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Columnista - 6 mayo, 2021

Reforma tributaria sí, pero no así

El Estado colombiano vive al debe y gasta el doble de lo que produce. La deuda externa colombiana es la 3ª en crecimiento de la región en los últimos 10 años y puede ser la 4ª en volúmenes de deuda en Latinoamérica;  actualmente destina más del 22 % de su presupuesto al servicio de la […]

El Estado colombiano vive al debe y gasta el doble de lo que produce. La deuda externa colombiana es la 3ª en crecimiento de la región en los últimos 10 años y puede ser la 4ª en volúmenes de deuda en Latinoamérica;  actualmente destina más del 22 % de su presupuesto al servicio de la deuda, 70 % de lo que invierte en educación y salud juntas; nuestra deuda es el 51.8 % del PIB, y en la medida en que crece este porcentaje, el desarrollo decrece. 

Endeudarse por encima del 25 % del PIB no es conveniente para un país que poco produce. La deuda externa de los EE.UU es el 98 % del PIB pero ellos tienen cómo pagar esa deuda. El endeudamiento, de suyo, no es malo porque puede liberar circulante y estimular la demanda. Nuestra economía se ha basado, en los últimos años, en la economía fósil, la del menor esfuerzo, que cada día languidece y por eso se apoya, sin intervenir, en las divisas de la economía subterránea que ha impedido una devaluación más acelerada del peso. 

El año pasado, Colombia obtuvo un crédito del FMI por 17.600 millones de dólares de los cuales ya ha desembolsado 5.400 dizque para la pandemia. Por supuesto, las condiciones son exigentes: hacer una reforma fiscal, una pensional, una en salud y otra laboral, todas a expensas de los más pobres del país y del crecimiento cualitativo de los sectores vitales de la nación, y vienen con la cartilla del FMI que el gobierno debe cumplir so pena de perder el grado de inversión. 

Esta figura para un país equivale a la de una persona cuando la meten en data crédito. Esto tiene en ascuas al gobierno que ve agotada su caja. Por eso comenzó a cumplir al pie de la letra los parámetros del FMI, sin consultar con las fuerzas de la nacionalidad, tal como hacen todas las dictaduras. ¿Será que estamos copiando el modelo venezolano? 

Estas cuatro reformas son más mortales que el mismo covid-19 y hubiera sido preferible no gestionar ese crédito. Por fortuna, el sentimiento de dignidad que tuvieron los comuneros de Santander está vivo y el pueblo salió a defender ese atropello a expensas de sus propias vidas como lo hicieron la Beltrán, la Ábrego y Galán el comunero. Salieron todos los sectores olvidados: etnias, jóvenes, trabajadores y desempleados asumieron ese reto mortal. 

Mis limitaciones físicas me impidieron acompañar las marchas, por eso me siento cobarde. La reforma fue retirada pero eso no significa que la culebra no esté viva, está que pica. Las amenazas de imponerlas por medio de las armas están cantadas, la sangre de los reclamantes no les importa. ¿Por qué complicarse? Solo cuatro puntos necesita la ley: controlar la evasión, la elusión y las exenciones tributarias, repatriar los capitales de los paraísos fiscales, balancear los salarios del sector público y reducir gastos innecesarios. 

No es coherente crear 1.600 nuevos puestos para la Procuraduría y hacer inversiones billonarias en gastos militares en plena pandemia. El presupuesto del ejecutivo es casi el 50 % del PGN, el presidencialismo es perverso. Rodolfo Hernández dijo que la presidencia gasta $4.500 millones/día. Ese es el quid.

Columnista
6 mayo, 2021

Reforma tributaria sí, pero no así

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

El Estado colombiano vive al debe y gasta el doble de lo que produce. La deuda externa colombiana es la 3ª en crecimiento de la región en los últimos 10 años y puede ser la 4ª en volúmenes de deuda en Latinoamérica;  actualmente destina más del 22 % de su presupuesto al servicio de la […]


El Estado colombiano vive al debe y gasta el doble de lo que produce. La deuda externa colombiana es la 3ª en crecimiento de la región en los últimos 10 años y puede ser la 4ª en volúmenes de deuda en Latinoamérica;  actualmente destina más del 22 % de su presupuesto al servicio de la deuda, 70 % de lo que invierte en educación y salud juntas; nuestra deuda es el 51.8 % del PIB, y en la medida en que crece este porcentaje, el desarrollo decrece. 

Endeudarse por encima del 25 % del PIB no es conveniente para un país que poco produce. La deuda externa de los EE.UU es el 98 % del PIB pero ellos tienen cómo pagar esa deuda. El endeudamiento, de suyo, no es malo porque puede liberar circulante y estimular la demanda. Nuestra economía se ha basado, en los últimos años, en la economía fósil, la del menor esfuerzo, que cada día languidece y por eso se apoya, sin intervenir, en las divisas de la economía subterránea que ha impedido una devaluación más acelerada del peso. 

El año pasado, Colombia obtuvo un crédito del FMI por 17.600 millones de dólares de los cuales ya ha desembolsado 5.400 dizque para la pandemia. Por supuesto, las condiciones son exigentes: hacer una reforma fiscal, una pensional, una en salud y otra laboral, todas a expensas de los más pobres del país y del crecimiento cualitativo de los sectores vitales de la nación, y vienen con la cartilla del FMI que el gobierno debe cumplir so pena de perder el grado de inversión. 

Esta figura para un país equivale a la de una persona cuando la meten en data crédito. Esto tiene en ascuas al gobierno que ve agotada su caja. Por eso comenzó a cumplir al pie de la letra los parámetros del FMI, sin consultar con las fuerzas de la nacionalidad, tal como hacen todas las dictaduras. ¿Será que estamos copiando el modelo venezolano? 

Estas cuatro reformas son más mortales que el mismo covid-19 y hubiera sido preferible no gestionar ese crédito. Por fortuna, el sentimiento de dignidad que tuvieron los comuneros de Santander está vivo y el pueblo salió a defender ese atropello a expensas de sus propias vidas como lo hicieron la Beltrán, la Ábrego y Galán el comunero. Salieron todos los sectores olvidados: etnias, jóvenes, trabajadores y desempleados asumieron ese reto mortal. 

Mis limitaciones físicas me impidieron acompañar las marchas, por eso me siento cobarde. La reforma fue retirada pero eso no significa que la culebra no esté viva, está que pica. Las amenazas de imponerlas por medio de las armas están cantadas, la sangre de los reclamantes no les importa. ¿Por qué complicarse? Solo cuatro puntos necesita la ley: controlar la evasión, la elusión y las exenciones tributarias, repatriar los capitales de los paraísos fiscales, balancear los salarios del sector público y reducir gastos innecesarios. 

No es coherente crear 1.600 nuevos puestos para la Procuraduría y hacer inversiones billonarias en gastos militares en plena pandemia. El presupuesto del ejecutivo es casi el 50 % del PGN, el presidencialismo es perverso. Rodolfo Hernández dijo que la presidencia gasta $4.500 millones/día. Ese es el quid.