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Columnista - 28 febrero, 2010

Reflexiones

Por: Nurys Pardo Conrado No me sorprenden los motivos que a diario se dan en Valledupar y otras ciudades de la Costa Caribe, en donde policías y moto-taxistas se enfrentan, y donde han resultado varias victimas hoy ignoradas, pero esas muertes que enlutan a familias enteras seguirán dándose, si continúa el complejo problema social generador […]

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Por: Nurys Pardo Conrado

No me sorprenden los motivos que a diario se dan en Valledupar y otras ciudades de la Costa Caribe, en donde policías y moto-taxistas se enfrentan, y donde han resultado varias victimas hoy ignoradas, pero esas muertes que enlutan a familias enteras seguirán dándose, si continúa el complejo problema social generador del hecho. Algunos pontífices de la verdad figurada han tildado a los moto-taxistas como desadaptados, revoltosos, delincuentes y otros epítetos más, sin hacer un análisis previo del asunto, visto desde lo primario y hasta llegar a lo complementario, tasando los pro y los contra, mirándolo más como un asunto de necesidad que como lo suponen una actividad rentable para pocos.

Me he propuesto hacer un seguimiento pormenorizado del discurrir diario de la vida de un moto-taxista y me he convencido que soportan la mayor tragedia, son personas que aunque no se crea, dependen de esa ilegal labor, no tienen seguridad social, carecen de vivienda, son catalogados de delincuentes sin prueba alguna que lo confirme, lo hacen por necesidad, el noventa por ciento de ellos, conducen motos ajenas con una tarifa que oscila entre quince y veinte mil pesos, tiene hogares y más de tres hijos cada uno que dependen económicamente de ellos, subsisten de lo poco que logran ganarse, después de pagar las exigencias del propietario, cancelar gasolina, aceite, lavado y en muchas ocasiones, aportar cuotas para que les permitan trabajar sin objeción alguna.

Nunca y así lo comprobé les queda más de veinticinco mil pesos diario cuando mucho, se levantan muy temprano a eso de las 4.00 AM y acaban entre las 8:00 y 9:00 PM, comen mal, no hacen vida familiar, pues al partir dejan los hijos durmiendo y al regresar ya están entregados al sueño, anhelando ver a su papi. Me contó uno de ellos casi llorando, que el sexo para él es imposible hacerlo ya, catorce horas trepado en la moto, a la intemperie, con esta temperatura y la vibración del vehiculo, apoca su apetito, además su alimentación se reduce a comidas chatarras de bajo precio, porque consumir carnes, verduras, granos le es imposible por sus altos costos, frente a sus bajos ingresos.

Creo que estos buenos hombres hoy sacrificados por las circunstancias adversas, están estresados, sobresaturados de deudas y necesidades y el acoso policial lo hacen violentarse, sobre todo, porque cada día ven más peligros en su entorno. Nadie se preocupa por investigar, conceptuar, sugerir, o presentar soluciones, parece que estamos insensibilizados, no excluyo a nadie y me involucro yo entre estos, porque gozamos o nos olvidamos de los sufrimientos de los semejantes. Pero algo hay que hacer, por lo tanto, es hora de hacer un verdadero censo de la población atada a este asunto, donde la encuesta entre ellos nos indique edad, estrato, grado de educación, vínculos familiares,  ocupación, vinculación a la seguridad social integral, dirección de residencia y domicilio, lugar de nacimiento y procedencia, necesidades básica, estado civil, número de hijos, y todo cuanto a ello concierne.

Algo hay que hacer por quienes sufren las inclemencias, las estigmatizaciones y demás expoliaciones, sobre todo, porque empleo hay, su fuerzas de trabajo pueden ser aprovechadas en la zona minera, pero es prioritario y urgente, hacerles las capacitaciones en las tareas necesarias para la explotación del carbón, con esto emplearíamos a los hoy revoltosos sin oídos amigos, llevados por las causas que les amargan la vida.

La verdadera inversión social debe hacerse en políticas de vida, si es el caso, deben trasladarse los dineros que estén asignados a otros rubros, porque la necesidad así lo exige, además, aquí en el Cesar para colmo, el departamento puede constituir el banco de los pobres y financiar grupos de familias productivas, donde mediante pequeñas empresas, puedan acceder a los créditos y producir bienes y servicios, tales como artesanías, siembras de pan coger y hortalizas, crías de aves de corral, caprinos, piscicultura, agricultura, confecciones y calzados, comercio informal, formalización de cooperativas para trabajos asociados y no laborar independientemente, sobre todo, en lo referente a los combustibles, aprovechando que así como llega la gasolina por contrabando, puede llegar legal y distribuirla por los medios adecuados rentando tanto al Estado como a los asociados, evitando las tragedias que a diario se dan. Es hora de emprender la obra, mañana será tarde para intentarlo.

Como dijo García Márquez “La vida no es sino una continúa sucesión de oportunidades para sobrevivir”.

Nurispacohotmail.com

Columnista
28 febrero, 2010

Reflexiones

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Nurys Pardo Conrado

Por: Nurys Pardo Conrado No me sorprenden los motivos que a diario se dan en Valledupar y otras ciudades de la Costa Caribe, en donde policías y moto-taxistas se enfrentan, y donde han resultado varias victimas hoy ignoradas, pero esas muertes que enlutan a familias enteras seguirán dándose, si continúa el complejo problema social generador […]


Por: Nurys Pardo Conrado

No me sorprenden los motivos que a diario se dan en Valledupar y otras ciudades de la Costa Caribe, en donde policías y moto-taxistas se enfrentan, y donde han resultado varias victimas hoy ignoradas, pero esas muertes que enlutan a familias enteras seguirán dándose, si continúa el complejo problema social generador del hecho. Algunos pontífices de la verdad figurada han tildado a los moto-taxistas como desadaptados, revoltosos, delincuentes y otros epítetos más, sin hacer un análisis previo del asunto, visto desde lo primario y hasta llegar a lo complementario, tasando los pro y los contra, mirándolo más como un asunto de necesidad que como lo suponen una actividad rentable para pocos.

Me he propuesto hacer un seguimiento pormenorizado del discurrir diario de la vida de un moto-taxista y me he convencido que soportan la mayor tragedia, son personas que aunque no se crea, dependen de esa ilegal labor, no tienen seguridad social, carecen de vivienda, son catalogados de delincuentes sin prueba alguna que lo confirme, lo hacen por necesidad, el noventa por ciento de ellos, conducen motos ajenas con una tarifa que oscila entre quince y veinte mil pesos, tiene hogares y más de tres hijos cada uno que dependen económicamente de ellos, subsisten de lo poco que logran ganarse, después de pagar las exigencias del propietario, cancelar gasolina, aceite, lavado y en muchas ocasiones, aportar cuotas para que les permitan trabajar sin objeción alguna.

Nunca y así lo comprobé les queda más de veinticinco mil pesos diario cuando mucho, se levantan muy temprano a eso de las 4.00 AM y acaban entre las 8:00 y 9:00 PM, comen mal, no hacen vida familiar, pues al partir dejan los hijos durmiendo y al regresar ya están entregados al sueño, anhelando ver a su papi. Me contó uno de ellos casi llorando, que el sexo para él es imposible hacerlo ya, catorce horas trepado en la moto, a la intemperie, con esta temperatura y la vibración del vehiculo, apoca su apetito, además su alimentación se reduce a comidas chatarras de bajo precio, porque consumir carnes, verduras, granos le es imposible por sus altos costos, frente a sus bajos ingresos.

Creo que estos buenos hombres hoy sacrificados por las circunstancias adversas, están estresados, sobresaturados de deudas y necesidades y el acoso policial lo hacen violentarse, sobre todo, porque cada día ven más peligros en su entorno. Nadie se preocupa por investigar, conceptuar, sugerir, o presentar soluciones, parece que estamos insensibilizados, no excluyo a nadie y me involucro yo entre estos, porque gozamos o nos olvidamos de los sufrimientos de los semejantes. Pero algo hay que hacer, por lo tanto, es hora de hacer un verdadero censo de la población atada a este asunto, donde la encuesta entre ellos nos indique edad, estrato, grado de educación, vínculos familiares,  ocupación, vinculación a la seguridad social integral, dirección de residencia y domicilio, lugar de nacimiento y procedencia, necesidades básica, estado civil, número de hijos, y todo cuanto a ello concierne.

Algo hay que hacer por quienes sufren las inclemencias, las estigmatizaciones y demás expoliaciones, sobre todo, porque empleo hay, su fuerzas de trabajo pueden ser aprovechadas en la zona minera, pero es prioritario y urgente, hacerles las capacitaciones en las tareas necesarias para la explotación del carbón, con esto emplearíamos a los hoy revoltosos sin oídos amigos, llevados por las causas que les amargan la vida.

La verdadera inversión social debe hacerse en políticas de vida, si es el caso, deben trasladarse los dineros que estén asignados a otros rubros, porque la necesidad así lo exige, además, aquí en el Cesar para colmo, el departamento puede constituir el banco de los pobres y financiar grupos de familias productivas, donde mediante pequeñas empresas, puedan acceder a los créditos y producir bienes y servicios, tales como artesanías, siembras de pan coger y hortalizas, crías de aves de corral, caprinos, piscicultura, agricultura, confecciones y calzados, comercio informal, formalización de cooperativas para trabajos asociados y no laborar independientemente, sobre todo, en lo referente a los combustibles, aprovechando que así como llega la gasolina por contrabando, puede llegar legal y distribuirla por los medios adecuados rentando tanto al Estado como a los asociados, evitando las tragedias que a diario se dan. Es hora de emprender la obra, mañana será tarde para intentarlo.

Como dijo García Márquez “La vida no es sino una continúa sucesión de oportunidades para sobrevivir”.

Nurispacohotmail.com