vivienda que se haga para solucionar un problema actual, al año siguiente se queda corto, creándose un círculo vicioso de nunca acabar.

Este tema es de gran sensibilidad social, porque se podría mal interpretar y se podrían alegar razones de discriminación. Entendiendo en forma correcta que el ser humano siempre busca el lugar donde se le otorguen y se le provean elementos y condiciones que le ayuden a subsistir y seguir adelante, siendo esta una ley universal que toca no solo a las regiones sino al conglomerado de países.
Recordemos el pasado, cuando enormes cantidades de colombianos se iban a Venezuela en busca de trabajo y mejores condiciones de vida, lo cual no sucede hoy en día porque las circunstancias económicas para los extranjeros en ese país han cambiado. En otros, como los EE.UU., han vivido un flujo enorme de gentes de todo el mundo, buscando el llamado sueño americano. Tenemos también la migración de colombianos a España en busca de trabajo, y luego la difícil situación que se ha desarrollado allí como resultado de su propia crisis económica.

La lógica indica que todas las regiones y países deben crear sus propios medios para atender a sus ciudadanos y evitar estas migraciones que crean los desbalances sociales de que hablamos. Si en la ciudad de Santa Marta se plantea acabar con el mototaxismo es porque su alcalde está tratando de crear los medios para generar los empleos necesarios para esas personas. En el análisis final estas situaciones tienen mucho que ver con la responsabilidad, honestidad y buenas intenciones de nuestros gobernantes y el deber que ellos tienen de acabar con la cultura de la corrupción que reina en nuestras instituciones públicas y privadas.
El simple deber de todas las personas en posiciones de liderazgo y control es propender por la creación de circunstancias que ayuden a crear las condiciones para que las familias puedan vivir en paz y puedan tener los elementos para educar bien a sus hijos.