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Columnista - 26 septiembre, 2022

Realismo práctico

Si se tratara de dar un calificativo al discurso pronunciado por el presidente, Gustavo Petro, ante la ONU, este sería sin lugar a dudas el de realismo práctico, y su fundamento se encuentra fácilmente en el realismo literario de Gabriel García Márquez, con la descripción de todo un entorno social,  donde  las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia irrumpen como augurio ominoso anunciando muerte, y el pragmatismo filosófico que propende por la búsqueda de las consecuencias prácticas del pensamiento.

Si se tratara de dar un calificativo al discurso pronunciado por el presidente, Gustavo Petro, ante la ONU, este sería sin lugar a dudas el de realismo práctico, y su fundamento se encuentra fácilmente en el realismo literario de Gabriel García Márquez, con la descripción de todo un entorno social,  donde  las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia irrumpen como augurio ominoso anunciando muerte, y el pragmatismo filosófico que propende por la búsqueda de las consecuencias prácticas del pensamiento.

El pronunciamiento hecho por el presidente, llama la atención en cuanto a que nuestro país se encuentra dentro de los más diversos del planeta, donde la naturaleza constituye su mayor riqueza, su mayor encanto. No obstante, se ciernen sobre ellas amenazas que van desde el uso de herbicidas, que envenenan nuestras selvas, montañas y ríos, destruyendo toda forma de vida; catástrofe que pretende justificarse por la llamada “lucha contra las drogas”. Es hora de entender que no es con ametralladoras ni con muros que se gana la guerra, sino con racionalidad, dándole un nuevo enfoque al problema, propone el orador, invertir en la selva Amazónica, que absorbe buena parte del CO2 del planeta, produciendo oxígeno para el mundo, debe ser la consigna, pero para ello es necesario asumir la lucha frontal contra el consumismo, que obliga a invadir a Ucrania, pero también a Iraq, Libia y Siria, guerras inventadas en nombre del petróleo y el gas.

El pragmatismo del discurso se centra en el hecho de no detenerse únicamente en el planteamiento del problema, sino en proponer posibles soluciones las cuales van desde la destinación de fondos para salvar la selva Amazónica, o en su defecto, descontar de la deuda externa, los esfuerzos que en ese sentido realicen nuestras naciones.

En su discurso Gustavo Petro afirmó: “La guerra es solo una trampa que acerca el fin de los tiempos en la gran orgía de la irracionalidad”. Insistió en que: “No habrá paz si no hay justicia social, económica y ambiental”. Con este pronunciamiento se abre nuevamente el debate de la lucha antidrogas, desde una perspectiva ambientalista, que propende por un mundo más consciente de que la lucha contra el cambio climático también está por perderse, sino se emprenden acciones urgentes.

La frase de cierre: “La reducción de gases de efecto invernadero requiere honestidad, valentía y responsabilidad, sobre todo de los países más poderosos y más contaminantes”. S.S. Francisco, encíclica: Laudato si. 

Darío Arregocés Baute

[email protected]

Columnista
26 septiembre, 2022

Realismo práctico

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Si se tratara de dar un calificativo al discurso pronunciado por el presidente, Gustavo Petro, ante la ONU, este sería sin lugar a dudas el de realismo práctico, y su fundamento se encuentra fácilmente en el realismo literario de Gabriel García Márquez, con la descripción de todo un entorno social,  donde  las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia irrumpen como augurio ominoso anunciando muerte, y el pragmatismo filosófico que propende por la búsqueda de las consecuencias prácticas del pensamiento.


Si se tratara de dar un calificativo al discurso pronunciado por el presidente, Gustavo Petro, ante la ONU, este sería sin lugar a dudas el de realismo práctico, y su fundamento se encuentra fácilmente en el realismo literario de Gabriel García Márquez, con la descripción de todo un entorno social,  donde  las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia irrumpen como augurio ominoso anunciando muerte, y el pragmatismo filosófico que propende por la búsqueda de las consecuencias prácticas del pensamiento.

El pronunciamiento hecho por el presidente, llama la atención en cuanto a que nuestro país se encuentra dentro de los más diversos del planeta, donde la naturaleza constituye su mayor riqueza, su mayor encanto. No obstante, se ciernen sobre ellas amenazas que van desde el uso de herbicidas, que envenenan nuestras selvas, montañas y ríos, destruyendo toda forma de vida; catástrofe que pretende justificarse por la llamada “lucha contra las drogas”. Es hora de entender que no es con ametralladoras ni con muros que se gana la guerra, sino con racionalidad, dándole un nuevo enfoque al problema, propone el orador, invertir en la selva Amazónica, que absorbe buena parte del CO2 del planeta, produciendo oxígeno para el mundo, debe ser la consigna, pero para ello es necesario asumir la lucha frontal contra el consumismo, que obliga a invadir a Ucrania, pero también a Iraq, Libia y Siria, guerras inventadas en nombre del petróleo y el gas.

El pragmatismo del discurso se centra en el hecho de no detenerse únicamente en el planteamiento del problema, sino en proponer posibles soluciones las cuales van desde la destinación de fondos para salvar la selva Amazónica, o en su defecto, descontar de la deuda externa, los esfuerzos que en ese sentido realicen nuestras naciones.

En su discurso Gustavo Petro afirmó: “La guerra es solo una trampa que acerca el fin de los tiempos en la gran orgía de la irracionalidad”. Insistió en que: “No habrá paz si no hay justicia social, económica y ambiental”. Con este pronunciamiento se abre nuevamente el debate de la lucha antidrogas, desde una perspectiva ambientalista, que propende por un mundo más consciente de que la lucha contra el cambio climático también está por perderse, sino se emprenden acciones urgentes.

La frase de cierre: “La reducción de gases de efecto invernadero requiere honestidad, valentía y responsabilidad, sobre todo de los países más poderosos y más contaminantes”. S.S. Francisco, encíclica: Laudato si. 

Darío Arregocés Baute

[email protected]