De expectativa y de mucha preocupación es el ambiente que reina en el Cesar por los anuncios de eliminación del subsidio de los combustibles en las zonas fronterizas. ¿Qué va a pasar con los precios de la gasolina en Valledupar y el departamento en general? Es la pregunta que se escucha por todos los rincones de esta capital.

La respuesta a ese tema de tamaña trascendencia económica para la región en estos momentos estaría plasmada en el texto del articulado de la cacareada reforma tributaria que ya fue radicada en el Congreso de la República por parte del Ministerio de Hacienda.

Al margen del conocimiento e información técnica relacionada con la naturaleza y esencia de esa reforma tributaria, de manera preliminar salta a la vista de todos que la eliminación de la gasolina subsidiada modificará significativamente la economía local en todos los aspectos.

Pero lo grave es que esas modificaciones serán muy negativas para todos, no solo para los sectores consumidores directos de combustible, sino también para el ciudadano común que es el último eslabón de esa cadena que impulsa cada proceso productivo y de cualquier índole.

Es el momento oportuno para tratar de evitar que se acaben los subsidios a los combustibles en el Cesar, es ahora o nunca, como el episodio histórico de Evaristo Sourdís, porque después de aprobada la reforma tributaria ya será muy difícil cualquier posible modificación a la norma que de allí se derive y que como flecha lanzada apuntará de manera directa al bolsillo de todos los cesarenses.

Es hora entonces del pronunciamiento pertinente y unificado de todas las fuerzas vivas no solo de este departamento, sino también del departamento vecino de La Guajira: congresistas cesarenses y guajiros ahora más que nunca deben unir fuerzas para alzar la voz y defender los intereses comunes de estas dos regiones con similares situaciones en términos de necesidades básicas insatisfechas, además de los otros niveles propios de la economía local.

Pero unidos a los congresistas deben estar también los diputados, concejales, mandatarios locales y departamentales, sector privado, sociedad civil, y demás sectores representativos como la academia, organizaciones sociales, comunitarias y toda esa larga lista de instancias que puedan ayudar a ejercer una gestión eficaz y efectiva frente al tema.

Hasta el momento en el Cesar ya se han pronunciado ciertos sectores como los comerciantes, en cabeza del presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Valledupar, José Luis Urón Márquez; y del director ejecutivo de Fenalco –Cesar, Octavio Pico, además de algunos congresistas, pero de manera tímida, el momento y la situación amerita mayor contundencia en el pronunciamiento y argumentación.

El primer paso es un diálogo aterrizado y bien fundamentado sobre la verdadera realidad económica de estas dos regiones, ambas golpeadas con el fenómeno migratorio y en los últimos meses con preocupantes niveles de inflación y desempleo que tiene a la gente al borde del desespero. Por ello la Ley de Fronteras merece un análisis profundo antes de cualquier modificación.