Las cosas no andan bien en el Mercado Público de Valledupar, un bien público del municipio que es administrado por la comercializadora Mercaupar como si fuera un bien privado. Las quejas de los propietarios y arrendatarios de colmenas y puestos de ventas son múltiples, incluso muchos aseguran que el gerente de Mercaupar ha vendido hasta […]
Las cosas no andan bien en el Mercado Público de Valledupar, un bien público del municipio que es administrado por la comercializadora Mercaupar como si fuera un bien privado. Las quejas de los propietarios y arrendatarios de colmenas y puestos de ventas son múltiples, incluso muchos aseguran que el gerente de Mercaupar ha vendido hasta los callejones que son para la movilidad de los usuarios.
Lo mismo dicen los vendedores del pabellón de carnes que denunciaron el alza desproporcionada de los arriendos, los cuales aumentaron en un ciento por ciento, especialmente para los puestos que están ubicados en las esquinas de esta zona comercial. Esto hace que los vendedores se desestimulen y algunos se retiren de la actividad porque sus ingresos no son suficientes y no alcanzan para pagar dichos arriendos.
El desorden es tal en el Mercado Público que los usuarios no pueden ni caminar por los pasillos del centro de abastos, y no pueden llegar a los puestos en los que tradicionalmente se habían acostumbrado a comprar. Esta situación no ayuda en nada en las ventas, más cuando la oferta de grandes superficies atrae más clientes y evitan comprar en el Mercado.
Se requiere que la Administración Municipal le ponga la lupa al Mercado Público y haga una auditoría a la gestión de la gerencia de Mercaupar, para que examine cómo funciona el reglamento interno y las normas que regulan los arriendos y ventas de locales. El plano inicial del mercado construido hace cuatro décadas no se parece en nada al actual, pues se ha convertido en un caos. Ni siquiera los baños funcionan porque no cumplen con las normas sanitarias, según lo confirmó la misma Secretaría de Salud del Municipio, que se vio obligada a cerrarlos.
Con este panorama los vallenatos que tienen como costumbre comprar los productos de la canasta familiar en el Mercado Público, se verán obligados a buscar otras opciones, que aumentan cada día debido a la dinámica del crecimiento comercial de la ciudad.
Es hora de que la Personería Municipal y la Defensoría del Pueblo acompañen a los vendedores que están angustiados por lo que se vive en el Mercado Público, que finalmente irá en detrimento de este bien público porque terminará quedando solo y en ruinas. Es necesario revisar los criterios que tiene la administración de Mercaupar para arrendar, vender, rediseñar y reorganizar este espacio comercial.
Las cosas no andan bien en el Mercado Público de Valledupar, un bien público del municipio que es administrado por la comercializadora Mercaupar como si fuera un bien privado. Las quejas de los propietarios y arrendatarios de colmenas y puestos de ventas son múltiples, incluso muchos aseguran que el gerente de Mercaupar ha vendido hasta […]
Las cosas no andan bien en el Mercado Público de Valledupar, un bien público del municipio que es administrado por la comercializadora Mercaupar como si fuera un bien privado. Las quejas de los propietarios y arrendatarios de colmenas y puestos de ventas son múltiples, incluso muchos aseguran que el gerente de Mercaupar ha vendido hasta los callejones que son para la movilidad de los usuarios.
Lo mismo dicen los vendedores del pabellón de carnes que denunciaron el alza desproporcionada de los arriendos, los cuales aumentaron en un ciento por ciento, especialmente para los puestos que están ubicados en las esquinas de esta zona comercial. Esto hace que los vendedores se desestimulen y algunos se retiren de la actividad porque sus ingresos no son suficientes y no alcanzan para pagar dichos arriendos.
El desorden es tal en el Mercado Público que los usuarios no pueden ni caminar por los pasillos del centro de abastos, y no pueden llegar a los puestos en los que tradicionalmente se habían acostumbrado a comprar. Esta situación no ayuda en nada en las ventas, más cuando la oferta de grandes superficies atrae más clientes y evitan comprar en el Mercado.
Se requiere que la Administración Municipal le ponga la lupa al Mercado Público y haga una auditoría a la gestión de la gerencia de Mercaupar, para que examine cómo funciona el reglamento interno y las normas que regulan los arriendos y ventas de locales. El plano inicial del mercado construido hace cuatro décadas no se parece en nada al actual, pues se ha convertido en un caos. Ni siquiera los baños funcionan porque no cumplen con las normas sanitarias, según lo confirmó la misma Secretaría de Salud del Municipio, que se vio obligada a cerrarlos.
Con este panorama los vallenatos que tienen como costumbre comprar los productos de la canasta familiar en el Mercado Público, se verán obligados a buscar otras opciones, que aumentan cada día debido a la dinámica del crecimiento comercial de la ciudad.
Es hora de que la Personería Municipal y la Defensoría del Pueblo acompañen a los vendedores que están angustiados por lo que se vive en el Mercado Público, que finalmente irá en detrimento de este bien público porque terminará quedando solo y en ruinas. Es necesario revisar los criterios que tiene la administración de Mercaupar para arrendar, vender, rediseñar y reorganizar este espacio comercial.