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Editorial - 21 mayo, 2020

Que no se repita la voz de Estados Unidos

Volvió a sacudirse de manera cruel el ambiente en la Serranía de Perijá, específicamente en el corregimiento de Estados Unidos, jurisdicción de Becerril, con el asesinato del presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Canadá, Aramis Arenas Bayona.

Volvió a sacudirse de manera cruel el ambiente en la Serranía de Perijá, específicamente en el corregimiento de Estados Unidos, jurisdicción de Becerril, con el asesinato del presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Canadá, Aramis Arenas Bayona.

Su cuerpo apareció en un paraje cercano a su finca, la noticia estremeció a sus compañeros, los mismos que hace cerca de un año, el 20 de mayo de 2019, presentaron ante las autoridades, organismos internacionales y empresarios de la minería, un plan para vivir un futuro en paz y para no repetir las experiencias de la guerra.

Ese día de mayo, los líderes de Estados Unidos recordaron los efectos del conflicto armado, principalmente en el periodo 1995-2005, cuando lo perdieron todo y los duros años que han pasado luego para obtener de parte del Estado, condiciones dignas para vivir.

Esta comunidad no olvida las masacres, desapariciones y desplazamientos, perpetrados por los actores armados (guerrilla y paramilitares), pues su posición geográfica y el paso de los ilegales por su territorio, generaron estigmatización de un lado y de otro, y por ambos, recibieron golpes crueles.

Pero pensando en la ‘No Repetición’, se animaron, después de esos años de horror, a construir un proceso que los llevara a la paz duradera y a la reconciliación, y presentaron, de la mano del Programa de Desarrollo y Paz del Cesar, PDP, lo que denominaron el Plan Estratégicode Desarrollo de Estados Unidos 2018-2040. Ahí plasmaron sus sueños como comunidad y pidieron a sus aliados y a las entidades del Estado que los apoyaran y no los dejaran solos, como ocurrió en el 2001 cuando el pueblo solo quedó con nueve personas que resistieron los embates del conflicto armado.

Una ocasión del renacimiento fue el que con la desaparición del frente 41 de las Farc y la esperanza resucitada en la región, Aramis con varios compañeros llegaron a encuentros en las poblaciones cercanas y en Valledupar y de manera simpática exhibían la reactivación, la tranquilidad y la sonrisa que se había tomado la comarca, y convertido el territorio en un destino turístico natural e histórico para mostrar el duro pasado de la guerra y ahora de la esperanza. “Vengan los cesarenses y colombianos a conocer el verdadero Estados Unidos”, decían con calidez.

Sin embargo, la situación de orden público no andaba bien hace un año, varios líderes estaban amenazados, incluso algunos profesores del pueblo se habían ido porque recibieron llamadas y mensajes intimidantes. Ellos tenían miedo, y ese miedo se acrecentó con la muerte de Aramis Arenas, hecho que está en investigación por parte de la Fiscalía General y su brazo seccional, a la que le solicitamos prontitud en los resultados.

Debe quedar claro cuáles fueron los móviles de este vil asesinato, que se suma a hechos que se vienen acumulando en el territorio nacional, y que demandan la mayor atención – como lo denunció La ONU por este crimen – y dar con los responsables, llevar tranquilidad a la comunidad y especialmente a los líderes sociales que quedaron nuevamente paralizados de miedo. Esa esperanza no puede tampoco morir.

Editorial
21 mayo, 2020

Que no se repita la voz de Estados Unidos

Volvió a sacudirse de manera cruel el ambiente en la Serranía de Perijá, específicamente en el corregimiento de Estados Unidos, jurisdicción de Becerril, con el asesinato del presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Canadá, Aramis Arenas Bayona.


Volvió a sacudirse de manera cruel el ambiente en la Serranía de Perijá, específicamente en el corregimiento de Estados Unidos, jurisdicción de Becerril, con el asesinato del presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Canadá, Aramis Arenas Bayona.

Su cuerpo apareció en un paraje cercano a su finca, la noticia estremeció a sus compañeros, los mismos que hace cerca de un año, el 20 de mayo de 2019, presentaron ante las autoridades, organismos internacionales y empresarios de la minería, un plan para vivir un futuro en paz y para no repetir las experiencias de la guerra.

Ese día de mayo, los líderes de Estados Unidos recordaron los efectos del conflicto armado, principalmente en el periodo 1995-2005, cuando lo perdieron todo y los duros años que han pasado luego para obtener de parte del Estado, condiciones dignas para vivir.

Esta comunidad no olvida las masacres, desapariciones y desplazamientos, perpetrados por los actores armados (guerrilla y paramilitares), pues su posición geográfica y el paso de los ilegales por su territorio, generaron estigmatización de un lado y de otro, y por ambos, recibieron golpes crueles.

Pero pensando en la ‘No Repetición’, se animaron, después de esos años de horror, a construir un proceso que los llevara a la paz duradera y a la reconciliación, y presentaron, de la mano del Programa de Desarrollo y Paz del Cesar, PDP, lo que denominaron el Plan Estratégicode Desarrollo de Estados Unidos 2018-2040. Ahí plasmaron sus sueños como comunidad y pidieron a sus aliados y a las entidades del Estado que los apoyaran y no los dejaran solos, como ocurrió en el 2001 cuando el pueblo solo quedó con nueve personas que resistieron los embates del conflicto armado.

Una ocasión del renacimiento fue el que con la desaparición del frente 41 de las Farc y la esperanza resucitada en la región, Aramis con varios compañeros llegaron a encuentros en las poblaciones cercanas y en Valledupar y de manera simpática exhibían la reactivación, la tranquilidad y la sonrisa que se había tomado la comarca, y convertido el territorio en un destino turístico natural e histórico para mostrar el duro pasado de la guerra y ahora de la esperanza. “Vengan los cesarenses y colombianos a conocer el verdadero Estados Unidos”, decían con calidez.

Sin embargo, la situación de orden público no andaba bien hace un año, varios líderes estaban amenazados, incluso algunos profesores del pueblo se habían ido porque recibieron llamadas y mensajes intimidantes. Ellos tenían miedo, y ese miedo se acrecentó con la muerte de Aramis Arenas, hecho que está en investigación por parte de la Fiscalía General y su brazo seccional, a la que le solicitamos prontitud en los resultados.

Debe quedar claro cuáles fueron los móviles de este vil asesinato, que se suma a hechos que se vienen acumulando en el territorio nacional, y que demandan la mayor atención – como lo denunció La ONU por este crimen – y dar con los responsables, llevar tranquilidad a la comunidad y especialmente a los líderes sociales que quedaron nuevamente paralizados de miedo. Esa esperanza no puede tampoco morir.