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Editorial - 24 septiembre, 2019

¿Quién le teme al gran debate?

Dijo con acierto en su programa vespertino en nuestro medio aliado, Radio Guatapurí, el director Andres Molina, que un candidato debía exhibir independencia, carácter, trayectoria y honestidad. Se refería a los potenciales alcaldes.

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Dijo con acierto en su programa vespertino en nuestro medio aliado, Radio Guatapurí, el director Andres Molina, que un candidato debía exhibir independencia, carácter, trayectoria y honestidad. Se refería a los potenciales alcaldes.

Hoy agregamos formación, capacidad de comunicación y un buen programa. Estos elementos serán claves para definir un buen gobernador. Por supuesto nadie es perfecto ni tiene todos los atributos pero son unos indicadores de un candidato ideal. No desconocemos que elementos de equipo y estructura electoral, y de recursos materiales y de dinero, son básicos en nuestro ámbito pero también es importante la conformación misma del número de los candidatos. Distinto si hubiera que escoger entre dos que entre cinco.

Finalmente hay un elemento que podría barrer todos los demás: los factores emocionales y de empatía (que no es igual a simpatía), que mueven a un electorado y que provocan verdaderos terremotos políticos.

Reflexionamos de cara a una elección como la que se anuncia en próximas semanas, que en realidad se realiza el 27 de octubre, y que por lo tanto su desenlace no está escrito. Si las cosas estuvieren definidas entonces, ¡¿pa qué elecciones?! ¿Cuántas sorpresas no ha habido? Por eso es que los que se sienten ganadores (que suelen ser todos) no desfallecen y no le dejan espacio a los contrincantes.

En medio de la confrontación, sorpresas siempre hubo en la historia política del Cesar. ¿No se sintió ganadora Consuelo Araújo, la entrañable Cacica, en Valledupar, y recibió una votación en contra a favor mayoritario de Lucas Gnecco en su propio terruño? ¿No se sintió gobernador Pepe Gnecco y le hizo morder el polvo Mauricio Pimiento, así estuvo Arturo Calderón y acaso no fue avasallado inesperadamente y sin recursos por Cristian Moreno Paneso?

En consecuencia, podemos decir que los que se aferran a su propio empecinado designio, o al de encumbrados o áulicos asesores, podrían perder la partida.

“Es flaca sobremanera toda humana previsión, pues en más de una ocasión sale lo que no se espera”, dicen los versos de nuestra vieja y picaresca poesía.

Esto lo decimos porque hay una oportunidad democrática para que nadie, ni un candidato, deje de ir esta tarde al auditorio del Gimnasio de Norte.

No es que sobrevaloremos este certamen y digamos que quien gane el debate será el gobernador o la gobernadora, pero sí creemos que ello dará puntos en la campaña, contrastará posiciones y programas, mostrará trayectorias, ejecutorias y capacidades. Generará mayores confianzas, – en medio del respeto y la proscripción del lenguaje ofensivo o humillante- con mayor razón, cuando el mensaje, el tono y lo que se vaya dando se verá y escuchará y se sentirá en vivo en todo el departamento gracias a la radio, a las redes sociales.

El que espabila pierde, el que deja la silla vacía otro la ocupará, y ojo que es la silla del futuro gobernador que nos merecemos. El que tenga miedo que se aguante.

Editorial
24 septiembre, 2019

¿Quién le teme al gran debate?

Dijo con acierto en su programa vespertino en nuestro medio aliado, Radio Guatapurí, el director Andres Molina, que un candidato debía exhibir independencia, carácter, trayectoria y honestidad. Se refería a los potenciales alcaldes.


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Dijo con acierto en su programa vespertino en nuestro medio aliado, Radio Guatapurí, el director Andres Molina, que un candidato debía exhibir independencia, carácter, trayectoria y honestidad. Se refería a los potenciales alcaldes.

Hoy agregamos formación, capacidad de comunicación y un buen programa. Estos elementos serán claves para definir un buen gobernador. Por supuesto nadie es perfecto ni tiene todos los atributos pero son unos indicadores de un candidato ideal. No desconocemos que elementos de equipo y estructura electoral, y de recursos materiales y de dinero, son básicos en nuestro ámbito pero también es importante la conformación misma del número de los candidatos. Distinto si hubiera que escoger entre dos que entre cinco.

Finalmente hay un elemento que podría barrer todos los demás: los factores emocionales y de empatía (que no es igual a simpatía), que mueven a un electorado y que provocan verdaderos terremotos políticos.

Reflexionamos de cara a una elección como la que se anuncia en próximas semanas, que en realidad se realiza el 27 de octubre, y que por lo tanto su desenlace no está escrito. Si las cosas estuvieren definidas entonces, ¡¿pa qué elecciones?! ¿Cuántas sorpresas no ha habido? Por eso es que los que se sienten ganadores (que suelen ser todos) no desfallecen y no le dejan espacio a los contrincantes.

En medio de la confrontación, sorpresas siempre hubo en la historia política del Cesar. ¿No se sintió ganadora Consuelo Araújo, la entrañable Cacica, en Valledupar, y recibió una votación en contra a favor mayoritario de Lucas Gnecco en su propio terruño? ¿No se sintió gobernador Pepe Gnecco y le hizo morder el polvo Mauricio Pimiento, así estuvo Arturo Calderón y acaso no fue avasallado inesperadamente y sin recursos por Cristian Moreno Paneso?

En consecuencia, podemos decir que los que se aferran a su propio empecinado designio, o al de encumbrados o áulicos asesores, podrían perder la partida.

“Es flaca sobremanera toda humana previsión, pues en más de una ocasión sale lo que no se espera”, dicen los versos de nuestra vieja y picaresca poesía.

Esto lo decimos porque hay una oportunidad democrática para que nadie, ni un candidato, deje de ir esta tarde al auditorio del Gimnasio de Norte.

No es que sobrevaloremos este certamen y digamos que quien gane el debate será el gobernador o la gobernadora, pero sí creemos que ello dará puntos en la campaña, contrastará posiciones y programas, mostrará trayectorias, ejecutorias y capacidades. Generará mayores confianzas, – en medio del respeto y la proscripción del lenguaje ofensivo o humillante- con mayor razón, cuando el mensaje, el tono y lo que se vaya dando se verá y escuchará y se sentirá en vivo en todo el departamento gracias a la radio, a las redes sociales.

El que espabila pierde, el que deja la silla vacía otro la ocupará, y ojo que es la silla del futuro gobernador que nos merecemos. El que tenga miedo que se aguante.