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Columnista - 2 noviembre, 2021

¿Quién salvará a Emdupar?

Se ha vuelto una constante que cada administración municipal de Valledupar que llega prefiera considerar alternativas basadas en la participación de capital privado para enfrentar la crisis económica cada vez más aguda de Emdupar ESP, que explorar eficaces gestiones de eficiencia gerencial, capaces de capitalizar comprometidos esfuerzos de clientes internos y externos de la empresa.  […]

Se ha vuelto una constante que cada administración municipal de Valledupar que llega prefiera considerar alternativas basadas en la participación de capital privado para enfrentar la crisis económica cada vez más aguda de Emdupar ESP, que explorar eficaces gestiones de eficiencia gerencial, capaces de capitalizar comprometidos esfuerzos de clientes internos y externos de la empresa. 

Por supuesto, esta no ha sido la excepción. Claro que ahora en una muy bien concebida estrategia, la iniciativa cuenta con la participación de un aplicado equipo de aplausos, de acuciosos profesionales del derecho y la economía, especialistas en eufemismos, de inquietos periodistas y de muy cercanos medios de comunicación, encargados todos de ambientar en la comunidad vallenata una decisión que parece ya tomada. Dicen que VA.

Así es. La intención es revestir de credibilidad unos argumentos construidos sobre tecnicismos casi indescifrables, poses intelectualoides que  buscan algún tipo de respeto y citas de fracasadas experiencias empresariales, las cuales poco o nada tienen que ver con la situación que nos ocupa, para acomodadamente convencernos de que los operadores privados en muestra de filantropía invertirán en una empresa de servicios inviable, que como usuarios tarifariamente seremos mejor tratados por un particular que por una empresa propia y que la iliquidez de la empresa se debe a conquistas laborales de sus empleados y no a desaciertos administrativos de sus gerentes. 

Nada más alejado de la verdad. Apócrifo como el dantesco panorama consolidado en el Estudio de Conveniencia y Oportunidad presentado a la Junta Directiva, al momento de autorizar el inicio del proceso de Invitación pública a un aliado estratégico. Situación que de ser cierta impediría designar un oferente ganador al final del proceso, porque ninguna empresa ofertaría una propuesta seria y sostenible de mejora del servicio sin afectarse negativamente en el equilibrio contractual. Curiosamente en las 31 fallas desarrolladas en el estudio no se relaciona la gestión comercial a cargo de la empresa Radián.

Y más artificioso aún son algunos requisitos solicitados al futuro oferente, quien se supone debería tener una robusta capacidad financiera para enfrentar sin sobresaltos la crisis de la empresa, pero paradójicamente en indicadores como Índice de Liquidez (> o = 1.5), Capacidad de Endeudamiento (70%), Patrimonio (15.000 SMLMV=$13.627.890.000) y Capital de Trabajo (2.000 SMLMV=$1.817.052.000) las exigencias son mínimas. Esto se traduce en riesgos al momento de ejecutar el contrato. 

En cuanto a la experiencia se solicitan tres contratos, los cuales pueden estar en ejecución o hayan sido terminados en los últimos cinco años, contrario a la jurisprudencia existente, la cual dice que la experiencia no se agota con el paso del tiempo. Equivocadamente la experiencia exigida no es adecuada y proporcional a la naturaleza del contrato y su valor.

Afortunadamente se anunció para hoy una modificación de los pliegos, ojalá conjurando los rumores de favorecimiento a la firma francesa Veolia. En todo caso, sí existen fallas estructurales que reclaman su corrección y la sanción de su autoría, porque dicho sea de paso no son responsabilidad exclusiva de la actual administración. Jurídicamente se encargarán los entes de control y políticamente nosotros, que en algún momento de nuestra formación política aprenderemos a discernir entre lo que es el engaño y lo que realmente constituye el valor púbico que nos favorece. 

Mientras tanto pedimos a Mello Castro dar por terminado este proceso y fortalecer la gestión gerencial de la empresa, para que Emdupar no sea un lastre económico, sino una alternativa de crecimiento y desarrollo social para el pueblo vallenato. Un abrazo.

@antoniomariaA

Columnista
2 noviembre, 2021

¿Quién salvará a Emdupar?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Se ha vuelto una constante que cada administración municipal de Valledupar que llega prefiera considerar alternativas basadas en la participación de capital privado para enfrentar la crisis económica cada vez más aguda de Emdupar ESP, que explorar eficaces gestiones de eficiencia gerencial, capaces de capitalizar comprometidos esfuerzos de clientes internos y externos de la empresa.  […]


Se ha vuelto una constante que cada administración municipal de Valledupar que llega prefiera considerar alternativas basadas en la participación de capital privado para enfrentar la crisis económica cada vez más aguda de Emdupar ESP, que explorar eficaces gestiones de eficiencia gerencial, capaces de capitalizar comprometidos esfuerzos de clientes internos y externos de la empresa. 

Por supuesto, esta no ha sido la excepción. Claro que ahora en una muy bien concebida estrategia, la iniciativa cuenta con la participación de un aplicado equipo de aplausos, de acuciosos profesionales del derecho y la economía, especialistas en eufemismos, de inquietos periodistas y de muy cercanos medios de comunicación, encargados todos de ambientar en la comunidad vallenata una decisión que parece ya tomada. Dicen que VA.

Así es. La intención es revestir de credibilidad unos argumentos construidos sobre tecnicismos casi indescifrables, poses intelectualoides que  buscan algún tipo de respeto y citas de fracasadas experiencias empresariales, las cuales poco o nada tienen que ver con la situación que nos ocupa, para acomodadamente convencernos de que los operadores privados en muestra de filantropía invertirán en una empresa de servicios inviable, que como usuarios tarifariamente seremos mejor tratados por un particular que por una empresa propia y que la iliquidez de la empresa se debe a conquistas laborales de sus empleados y no a desaciertos administrativos de sus gerentes. 

Nada más alejado de la verdad. Apócrifo como el dantesco panorama consolidado en el Estudio de Conveniencia y Oportunidad presentado a la Junta Directiva, al momento de autorizar el inicio del proceso de Invitación pública a un aliado estratégico. Situación que de ser cierta impediría designar un oferente ganador al final del proceso, porque ninguna empresa ofertaría una propuesta seria y sostenible de mejora del servicio sin afectarse negativamente en el equilibrio contractual. Curiosamente en las 31 fallas desarrolladas en el estudio no se relaciona la gestión comercial a cargo de la empresa Radián.

Y más artificioso aún son algunos requisitos solicitados al futuro oferente, quien se supone debería tener una robusta capacidad financiera para enfrentar sin sobresaltos la crisis de la empresa, pero paradójicamente en indicadores como Índice de Liquidez (> o = 1.5), Capacidad de Endeudamiento (70%), Patrimonio (15.000 SMLMV=$13.627.890.000) y Capital de Trabajo (2.000 SMLMV=$1.817.052.000) las exigencias son mínimas. Esto se traduce en riesgos al momento de ejecutar el contrato. 

En cuanto a la experiencia se solicitan tres contratos, los cuales pueden estar en ejecución o hayan sido terminados en los últimos cinco años, contrario a la jurisprudencia existente, la cual dice que la experiencia no se agota con el paso del tiempo. Equivocadamente la experiencia exigida no es adecuada y proporcional a la naturaleza del contrato y su valor.

Afortunadamente se anunció para hoy una modificación de los pliegos, ojalá conjurando los rumores de favorecimiento a la firma francesa Veolia. En todo caso, sí existen fallas estructurales que reclaman su corrección y la sanción de su autoría, porque dicho sea de paso no son responsabilidad exclusiva de la actual administración. Jurídicamente se encargarán los entes de control y políticamente nosotros, que en algún momento de nuestra formación política aprenderemos a discernir entre lo que es el engaño y lo que realmente constituye el valor púbico que nos favorece. 

Mientras tanto pedimos a Mello Castro dar por terminado este proceso y fortalecer la gestión gerencial de la empresa, para que Emdupar no sea un lastre económico, sino una alternativa de crecimiento y desarrollo social para el pueblo vallenato. Un abrazo.

@antoniomariaA