Según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), la información catastral es el principal insumo para los análisis agropecuarios, sin embargo, el 71% de los municipios tienen información desactualizada, así mismo, el 94 % de los predios rurales dentro de la Frontera Agrícola tienen como destino económico el agropecuario, esto es relevante porque se pueden […]
Según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), la información catastral es el principal insumo para los análisis agropecuarios, sin embargo, el 71% de los municipios tienen información desactualizada, así mismo, el 94 % de los predios rurales dentro de la Frontera Agrícola tienen como destino económico el agropecuario, esto es relevante porque se pueden identificar dinámicas dentro del mercado de tierras dentro y fuera de la Frontera Agrícola.
En cuanto a la distribución por tamaño predial, 1.241.001 predios (45% del total) poseen áreas de menos de 1 hectárea y suman 441.110 hectáreas, por otro lado, 79 predios (0,003%) tienen áreas de más de 10.000 hectáreas, suman 2.050.891 hectáreas, expresando comportamientos extremos dentro de la distribución, es decir, que hay muchos propietarios de predios de áreas pequeñas y pocos propietarios de predios de gran tamaño.
Los intentos de Reforma Agraria en Colombia del siglo XX, nacieron con mucha ilusión, pero terminaron fracasando, debido a la implementación de políticas enfocadas en la tenencia de la tierra y no en la generación de desarrollo rural integral.
De acuerdo con las investigaciones de Absalón Machado, el modelo de reforma agraria redistributivo aplicado en Colombia desde los años sesenta está agotado como posibilidad de resolver la cuestión agraria y la tenencia de la tierra; así como se agotó rápidamente la Ley 200 de 1936 en la solución de los conflictos agrarios, en la clarificación de los derechos de propiedad y en la apertura de vías de acceso a la propiedad rural por distintos actores económicos y sociales, se agotó también y de manera rápida el nuevo esquema diseñado en la Ley 160 de 1994 que buscaba, sin decirlo, abrirle paso al funcionamiento del mercado de tierras.
Las ilusiones perdidas y los intentos fallidos de reforma agraria, desembocan en el análisis de Oxfam, que ubican a Colombia como el país de América Latina con mayor concentración en la tenencia de tierra, en un continente donde los niveles de concentración son de por sí muy altos. Este problema gigantesco e irresoluto conversa con la pobreza y se ha constituido en caldo de cultivo para el conflicto rural mediante la práctica de despojo de tierras, usurpación de baldíos, ampliación de la frontera agrícola y deforestación.
El historial de nuestra vocación agropecuaria convive con todas las dinámicas de violencia y huérfana de liderazgo de los gobiernos de turno, a veces, con las manos atadas debido a la influencia de la guerra interna o por las presiones del sector privado. Por todo esto estoy en la tribuna de los que celebramos el acuerdo logrado el 6 de octubre entre el Gobierno nacional y Fedegan, mediante el cual los ganaderos se comprometieron a venderle al gobierno 3 millones de hectáreas, para avanzar en su propuesta de reforma rural integral y de la paz total. La propuesta del gobierno del presidente Gustavo Petro, es titular 7 millones de hectáreas y adjudicar otros tres millones a personas que estén reclamando tierras en el país para hacerlas productivas. La iniciativa sobre la adquisición de los predios puede tener un costo de unos 60 billones de pesos.
El acuerdo sorpresivo y si se quiere histórico, es, apenas una etapa de una extenuante maratón. La reminiscencia de otros proyectos de reforma agraria concluye que con la tenencia de tierra no es suficiente, por lo que es pertinente liderazgo y visión holística de largo plazo, con análisis de las variables estructurales que se han acoplado con procesos agropecuarios rudimentarios y sin acceso al sector financiero. El acuerdo entre Fedegán y el gobierno no debe convertirse en un arma de doble filo ni un pugilato de carácter político e ideológico, al contrario, debe significar desaprendizaje de los errores del pasado y un paso adelante o de encuentro con las tendencias (Agritech), relativas al internet de las cosas, robótica, inteligencia artificial, Drones, Agricultura de Precisión, Agricultura Regenerativa y los Agronegocios.
Según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), la información catastral es el principal insumo para los análisis agropecuarios, sin embargo, el 71% de los municipios tienen información desactualizada, así mismo, el 94 % de los predios rurales dentro de la Frontera Agrícola tienen como destino económico el agropecuario, esto es relevante porque se pueden […]
Según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), la información catastral es el principal insumo para los análisis agropecuarios, sin embargo, el 71% de los municipios tienen información desactualizada, así mismo, el 94 % de los predios rurales dentro de la Frontera Agrícola tienen como destino económico el agropecuario, esto es relevante porque se pueden identificar dinámicas dentro del mercado de tierras dentro y fuera de la Frontera Agrícola.
En cuanto a la distribución por tamaño predial, 1.241.001 predios (45% del total) poseen áreas de menos de 1 hectárea y suman 441.110 hectáreas, por otro lado, 79 predios (0,003%) tienen áreas de más de 10.000 hectáreas, suman 2.050.891 hectáreas, expresando comportamientos extremos dentro de la distribución, es decir, que hay muchos propietarios de predios de áreas pequeñas y pocos propietarios de predios de gran tamaño.
Los intentos de Reforma Agraria en Colombia del siglo XX, nacieron con mucha ilusión, pero terminaron fracasando, debido a la implementación de políticas enfocadas en la tenencia de la tierra y no en la generación de desarrollo rural integral.
De acuerdo con las investigaciones de Absalón Machado, el modelo de reforma agraria redistributivo aplicado en Colombia desde los años sesenta está agotado como posibilidad de resolver la cuestión agraria y la tenencia de la tierra; así como se agotó rápidamente la Ley 200 de 1936 en la solución de los conflictos agrarios, en la clarificación de los derechos de propiedad y en la apertura de vías de acceso a la propiedad rural por distintos actores económicos y sociales, se agotó también y de manera rápida el nuevo esquema diseñado en la Ley 160 de 1994 que buscaba, sin decirlo, abrirle paso al funcionamiento del mercado de tierras.
Las ilusiones perdidas y los intentos fallidos de reforma agraria, desembocan en el análisis de Oxfam, que ubican a Colombia como el país de América Latina con mayor concentración en la tenencia de tierra, en un continente donde los niveles de concentración son de por sí muy altos. Este problema gigantesco e irresoluto conversa con la pobreza y se ha constituido en caldo de cultivo para el conflicto rural mediante la práctica de despojo de tierras, usurpación de baldíos, ampliación de la frontera agrícola y deforestación.
El historial de nuestra vocación agropecuaria convive con todas las dinámicas de violencia y huérfana de liderazgo de los gobiernos de turno, a veces, con las manos atadas debido a la influencia de la guerra interna o por las presiones del sector privado. Por todo esto estoy en la tribuna de los que celebramos el acuerdo logrado el 6 de octubre entre el Gobierno nacional y Fedegan, mediante el cual los ganaderos se comprometieron a venderle al gobierno 3 millones de hectáreas, para avanzar en su propuesta de reforma rural integral y de la paz total. La propuesta del gobierno del presidente Gustavo Petro, es titular 7 millones de hectáreas y adjudicar otros tres millones a personas que estén reclamando tierras en el país para hacerlas productivas. La iniciativa sobre la adquisición de los predios puede tener un costo de unos 60 billones de pesos.
El acuerdo sorpresivo y si se quiere histórico, es, apenas una etapa de una extenuante maratón. La reminiscencia de otros proyectos de reforma agraria concluye que con la tenencia de tierra no es suficiente, por lo que es pertinente liderazgo y visión holística de largo plazo, con análisis de las variables estructurales que se han acoplado con procesos agropecuarios rudimentarios y sin acceso al sector financiero. El acuerdo entre Fedegán y el gobierno no debe convertirse en un arma de doble filo ni un pugilato de carácter político e ideológico, al contrario, debe significar desaprendizaje de los errores del pasado y un paso adelante o de encuentro con las tendencias (Agritech), relativas al internet de las cosas, robótica, inteligencia artificial, Drones, Agricultura de Precisión, Agricultura Regenerativa y los Agronegocios.