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Editorial - 18 septiembre, 2018

Reflexiones de una tragedia

El accidente del pasado domingo en la calle 44 con carrera 25 de Valledupar, donde murió un patrullero de la Policía y otro resultó herido, generó varios hechos que hoy reseñamos para reflexionar. Inicialmente señalamos que esa tragedia ocurrió como consecuencia de la cultura de la ilegalidad que cada día gana más espacio entre los […]

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El accidente del pasado domingo en la calle 44 con carrera 25 de Valledupar, donde murió un patrullero de la Policía y otro resultó herido, generó varios hechos que hoy reseñamos para reflexionar.

Inicialmente señalamos que esa tragedia ocurrió como consecuencia de la cultura de la ilegalidad que cada día gana más espacio entre los motociclistas de la ciudad, cuya mayoría infringe las normas de tránsito. Las autoridades habían reportado que los dos uniformados que se movilizaban en una motocicleta oficial perseguían a dos atracadores, pero luego se conoció que se trataba de un mototaxista indocumentado que llevaba a un parrillero y no acató la orden de pare para evitar que le inmovilizaran su vehículo. Lamentable decisión que tuvo un fatal desenlace.

La evasión también pudo haberle costado la vida al mototaxista, identificado como Raúl Eloy Muegues, quien ayer, sabiendo que quedó grabado en las cámaras de seguridad del sector del accidente, salió a buscar los medios de comunicación para aclarar que él no es ningún atracador y que está dispuesto a entregar a las autoridades su versión de los hechos. Si este motociclista hubiese acatado la orden de pare hoy estaría buscando cómo subsanar la inmovilización, ponerse al día con los documentos y no tratando de limpiar su nombre, ni mucho menos con el cargo de conciencia que le puede generar el hecho de que la huida hoy enluta a una familia y a la fuerza pública.

Entre tanto, en el mismo lugar de la tragedia se dio una agresión por parte del subcomandante de la Policía Cesar, teniente coronel José Castañeda, al reportero gráfico Camilo Peralta, comportamiento que rechazamos contundentemente como medio de comunicación. El joven fotógrafo hacía el respectivo registro del hecho noticioso, pero el oficial en mención obstruyó su labor al obligarlo a borrar las imágenes que había captado en el sitio de la tragedia.

Sobre este particular señalamos que se entiende el dolor del oficial por la pérdida de uno de sus hombres, pero nada justifica la violación a la libertad de prensa. No tiene sentido que impidiera el trabajo del reportero gráfico, desde ningún punto de vista. Además las imágenes de los uniformados, a los pocos minutos del suceso, ya estaban circulando sin ningún filtro por las redes sociales por cuenta de los curiosos que grabaron videos y tomaron fotos con sus celulares.

Esperamos que este tipo de agresiones no se repitan en contra ningún representante de la prensa en la ciudad, a lo cual se comprometió el oficial implicado al ofrecerle disculpas al reportero afectado durante un acto realizado ayer en el Comando de Policía Cesar.

Nos solidarizamos con la familia del patrullero fallecido, Caleb Junior Arrieta Angulo, de 28 años de edad, natural de Barranquilla, y esperamos la pronta recuperación de su compañero herido.

Asimismo reconocemos la valerosa labor de cada uno de los policías que ofrendan su vida a diario por garantizar la libertad y el orden. Por último, exhortamos a los motociclistas de Valledupar a respetar las normas, a colaborar con las autoridades y a adoptar la cultura de la legalidad.

Editorial
18 septiembre, 2018

Reflexiones de una tragedia

El accidente del pasado domingo en la calle 44 con carrera 25 de Valledupar, donde murió un patrullero de la Policía y otro resultó herido, generó varios hechos que hoy reseñamos para reflexionar. Inicialmente señalamos que esa tragedia ocurrió como consecuencia de la cultura de la ilegalidad que cada día gana más espacio entre los […]


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El accidente del pasado domingo en la calle 44 con carrera 25 de Valledupar, donde murió un patrullero de la Policía y otro resultó herido, generó varios hechos que hoy reseñamos para reflexionar.

Inicialmente señalamos que esa tragedia ocurrió como consecuencia de la cultura de la ilegalidad que cada día gana más espacio entre los motociclistas de la ciudad, cuya mayoría infringe las normas de tránsito. Las autoridades habían reportado que los dos uniformados que se movilizaban en una motocicleta oficial perseguían a dos atracadores, pero luego se conoció que se trataba de un mototaxista indocumentado que llevaba a un parrillero y no acató la orden de pare para evitar que le inmovilizaran su vehículo. Lamentable decisión que tuvo un fatal desenlace.

La evasión también pudo haberle costado la vida al mototaxista, identificado como Raúl Eloy Muegues, quien ayer, sabiendo que quedó grabado en las cámaras de seguridad del sector del accidente, salió a buscar los medios de comunicación para aclarar que él no es ningún atracador y que está dispuesto a entregar a las autoridades su versión de los hechos. Si este motociclista hubiese acatado la orden de pare hoy estaría buscando cómo subsanar la inmovilización, ponerse al día con los documentos y no tratando de limpiar su nombre, ni mucho menos con el cargo de conciencia que le puede generar el hecho de que la huida hoy enluta a una familia y a la fuerza pública.

Entre tanto, en el mismo lugar de la tragedia se dio una agresión por parte del subcomandante de la Policía Cesar, teniente coronel José Castañeda, al reportero gráfico Camilo Peralta, comportamiento que rechazamos contundentemente como medio de comunicación. El joven fotógrafo hacía el respectivo registro del hecho noticioso, pero el oficial en mención obstruyó su labor al obligarlo a borrar las imágenes que había captado en el sitio de la tragedia.

Sobre este particular señalamos que se entiende el dolor del oficial por la pérdida de uno de sus hombres, pero nada justifica la violación a la libertad de prensa. No tiene sentido que impidiera el trabajo del reportero gráfico, desde ningún punto de vista. Además las imágenes de los uniformados, a los pocos minutos del suceso, ya estaban circulando sin ningún filtro por las redes sociales por cuenta de los curiosos que grabaron videos y tomaron fotos con sus celulares.

Esperamos que este tipo de agresiones no se repitan en contra ningún representante de la prensa en la ciudad, a lo cual se comprometió el oficial implicado al ofrecerle disculpas al reportero afectado durante un acto realizado ayer en el Comando de Policía Cesar.

Nos solidarizamos con la familia del patrullero fallecido, Caleb Junior Arrieta Angulo, de 28 años de edad, natural de Barranquilla, y esperamos la pronta recuperación de su compañero herido.

Asimismo reconocemos la valerosa labor de cada uno de los policías que ofrendan su vida a diario por garantizar la libertad y el orden. Por último, exhortamos a los motociclistas de Valledupar a respetar las normas, a colaborar con las autoridades y a adoptar la cultura de la legalidad.