La lectura es una brújula, abre el camino a lo desconocido en un recorrido sin mapa al que se agrega siempre, al final, contenidos nuevos.
La lectura es una brújula, abre el camino a lo desconocido en un recorrido sin mapa al que se agrega siempre, al final, contenidos nuevos.
Los libros suman años de vida, proporcionan experiencia sin vivirla, son el ‘Metaverso’ de Facebook y ayudan a entender mundos distintos al propio. Los libros son un espacio en el que la gente de todo el mundo converge. Las páginas son un sitio de encuentro universal.
Comencemos las recomendaciones por lo inasible e inmaterial, porque es ahí donde está la vida, ahí reside. Arranquemos por el amor, ese amor tórrido, que argolla, no esporádico pero que, para salvarlo, necesita del mutatis mutandis para que no se desmorone con el paso del tiempo y si se retoma, un amor ido, por ejemplo, debe hacerse con la salvedad -tal y como se lee en ‘Un caballero en Moscú’– que al revisitar el pasado debe dar por hecho que casi todo habrá cambiado. Esos amores se leen en ‘Nadie nos vio partir’ y en ‘La ridícula idea de no volverte a ver’ o en ‘Alcestis’.
En otro plano, más mundano, es imprescindible para los gobernantes leer ‘Una teoría de la democracia compleja’, para entender que las instituciones actuales -que vienen de siglos pasados- son incapaces de entender y tramitar la complejidad de hoy.
Antes el mundo era previsible y los efectos causales: una causa, un efecto. Era lineal y secuencial. Hoy es complejo, multicausal, inestable, simultáneo, interconectado, imprevisible y por ello, a cada acción de gobierno no le sigue, como todavía piensan algunos, un resultado seguro y predecible.
Un ejemplo de ello es lo que está pasando con el covid-19 que trajo, al mismo tiempo, como un cisne negro, un rompe que alteró el sistema de salud, tumbó reelecciones, agudizó problemas sociales, impulsó una disrupción digital y nuevas formas de trabajar y de comprar. ‘Estados nerviosos’ también ayuda a entender lo que está pasando.
‘No-Cosas’ nos ayuda a comprender que es la información y no las cosas, las que determinan el mundo en que vivimos. La obsesión de la gente ya no son las cosas sino la información y los datos. Por eso no se despegan de las redes. ‘Dioses contra microbios’ también va en el mismo sentido, al igual que ‘Son molinos, no gigantes’ y ‘El futuro va más rápido de lo que crees’.
Para saber de estrategia electoral recomiendo ‘ARTivismo’, y ahí se lee que la nueva cultura política es colaborativa y horizontal, con participación directa, digital y creativa. Por lo tanto, las viejas formas de hacer política no encajan con las nuevas demandas de la ciudadanía digital por lo que se requiere, dice el autor, una nueva comunicación política dado que ha cambiado la forma en que la gente se relaciona, consume, se informa y gobierna.
Otros libros: La conjura de los necios; Reimaginando a Colombia; Los millonarios de la guerra y El arte de la prudencia.
PD: La próxima columna saldrá el jueves 20 de enero. ¡Felices Fiestas!
Por Enrique Herrera Araújo
@enriqueha
La lectura es una brújula, abre el camino a lo desconocido en un recorrido sin mapa al que se agrega siempre, al final, contenidos nuevos.
La lectura es una brújula, abre el camino a lo desconocido en un recorrido sin mapa al que se agrega siempre, al final, contenidos nuevos.
Los libros suman años de vida, proporcionan experiencia sin vivirla, son el ‘Metaverso’ de Facebook y ayudan a entender mundos distintos al propio. Los libros son un espacio en el que la gente de todo el mundo converge. Las páginas son un sitio de encuentro universal.
Comencemos las recomendaciones por lo inasible e inmaterial, porque es ahí donde está la vida, ahí reside. Arranquemos por el amor, ese amor tórrido, que argolla, no esporádico pero que, para salvarlo, necesita del mutatis mutandis para que no se desmorone con el paso del tiempo y si se retoma, un amor ido, por ejemplo, debe hacerse con la salvedad -tal y como se lee en ‘Un caballero en Moscú’– que al revisitar el pasado debe dar por hecho que casi todo habrá cambiado. Esos amores se leen en ‘Nadie nos vio partir’ y en ‘La ridícula idea de no volverte a ver’ o en ‘Alcestis’.
En otro plano, más mundano, es imprescindible para los gobernantes leer ‘Una teoría de la democracia compleja’, para entender que las instituciones actuales -que vienen de siglos pasados- son incapaces de entender y tramitar la complejidad de hoy.
Antes el mundo era previsible y los efectos causales: una causa, un efecto. Era lineal y secuencial. Hoy es complejo, multicausal, inestable, simultáneo, interconectado, imprevisible y por ello, a cada acción de gobierno no le sigue, como todavía piensan algunos, un resultado seguro y predecible.
Un ejemplo de ello es lo que está pasando con el covid-19 que trajo, al mismo tiempo, como un cisne negro, un rompe que alteró el sistema de salud, tumbó reelecciones, agudizó problemas sociales, impulsó una disrupción digital y nuevas formas de trabajar y de comprar. ‘Estados nerviosos’ también ayuda a entender lo que está pasando.
‘No-Cosas’ nos ayuda a comprender que es la información y no las cosas, las que determinan el mundo en que vivimos. La obsesión de la gente ya no son las cosas sino la información y los datos. Por eso no se despegan de las redes. ‘Dioses contra microbios’ también va en el mismo sentido, al igual que ‘Son molinos, no gigantes’ y ‘El futuro va más rápido de lo que crees’.
Para saber de estrategia electoral recomiendo ‘ARTivismo’, y ahí se lee que la nueva cultura política es colaborativa y horizontal, con participación directa, digital y creativa. Por lo tanto, las viejas formas de hacer política no encajan con las nuevas demandas de la ciudadanía digital por lo que se requiere, dice el autor, una nueva comunicación política dado que ha cambiado la forma en que la gente se relaciona, consume, se informa y gobierna.
Otros libros: La conjura de los necios; Reimaginando a Colombia; Los millonarios de la guerra y El arte de la prudencia.
PD: La próxima columna saldrá el jueves 20 de enero. ¡Felices Fiestas!
Por Enrique Herrera Araújo
@enriqueha