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Columnista - 15 diciembre, 2011

¡Que nos pasa¡

DOS PUNTOS. Germán Piedrahita R. Llega la navidad, el mes del recogimiento, de los recuerdos, abrazos, promesas y besos. Los escritos deberían ser alrededor de las luces, de las flores, de los colores, de la vida pero (siempre un pero) ¿qué nos pasa? Como seres humanos nos debemos distinguir por lo que llamamos inteligencia  y […]

DOS PUNTOS.

Germán Piedrahita R.

Llega la navidad, el mes del recogimiento, de los recuerdos, abrazos, promesas y besos. Los escritos deberían ser alrededor de las luces, de las flores, de los colores, de la vida pero (siempre un pero) ¿qué nos pasa?
Como seres humanos nos debemos distinguir por lo que llamamos inteligencia  y nuestro comportamiento debería ser bajo esas normas no escritas del humanismo: amor por la humanidad. Y no, es lo que menos hacemos, es lo que parece repudiamos y en este mundo no solo globalizado sino inmediato y superconectado, de todos los rincones de la tierra nos llegan noticias  en donde lo mas degradado es el ser humano.
Por la red circulan  las imágenes de un asesino de perros que se vanagloria por lo que hace; también nos muestran que en pleno siglo XXI hay seres que encubiertos en el término cultura golpean, maltratan, hieren, lapidan, masacran y degradan a sus mujeres; unos hombres  deciden desfigurar a sus mujeres por que ellas ya no los quieren y la justicia ¡justicia¡ no considera esto una agresión violenta; la guerrilla cumple con su macabro postulado de no entregar rehenes con vida y todos salimos a marchar, para recoger los muertos, no para evitarlos exigiendo al gobierno la negociación; una franco-liberada por negocios bajo la mesa decide reclamar por su dolor, no la libertad de sus compañeros de infortunio sino una millonada por la falta de glamour en la selva; el conductor que mata a tres personas y se burla de los deudos cuando un ¡juez¡ lo condena con cinco, sí, cinco años de cárcel; mientras la gente se muere de hambre, en una bodega se pudren toneladas de comida y los gerentes no se dieron cuenta;  un técnico de patadas, golpea, patea, a una mujer, es repudiado pero ya lo quieren volver a llamar ¡por macho¡; dilapidaron los dineros de Bogotá y ahora se burlan acusando, aceptando, negando y faltando a la justicia y no se puede hacer ¡nada¡; el presidente es cabeza de todos y todos a su alrededor, mataron, masacraron, robaron, negociaron, traficaron, paraquearon, chuzaron, falsearon y el ahora expresidentes es el nuevo Savonarola burlándose de la justicia(¿) y acusando a medio mundo.

Y en medio de de este bello panorama, todo falso y mentiroso, se alza la majestad de la justicia y de sus servidores, abogados, fiscales, jueces y cortes. Antes el estudiar derecho y ser un abogado era hincar la escala de casi la santidad, la rectitud, honorabilidad, equilibrio, sabiduría y justicia. Un togado era un pequeño Dios y al crecer pasando a juez o pisando el Olimpo de una Corte, quedaba signado como un ser lleno de luz sólo comparable con la eternidad.
Hoy, corrupción, inmoralidad, trampa, falsedad, engaño, mentira es sinónimo de  abogado o juez y el estudio de las leyes es el mejor camino para llegar a ser bandido. ¡Y todo se lo han ganado en buena lid¡
Uno los ve haciendo ingentes esfuerzos para defender los falsos positivos; pronunciar elaborados discursos para redimir un agro ingreso seguro; elevarse en los estrados para minimizar la falta de un congresista; utilizar floridas frases para cubrir los desfalcos de un gerente; parodiar a Sócrates para demostrar que ese muerto se torturó y se mató a sí mismo; justificar con malabares del lenguaje la ceguera del que todo lo veía; señalar con dedo justiciero a los que se atreven a exigir justicia.
Y la sorpresa mayor viene de los que usan la balanza porque ella siempre está trucada a favor de los culpables y más si esa culpa tiene que  ver con los clubes grado seis; hijos de expre; familias “honorables”; apellidos ilustres; vástagos de rancia estirpe.
Algo nos está pasando y puede estar en la educación familiar y en la formación escolar pues las dos, con la aparición de tesis sico-orientadoras crearon el caos en los derechos y deberes de la sociedad.
Se acabaron los deberes, se desbordaron los derechos y todos nos hacemos los ciegos para no ver el cáncer que nos está carcomiendo.
Navidad, otro nacimiento u otro papá Noel, lo que se quiera, estrellas y pesebres o árboles y nieve. O cambiamos nosotros y redireccionamos a nuestros hijos o al final triunfará la iniquidad. ¿Somos humanos?

[email protected]

Columnista
15 diciembre, 2011

¡Que nos pasa¡

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Germán Piedrahíta R.

DOS PUNTOS. Germán Piedrahita R. Llega la navidad, el mes del recogimiento, de los recuerdos, abrazos, promesas y besos. Los escritos deberían ser alrededor de las luces, de las flores, de los colores, de la vida pero (siempre un pero) ¿qué nos pasa? Como seres humanos nos debemos distinguir por lo que llamamos inteligencia  y […]


DOS PUNTOS.

Germán Piedrahita R.

Llega la navidad, el mes del recogimiento, de los recuerdos, abrazos, promesas y besos. Los escritos deberían ser alrededor de las luces, de las flores, de los colores, de la vida pero (siempre un pero) ¿qué nos pasa?
Como seres humanos nos debemos distinguir por lo que llamamos inteligencia  y nuestro comportamiento debería ser bajo esas normas no escritas del humanismo: amor por la humanidad. Y no, es lo que menos hacemos, es lo que parece repudiamos y en este mundo no solo globalizado sino inmediato y superconectado, de todos los rincones de la tierra nos llegan noticias  en donde lo mas degradado es el ser humano.
Por la red circulan  las imágenes de un asesino de perros que se vanagloria por lo que hace; también nos muestran que en pleno siglo XXI hay seres que encubiertos en el término cultura golpean, maltratan, hieren, lapidan, masacran y degradan a sus mujeres; unos hombres  deciden desfigurar a sus mujeres por que ellas ya no los quieren y la justicia ¡justicia¡ no considera esto una agresión violenta; la guerrilla cumple con su macabro postulado de no entregar rehenes con vida y todos salimos a marchar, para recoger los muertos, no para evitarlos exigiendo al gobierno la negociación; una franco-liberada por negocios bajo la mesa decide reclamar por su dolor, no la libertad de sus compañeros de infortunio sino una millonada por la falta de glamour en la selva; el conductor que mata a tres personas y se burla de los deudos cuando un ¡juez¡ lo condena con cinco, sí, cinco años de cárcel; mientras la gente se muere de hambre, en una bodega se pudren toneladas de comida y los gerentes no se dieron cuenta;  un técnico de patadas, golpea, patea, a una mujer, es repudiado pero ya lo quieren volver a llamar ¡por macho¡; dilapidaron los dineros de Bogotá y ahora se burlan acusando, aceptando, negando y faltando a la justicia y no se puede hacer ¡nada¡; el presidente es cabeza de todos y todos a su alrededor, mataron, masacraron, robaron, negociaron, traficaron, paraquearon, chuzaron, falsearon y el ahora expresidentes es el nuevo Savonarola burlándose de la justicia(¿) y acusando a medio mundo.

Y en medio de de este bello panorama, todo falso y mentiroso, se alza la majestad de la justicia y de sus servidores, abogados, fiscales, jueces y cortes. Antes el estudiar derecho y ser un abogado era hincar la escala de casi la santidad, la rectitud, honorabilidad, equilibrio, sabiduría y justicia. Un togado era un pequeño Dios y al crecer pasando a juez o pisando el Olimpo de una Corte, quedaba signado como un ser lleno de luz sólo comparable con la eternidad.
Hoy, corrupción, inmoralidad, trampa, falsedad, engaño, mentira es sinónimo de  abogado o juez y el estudio de las leyes es el mejor camino para llegar a ser bandido. ¡Y todo se lo han ganado en buena lid¡
Uno los ve haciendo ingentes esfuerzos para defender los falsos positivos; pronunciar elaborados discursos para redimir un agro ingreso seguro; elevarse en los estrados para minimizar la falta de un congresista; utilizar floridas frases para cubrir los desfalcos de un gerente; parodiar a Sócrates para demostrar que ese muerto se torturó y se mató a sí mismo; justificar con malabares del lenguaje la ceguera del que todo lo veía; señalar con dedo justiciero a los que se atreven a exigir justicia.
Y la sorpresa mayor viene de los que usan la balanza porque ella siempre está trucada a favor de los culpables y más si esa culpa tiene que  ver con los clubes grado seis; hijos de expre; familias “honorables”; apellidos ilustres; vástagos de rancia estirpe.
Algo nos está pasando y puede estar en la educación familiar y en la formación escolar pues las dos, con la aparición de tesis sico-orientadoras crearon el caos en los derechos y deberes de la sociedad.
Se acabaron los deberes, se desbordaron los derechos y todos nos hacemos los ciegos para no ver el cáncer que nos está carcomiendo.
Navidad, otro nacimiento u otro papá Noel, lo que se quiera, estrellas y pesebres o árboles y nieve. O cambiamos nosotros y redireccionamos a nuestros hijos o al final triunfará la iniquidad. ¿Somos humanos?

[email protected]