Donde comen dos, comen tres; a quien esperan, le guardan. Los castigos, aunque tardan llegan apretando el pie. Aquel que siempre se cree con su poder intocable, en cualquier momento el sable también le sangra la herida. Lo malo pronto se olvida y lo bueno es perdurable. II Si la justicia en la tierra en […]
I
Donde comen dos, comen tres;
a quien esperan, le guardan.
Los castigos, aunque tardan
llegan apretando el pie.
Aquel que siempre se cree
con su poder intocable,
en cualquier momento el sable
también le sangra la herida.
Lo malo pronto se olvida
y lo bueno es perdurable.
II
Si la justicia en la tierra
en sus fallos desatina;
venid Justicia Divina
que tu poder nunca yerra.
Sí a la paz, y no a la guerra,
es el lema de la gente.
Debemos tener presente
a Dios en el corazón;
el amor es bendición,
fiesta del alma y la mente.
III
La vida es campo sagrado
con sus veredas y flores;
siempre serán los cantores
eternos enamorados.
Del jardín santificado
el más preciado rosal
es el amigo leal
cual ángel de cabecera,
su presencia es primavera
en abrazo fraternal.
IV
El hombre que da la talla
trabaja con honradez,
muy contento se le ve
como pez sin atarraya.
No se pasa de la raya
camina muy precavido,
vive siempre agradecido
del Supremo Redentor;
El que cultiva el amor
de amor vive florecido.
Donde comen dos, comen tres; a quien esperan, le guardan. Los castigos, aunque tardan llegan apretando el pie. Aquel que siempre se cree con su poder intocable, en cualquier momento el sable también le sangra la herida. Lo malo pronto se olvida y lo bueno es perdurable. II Si la justicia en la tierra en […]
I
Donde comen dos, comen tres;
a quien esperan, le guardan.
Los castigos, aunque tardan
llegan apretando el pie.
Aquel que siempre se cree
con su poder intocable,
en cualquier momento el sable
también le sangra la herida.
Lo malo pronto se olvida
y lo bueno es perdurable.
II
Si la justicia en la tierra
en sus fallos desatina;
venid Justicia Divina
que tu poder nunca yerra.
Sí a la paz, y no a la guerra,
es el lema de la gente.
Debemos tener presente
a Dios en el corazón;
el amor es bendición,
fiesta del alma y la mente.
III
La vida es campo sagrado
con sus veredas y flores;
siempre serán los cantores
eternos enamorados.
Del jardín santificado
el más preciado rosal
es el amigo leal
cual ángel de cabecera,
su presencia es primavera
en abrazo fraternal.
IV
El hombre que da la talla
trabaja con honradez,
muy contento se le ve
como pez sin atarraya.
No se pasa de la raya
camina muy precavido,
vive siempre agradecido
del Supremo Redentor;
El que cultiva el amor
de amor vive florecido.