Escuchábamos en la emisión de este martes 25 de junio del noticiero ‘La Tribuna del Cesar’, una denuncia ciudadana sobre cómo cinco integrantes de una misma familia (incluidas mujeres) abordaron un taxi y tras conducirlo a su propia zona residencial procedieron atracar a su conductor en plena vía pública y a la luz del día.
Escuchábamos en la emisión de este martes 25 de junio del noticiero ‘La Tribuna del Cesar’, una denuncia ciudadana sobre cómo cinco integrantes de una misma familia (incluidas mujeres) abordaron un taxi y tras conducirlo a su propia zona residencial procedieron atracar a su conductor en plena vía pública y a la luz del día.
Lo que más llama la atención de este caso, es que, según la denuncia, los miembros de ese grupo familiar de delincuentes son consumidores públicos de drogas, pero no solo ellos, sino la gran mayoría de residentes del mismo sector, quienes a la vista de todos satisfacen sus necesidades de vicio y también ejercen su actividad delincuencial, en barrios como 25 de Diciembre, Nuevo Milenio, entre otros.
Desde luego que este tipo de situaciones desbordan todos los límites de inseguridad, lo que no podemos permitir es que se rebose nuestra capacidad de asombro y la de reacción de las autoridades competentes.
Escenas como estas no pueden pasar desapercibidas y caer en la tendencia de volverse algo normal, el día que eso llegase a ocurrir habríamos perdido todo, sería perder ese buen concepto de ciudad que se tiene de Valledupar como capital hermosa y buen vividero.
Y sabemos que no se trata de un solo sector de la ciudad como el antes mencionado, ese es un problema generalizado en varias comunas de Valledupar. Se habla de la existencia de muchas ollas de venta y consumo de drogas, armas, motocicletas y demás herramientas utilizadas por la delincuencia común.
Lo más grave aún es que denuncias de personas anónimas dan cuenta de que algunos miembros de la Policía Nacional no solo son conocedores del sitio exacto donde funcionan esas ollas, sino que también son “socios del negocio”, por fortuna se sabe que son solo unos cuantos, pero su accionar empaña la buena imagen de una institución tan importante para la ciudadanía.
Al igual que en la mayoría de ciudades, este es un problema de vieja data en esta capital, el cual no puede permitirse que se siga incrementando, por eso valoramos las acciones que desde la recién creada Policía Metropolitana de Valledupar se comenzaron a adelantar.
Pero ojo señor comandante de la Policía Metropolitana, coronel Alex Durán Santos, es necesario monitorear y hacerles contrainteligencia a ciertos agentes suyos, revisar con lupa la conducta de los que podrían estar afectando las buenas intenciones de una institución que ha despertado grandes expectativas y esperanza en la comunidad, no vaya a ser que una manzana podrida dañe el saco.
Precisamente en esta fecha, 26 de junio, Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987, es pertinente evaluar las tareas y estrategias encaminadas a contrarrestar el problema, toda vez que se trata de una cuestión de salud pública, de justicia, seguridad y derechos humanos. Sabemos que las drogas ilícitas destruyen vidas, desestabilizan comunidades y afectan la convivencia pacífica.
Es hora entonces de enviarle a la ciudadanía un mensaje claro y esperanzador sobre controles efectivos al uso de la droga y de la lucha frontal contra la delincuencia que de allí se deriva.
Todo lo anterior no debe minimizar la necesaria y sostenida campaña de salud y tratamiento de la población adicta al consumo.
Escuchábamos en la emisión de este martes 25 de junio del noticiero ‘La Tribuna del Cesar’, una denuncia ciudadana sobre cómo cinco integrantes de una misma familia (incluidas mujeres) abordaron un taxi y tras conducirlo a su propia zona residencial procedieron atracar a su conductor en plena vía pública y a la luz del día.
Escuchábamos en la emisión de este martes 25 de junio del noticiero ‘La Tribuna del Cesar’, una denuncia ciudadana sobre cómo cinco integrantes de una misma familia (incluidas mujeres) abordaron un taxi y tras conducirlo a su propia zona residencial procedieron atracar a su conductor en plena vía pública y a la luz del día.
Lo que más llama la atención de este caso, es que, según la denuncia, los miembros de ese grupo familiar de delincuentes son consumidores públicos de drogas, pero no solo ellos, sino la gran mayoría de residentes del mismo sector, quienes a la vista de todos satisfacen sus necesidades de vicio y también ejercen su actividad delincuencial, en barrios como 25 de Diciembre, Nuevo Milenio, entre otros.
Desde luego que este tipo de situaciones desbordan todos los límites de inseguridad, lo que no podemos permitir es que se rebose nuestra capacidad de asombro y la de reacción de las autoridades competentes.
Escenas como estas no pueden pasar desapercibidas y caer en la tendencia de volverse algo normal, el día que eso llegase a ocurrir habríamos perdido todo, sería perder ese buen concepto de ciudad que se tiene de Valledupar como capital hermosa y buen vividero.
Y sabemos que no se trata de un solo sector de la ciudad como el antes mencionado, ese es un problema generalizado en varias comunas de Valledupar. Se habla de la existencia de muchas ollas de venta y consumo de drogas, armas, motocicletas y demás herramientas utilizadas por la delincuencia común.
Lo más grave aún es que denuncias de personas anónimas dan cuenta de que algunos miembros de la Policía Nacional no solo son conocedores del sitio exacto donde funcionan esas ollas, sino que también son “socios del negocio”, por fortuna se sabe que son solo unos cuantos, pero su accionar empaña la buena imagen de una institución tan importante para la ciudadanía.
Al igual que en la mayoría de ciudades, este es un problema de vieja data en esta capital, el cual no puede permitirse que se siga incrementando, por eso valoramos las acciones que desde la recién creada Policía Metropolitana de Valledupar se comenzaron a adelantar.
Pero ojo señor comandante de la Policía Metropolitana, coronel Alex Durán Santos, es necesario monitorear y hacerles contrainteligencia a ciertos agentes suyos, revisar con lupa la conducta de los que podrían estar afectando las buenas intenciones de una institución que ha despertado grandes expectativas y esperanza en la comunidad, no vaya a ser que una manzana podrida dañe el saco.
Precisamente en esta fecha, 26 de junio, Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987, es pertinente evaluar las tareas y estrategias encaminadas a contrarrestar el problema, toda vez que se trata de una cuestión de salud pública, de justicia, seguridad y derechos humanos. Sabemos que las drogas ilícitas destruyen vidas, desestabilizan comunidades y afectan la convivencia pacífica.
Es hora entonces de enviarle a la ciudadanía un mensaje claro y esperanzador sobre controles efectivos al uso de la droga y de la lucha frontal contra la delincuencia que de allí se deriva.
Todo lo anterior no debe minimizar la necesaria y sostenida campaña de salud y tratamiento de la población adicta al consumo.