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Columnista - 26 junio, 2020

¿Qué opinan?

Juan Contreras es un honorable ciudadano que reside en una de las 3.000 confortables y bonitas casas que el buenazo del urbanizador ‘Toño’ Maya ha construido en la ciudadela Don Alberto, con sus títulos de propiedad en regla, vive con 3 hijos, 2 varones varados por la situación que vivimos y una hembra con 2 […]

Juan Contreras es un honorable ciudadano que reside en una de las 3.000 confortables y bonitas casas que el buenazo del urbanizador ‘Toño’ Maya ha construido en la ciudadela Don Alberto, con sus títulos de propiedad en regla, vive con 3 hijos, 2 varones varados por la situación que vivimos y una hembra con 2 niños pequeños; él ya no hace nada y tienen una situación desesperante y acuden a la casa de empeño, porque ‘la vaina está pelúa’ y lo primero que cae es el televisor, por cierto bien grande, que venden por anticipado a un precio irrisorio y al dulce pero amargo 10%; después las joyitas, el equipo de sonido y así todas las cositas de valor que lograron comprar durante largo tiempo con muchos sacrificios.

El Gobierno llega con ayudas en efectivo y en especies, pero no es suficiente y el hambre amenaza y hay niños que no entienden de que no hay. Pero Dios, siempre Dios oportuno, les llega mediante un aviso o comentario que oyen por un ‘radiecito’ que se salvó de la peña, de un tal crédito llamado hipoteca a la inversa en que con la garantía de la casa, que ya la iban hipotecar al 8% mensual, 96% anual, le giran mensualmente una suma de dinero que le permite mantenerse a todos y a un interés del 1% mensual o sea 12 anual. Lo consulta con sus hijos, que en caso de incumplimiento serán los primeros postores para quedarse con la casa y acuerdan que entre todos pagarán ese crédito que tiene muerto, para comenzar a pagar el tiempo que dure legalmente este cruel encierro. Van al banco con sus papeles en regla, los atienden, firman y al cabo de un ratico les llega el billetico y de una vez, van a sacar lo empeñado, pasan donde el tendero de la esquina y pagan lo atrasado y las puertas quedan abiertas para otro mes, con la seguridad de que en 30 días le llegara su otra bolsita, hasta cuando esto se normalice y aparezca una medicina que mate al hijo de puta bicho ese o una vacuna que le diga, aquí te jodiste, aquí no entras, y cuando eso suceda comiencen a trabajar y a pagar la deuda.

¿Será esto malo, será una maldad premeditada del Gobierno para que los bancos finalmente se queden con las casas de los pobres?, ¿será qué el Gobierno irá a ganar mucha plata a costilla de los más necesitados.

Yo no creo, que creen ustedes que me leen. ¿Qué opinan?

Otra cosa es el que recibe su crédito y se olvida, como sucede muy a menudo, que lo prestado hay que devolverlo y lo fiao pagarlo, con los intereses pactados. Ese es otro cuento y de pronto, son tan de buenas los pícaros que uno no sabe, ya ha pasado, se aparezca papá Gobierno en el futuro y absorba sus deudas y no permita que el vaticinio cruel de los opositores, que todo lo blanco lo ven negro, que los bancos se queden con todas las casas de los pobres. Eso estoy seguro no sucederá jamás.

Lo mismo pasa con la rebaja del Iva que se decretó para beneficiar a la gente y el pueblo, ese que casi nunca tiene la razón, lo interpretó mal y violando las más elementales normas de seguridad sanitarias, lo que hizo fue bloquear. Ojalá no lo repitan y la próxima vez lo aprovechen como debe ser.


¿Cómo hacemos para que los resultados de nuestras pruebas, tomadas hace ya casi 20 días por Colsanitas o Sanitas, nos lleguen? Estamos desesperados y lo único que nos dicen es que no han llegado.

Columnista
26 junio, 2020

¿Qué opinan?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Juan Contreras es un honorable ciudadano que reside en una de las 3.000 confortables y bonitas casas que el buenazo del urbanizador ‘Toño’ Maya ha construido en la ciudadela Don Alberto, con sus títulos de propiedad en regla, vive con 3 hijos, 2 varones varados por la situación que vivimos y una hembra con 2 […]


Juan Contreras es un honorable ciudadano que reside en una de las 3.000 confortables y bonitas casas que el buenazo del urbanizador ‘Toño’ Maya ha construido en la ciudadela Don Alberto, con sus títulos de propiedad en regla, vive con 3 hijos, 2 varones varados por la situación que vivimos y una hembra con 2 niños pequeños; él ya no hace nada y tienen una situación desesperante y acuden a la casa de empeño, porque ‘la vaina está pelúa’ y lo primero que cae es el televisor, por cierto bien grande, que venden por anticipado a un precio irrisorio y al dulce pero amargo 10%; después las joyitas, el equipo de sonido y así todas las cositas de valor que lograron comprar durante largo tiempo con muchos sacrificios.

El Gobierno llega con ayudas en efectivo y en especies, pero no es suficiente y el hambre amenaza y hay niños que no entienden de que no hay. Pero Dios, siempre Dios oportuno, les llega mediante un aviso o comentario que oyen por un ‘radiecito’ que se salvó de la peña, de un tal crédito llamado hipoteca a la inversa en que con la garantía de la casa, que ya la iban hipotecar al 8% mensual, 96% anual, le giran mensualmente una suma de dinero que le permite mantenerse a todos y a un interés del 1% mensual o sea 12 anual. Lo consulta con sus hijos, que en caso de incumplimiento serán los primeros postores para quedarse con la casa y acuerdan que entre todos pagarán ese crédito que tiene muerto, para comenzar a pagar el tiempo que dure legalmente este cruel encierro. Van al banco con sus papeles en regla, los atienden, firman y al cabo de un ratico les llega el billetico y de una vez, van a sacar lo empeñado, pasan donde el tendero de la esquina y pagan lo atrasado y las puertas quedan abiertas para otro mes, con la seguridad de que en 30 días le llegara su otra bolsita, hasta cuando esto se normalice y aparezca una medicina que mate al hijo de puta bicho ese o una vacuna que le diga, aquí te jodiste, aquí no entras, y cuando eso suceda comiencen a trabajar y a pagar la deuda.

¿Será esto malo, será una maldad premeditada del Gobierno para que los bancos finalmente se queden con las casas de los pobres?, ¿será qué el Gobierno irá a ganar mucha plata a costilla de los más necesitados.

Yo no creo, que creen ustedes que me leen. ¿Qué opinan?

Otra cosa es el que recibe su crédito y se olvida, como sucede muy a menudo, que lo prestado hay que devolverlo y lo fiao pagarlo, con los intereses pactados. Ese es otro cuento y de pronto, son tan de buenas los pícaros que uno no sabe, ya ha pasado, se aparezca papá Gobierno en el futuro y absorba sus deudas y no permita que el vaticinio cruel de los opositores, que todo lo blanco lo ven negro, que los bancos se queden con todas las casas de los pobres. Eso estoy seguro no sucederá jamás.

Lo mismo pasa con la rebaja del Iva que se decretó para beneficiar a la gente y el pueblo, ese que casi nunca tiene la razón, lo interpretó mal y violando las más elementales normas de seguridad sanitarias, lo que hizo fue bloquear. Ojalá no lo repitan y la próxima vez lo aprovechen como debe ser.


¿Cómo hacemos para que los resultados de nuestras pruebas, tomadas hace ya casi 20 días por Colsanitas o Sanitas, nos lleguen? Estamos desesperados y lo único que nos dicen es que no han llegado.