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Columnista - 20 enero, 2011

Rayos y centellas

DOS PUNTOS Por: Germán Piedrahíta R. Hoy debería estar comentando únicamente el bello regalo para el folclor vallenato, ofrecido por el premio Simón Bolívar, Julio Oñate Martínez, en el segundo libro sobre la historia de algunas canciones vallenatas. “Bajo el Cielo e Valledupar”. Todo empezó con “Cuando Matilde Camina”, gracias a Gases del Caribe, tenemos […]

DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahíta R.

Hoy debería estar comentando únicamente el bello regalo para el folclor vallenato, ofrecido por el premio Simón Bolívar, Julio Oñate Martínez, en el segundo libro sobre la historia de algunas canciones vallenatas. “Bajo el Cielo e Valledupar”.
Todo empezó con “Cuando Matilde Camina”, gracias a Gases del Caribe, tenemos 34 canciones, todas ya clásicas, con sus muy bien contados nacimientos. No son peroratas sino pequeñas joyas que quedarán para la posteridad en la voz de sus autores y así mañana no saldrá algún historiador o folclorólogo a inventar cuentos para hacerse célebre. Dos CD, 34 historias y… ¡cómprenlo¡
Al escribir se sabe que encontraremos lectores a favor y en contra. Por la anterior columna varios han sido los reclamos y las felicitaciones, gracias por unos y otras y dejo hoy, a manera de reflexión, otros renglones por los que podré ser de nuevo tildado de imperialista, regalado, vendido, derechista y hasta…
Me gustaría que los sindicatos nos regalaran los salarios mínimos de las transnacionales como Cerrejón, Drummond, Coca Cola, Postobón, Bavaria, DPA, además de prebendas  tales como fondo educativo, deportivo, salud, vivienda, primas extra legales y bonos; y a la vez poder hablar de los sueldos en las alcaldías, bancos, clínicas, hospitales, colegios privados, agricultores, ganaderos y empresas medianas, sin entrar al pago en los  almacenes de cadena y nuestro comercio formal mediano y pequeño.
El asombro sería general, pues mientras por convención los sindicatos logran aumentos del 10 por ciento o más, todos los demás, apenas el decretado por el gobierno de turno.
Un agente de nuestra policía apenas llega a dos salarios mínimos,  suena increíble que un agente con 20 años de trabajo se encuentre con ese sueldo, es comprensible porque con los aumentos actuales, los que hoy tienen millón doscientos en 20 años, con un promedio de treinta mil por año, se ganará en el 2030  un millón ochocientos mil pesos, que ya hoy es corto para nuestros mineros.
Bueno, la policía no puede hacer paro, o no se atreven, pero creo que para ellos, lo peor son los puentes y vacaciones pues les toca salir a cuidar que un poco de brutos irresponsables se maten en las carreteras, no tienen horarios porque los pueden llamar a cualquier hora a resolver hasta la revuelta en un concierto por el ataque de cuatro bravucones y el miedo de miles de tontos, que terminan dañando el acto.
Cuando las enfermeras, médicos, bancarios, entran en paro, ¿cuál sindicato fuerte los ha acompañado? A los docentes, que acompañan todo movimiento, ¿quién los acompaña en sus marchas? A duras penas podemos ver sindicalizados unidos el primero de mayo y en un número que da vergüenza, además de ser siempre los mismos.
¿Derechista hoy por decir esto? O izquierdista por pedir que se revisen los contratos del Estado con las empresas mineras pues son abusivos para el país y el pueblo colombiano.
De izquierda por solicitar que al revisar los contratos nos digan quiénes firmaron esos regalos para por lo menos señalarlos y de derecha por también pedir que nos cuenten a cuanto ascienden  los sueldos de los presidentes sindicales, sus prebendas y sus horarios  de trabajo, además de las obras sociales, de sindicatos y empresas, en favor de los pobres.
Así todos, sabiendo bien las cosas, de derecha o izquierda, podremos respaldar los paros de los pobrecitos, imperialistas o proletarios, sin que nos tilden de vendidos o regalados.
No tocaré más el tema, pues cada uno de ustedes puede analizar la realidad y si tiene la suerte de tener un familiar en las minas, Cerrejón o Drummond, cruce dedos para que él siga allí aun cuando sea atropellado por el imperialismo latinoamericano y no termine luchando una pensión pírrica de manos de un sindicato.
El sindicalismo es necesario pero no actuando como los patronos o peor que ellos. ¿Santos socialista por el 4%?

[email protected]

Columnista
20 enero, 2011

Rayos y centellas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Germán Piedrahíta R.

DOS PUNTOS Por: Germán Piedrahíta R. Hoy debería estar comentando únicamente el bello regalo para el folclor vallenato, ofrecido por el premio Simón Bolívar, Julio Oñate Martínez, en el segundo libro sobre la historia de algunas canciones vallenatas. “Bajo el Cielo e Valledupar”. Todo empezó con “Cuando Matilde Camina”, gracias a Gases del Caribe, tenemos […]


DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahíta R.

Hoy debería estar comentando únicamente el bello regalo para el folclor vallenato, ofrecido por el premio Simón Bolívar, Julio Oñate Martínez, en el segundo libro sobre la historia de algunas canciones vallenatas. “Bajo el Cielo e Valledupar”.
Todo empezó con “Cuando Matilde Camina”, gracias a Gases del Caribe, tenemos 34 canciones, todas ya clásicas, con sus muy bien contados nacimientos. No son peroratas sino pequeñas joyas que quedarán para la posteridad en la voz de sus autores y así mañana no saldrá algún historiador o folclorólogo a inventar cuentos para hacerse célebre. Dos CD, 34 historias y… ¡cómprenlo¡
Al escribir se sabe que encontraremos lectores a favor y en contra. Por la anterior columna varios han sido los reclamos y las felicitaciones, gracias por unos y otras y dejo hoy, a manera de reflexión, otros renglones por los que podré ser de nuevo tildado de imperialista, regalado, vendido, derechista y hasta…
Me gustaría que los sindicatos nos regalaran los salarios mínimos de las transnacionales como Cerrejón, Drummond, Coca Cola, Postobón, Bavaria, DPA, además de prebendas  tales como fondo educativo, deportivo, salud, vivienda, primas extra legales y bonos; y a la vez poder hablar de los sueldos en las alcaldías, bancos, clínicas, hospitales, colegios privados, agricultores, ganaderos y empresas medianas, sin entrar al pago en los  almacenes de cadena y nuestro comercio formal mediano y pequeño.
El asombro sería general, pues mientras por convención los sindicatos logran aumentos del 10 por ciento o más, todos los demás, apenas el decretado por el gobierno de turno.
Un agente de nuestra policía apenas llega a dos salarios mínimos,  suena increíble que un agente con 20 años de trabajo se encuentre con ese sueldo, es comprensible porque con los aumentos actuales, los que hoy tienen millón doscientos en 20 años, con un promedio de treinta mil por año, se ganará en el 2030  un millón ochocientos mil pesos, que ya hoy es corto para nuestros mineros.
Bueno, la policía no puede hacer paro, o no se atreven, pero creo que para ellos, lo peor son los puentes y vacaciones pues les toca salir a cuidar que un poco de brutos irresponsables se maten en las carreteras, no tienen horarios porque los pueden llamar a cualquier hora a resolver hasta la revuelta en un concierto por el ataque de cuatro bravucones y el miedo de miles de tontos, que terminan dañando el acto.
Cuando las enfermeras, médicos, bancarios, entran en paro, ¿cuál sindicato fuerte los ha acompañado? A los docentes, que acompañan todo movimiento, ¿quién los acompaña en sus marchas? A duras penas podemos ver sindicalizados unidos el primero de mayo y en un número que da vergüenza, además de ser siempre los mismos.
¿Derechista hoy por decir esto? O izquierdista por pedir que se revisen los contratos del Estado con las empresas mineras pues son abusivos para el país y el pueblo colombiano.
De izquierda por solicitar que al revisar los contratos nos digan quiénes firmaron esos regalos para por lo menos señalarlos y de derecha por también pedir que nos cuenten a cuanto ascienden  los sueldos de los presidentes sindicales, sus prebendas y sus horarios  de trabajo, además de las obras sociales, de sindicatos y empresas, en favor de los pobres.
Así todos, sabiendo bien las cosas, de derecha o izquierda, podremos respaldar los paros de los pobrecitos, imperialistas o proletarios, sin que nos tilden de vendidos o regalados.
No tocaré más el tema, pues cada uno de ustedes puede analizar la realidad y si tiene la suerte de tener un familiar en las minas, Cerrejón o Drummond, cruce dedos para que él siga allí aun cuando sea atropellado por el imperialismo latinoamericano y no termine luchando una pensión pírrica de manos de un sindicato.
El sindicalismo es necesario pero no actuando como los patronos o peor que ellos. ¿Santos socialista por el 4%?

[email protected]