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Columnista - 1 junio, 2022

Remedo de democracia

La única constante del universo es el cambio, pensamiento de Heráclito que no asimilan los pobretones

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Juan Gossaín define la opinión pública como el más grande poder del mundo y el único contrapoder verdadero de una sociedad, y señala que el periodista se debe a la verdad y a los principios éticos del oficio, y no al halago del poder o de cualquier campaña política. 

¿Quién manipula a quién? Se pregunta el gurú de la Comunicación Social. ¿Es el periodista que manipula al político, o es a la inversa, el político que manipula al periodista? Es otro de los interrogantes que plantea el veterano comunicador, convencido de que “manipulación consentida es complicidad”.

Cuando el medio de comunicación toma partido por determinado candidato a cargo público de elección popular, presenciamos el manejo asqueroso de la prensa, remarca Gossaín. 

Al aludir a la opinión pública como el más grande poder del mundo, creemos que el laureado comunicador y escritor lo hace desde la premisa axiológica, basado en una educación de calidad, de la cual debe estar revestida esa opinión, criterio que comparte Lord Brougman, al reflexionar que la gente educada es fácil de gobernar, pero difícil de esclavizar.

La democracia no solo se expresa con el voto, también con la abstención, que es más espontánea y refleja más opinión, porque entre más pobres son los pueblos por la corrupción y la falta de educación, a los corruptos se les hace más fácil comprar estómagos y conciencia en época electoral, argumento que esgrimen algunos para no votar, pero permiten que otros decidan por ellos.

Una democracia consiste en que nadie muera por sus ideales, y es el pan de cada día, el sacrificio de líderes sociales, tema cargado de postulados que se atragantan sobre la catástrofe humana. La paz es muy difícil mientras valga más una bala que una idea, es otro de los enunciados que pone de relieve el título de esta columna.

La opinión pública es más fuerte que la legislatura, enfatiza Charles D. Warner, pero ello se da cuando la gente lee en forma crítica, no digiere, no traga entero, o repite como loro la farsa del otro, y sigue como borrego paradigmas de engaño como salvar un remedo de democracia, estrategia que no le funcionó al Uribismo, que ante el estancamiento de ‘Fico’ en la intención de voto, sufragó por Rodolfo Hernández, camuflado uribista, que también representa el continuismo, así se rotule de independiente, anticorrupción y antigobierno, el mismo que le puso la maquinaria al ver quemado sus dos fusibles: Óscar Iván Zuluaga y Federico Gutiérrez. 

No conviene entonces que el Estado provea una educación pública de calidad, que ha sido la clave del desarrollo de países tercermundistas, con peores problemas que Colombia, como Singapur, Hong Kong, Corea del Sur y Shanghái, llamados los 4 tigres asiáticos, hoy con las más altas tasas de desarrollo industrial, porque sus gobiernos no han sido mezquinos con la educación.

La guerra de la desinformación que surge en un debate electoral, centrado más en la diatriba personal que, en propuestas de gobierno, lo que es producto del bajo nivel de conocimiento de las masas populares, pero por fortuna hay gracejos que orientan, y al igual que las parodias y las caricaturas son las más drásticas censuras. Y concluimos con una charada del grafitero Humberto Ortiz: Los Gilinski y los Sarmiento Angulo han manifestado que no sienten temor si Gustavo Petro llega al poder, aquí los que lloran y dicen que se van del país son los pobretones que desprecian a los pobres y que sufren el síndrome de doña Florinda.

Cabe un colofón: La única constante del universo es el cambio, pensamiento de Heráclito que no asimilan los pobretones.

Columnista
1 junio, 2022

Remedo de democracia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

La única constante del universo es el cambio, pensamiento de Heráclito que no asimilan los pobretones


Juan Gossaín define la opinión pública como el más grande poder del mundo y el único contrapoder verdadero de una sociedad, y señala que el periodista se debe a la verdad y a los principios éticos del oficio, y no al halago del poder o de cualquier campaña política. 

¿Quién manipula a quién? Se pregunta el gurú de la Comunicación Social. ¿Es el periodista que manipula al político, o es a la inversa, el político que manipula al periodista? Es otro de los interrogantes que plantea el veterano comunicador, convencido de que “manipulación consentida es complicidad”.

Cuando el medio de comunicación toma partido por determinado candidato a cargo público de elección popular, presenciamos el manejo asqueroso de la prensa, remarca Gossaín. 

Al aludir a la opinión pública como el más grande poder del mundo, creemos que el laureado comunicador y escritor lo hace desde la premisa axiológica, basado en una educación de calidad, de la cual debe estar revestida esa opinión, criterio que comparte Lord Brougman, al reflexionar que la gente educada es fácil de gobernar, pero difícil de esclavizar.

La democracia no solo se expresa con el voto, también con la abstención, que es más espontánea y refleja más opinión, porque entre más pobres son los pueblos por la corrupción y la falta de educación, a los corruptos se les hace más fácil comprar estómagos y conciencia en época electoral, argumento que esgrimen algunos para no votar, pero permiten que otros decidan por ellos.

Una democracia consiste en que nadie muera por sus ideales, y es el pan de cada día, el sacrificio de líderes sociales, tema cargado de postulados que se atragantan sobre la catástrofe humana. La paz es muy difícil mientras valga más una bala que una idea, es otro de los enunciados que pone de relieve el título de esta columna.

La opinión pública es más fuerte que la legislatura, enfatiza Charles D. Warner, pero ello se da cuando la gente lee en forma crítica, no digiere, no traga entero, o repite como loro la farsa del otro, y sigue como borrego paradigmas de engaño como salvar un remedo de democracia, estrategia que no le funcionó al Uribismo, que ante el estancamiento de ‘Fico’ en la intención de voto, sufragó por Rodolfo Hernández, camuflado uribista, que también representa el continuismo, así se rotule de independiente, anticorrupción y antigobierno, el mismo que le puso la maquinaria al ver quemado sus dos fusibles: Óscar Iván Zuluaga y Federico Gutiérrez. 

No conviene entonces que el Estado provea una educación pública de calidad, que ha sido la clave del desarrollo de países tercermundistas, con peores problemas que Colombia, como Singapur, Hong Kong, Corea del Sur y Shanghái, llamados los 4 tigres asiáticos, hoy con las más altas tasas de desarrollo industrial, porque sus gobiernos no han sido mezquinos con la educación.

La guerra de la desinformación que surge en un debate electoral, centrado más en la diatriba personal que, en propuestas de gobierno, lo que es producto del bajo nivel de conocimiento de las masas populares, pero por fortuna hay gracejos que orientan, y al igual que las parodias y las caricaturas son las más drásticas censuras. Y concluimos con una charada del grafitero Humberto Ortiz: Los Gilinski y los Sarmiento Angulo han manifestado que no sienten temor si Gustavo Petro llega al poder, aquí los que lloran y dicen que se van del país son los pobretones que desprecian a los pobres y que sufren el síndrome de doña Florinda.

Cabe un colofón: La única constante del universo es el cambio, pensamiento de Heráclito que no asimilan los pobretones.