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Editorial - 23 marzo, 2025

Que los cerebros fugados regresen; que siembren en Valledupar y su región

Si hiciéramos una lista, de esos jóvenes - y algunos mayores- , vallenatos que están por fuera de su ciudad, seguramente sería demasiado larga y se correría el riesgo de dejar a muchos por fuera.

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La historia de la periodista vallenata en Turquía, María Camila Rincón Ortega, publicada recientemente en EL PILÓN, nos puso a pensar en los múltiples casos de jóvenes que salen de Valledupar y que ahora exhalan oportunidades en otras ciudades, en especial en Bogotá, lo mismo que por fuera del país.

Son cientos de jóvenes profesionales de distintas áreas y también de diversas modalidades técnicas que lograron escalar y posicionarse bien en el mercado laboral distinto a Valledupar, algunos ocupando cargos de altas dignidades y mostrando un perfil de gran liderazgo. Otros también como empresarios alcanzando un significativo nivel económico.

El tema ha estado en boga en algunas tertulias en las que vallenatos inquietos por los asuntos de ciudad han puesto a consideración de todos algunas ideas o propuestas para mirar la forma de capitalizar para Valledupar las virtudes de esos jóvenes nuestros que se encuentran por fuera. “Qué bueno sería que ellos se vincularan con una actividad específica de apoyo, formación o, incluso, los que tienen mejor nivel económico en inversión en capital humano o físico, generando empleo en Valledupar y su entorno”, se escuchó decir.

Esa es una idea que bien vale la pena considerarse y ponerla en proceso de maduración con la participación de muchos estamentos de la región. Por ejemplo, podría crearse la asociación de ‘Emigrantes Vallenatos’.

Ellos, con sus resultados logrados, dejan dicho que son competitivos. Entonces ¿por qué no aprovechar este potencial para generar un impacto aún mayor en Valledupar?

Invertir en proyectos que fomenten el desarrollo de capital humano, que promuevan la formación técnica y profesional, e incluso el apoyo a emprendedores locales, generaría empleo y crearía una infraestructura de conocimiento que atraiga más inversiones a la región.

Con esa unión de fuerza y de talento, en el mediano y largo plazo, se podrían desarrollar procesos que contribuyan al impulso que necesita Valledupar.

Si hiciéramos una lista, de esos jóvenes – y algunos mayores- , vallenatos que están por fuera de su ciudad, seguramente sería demasiado larga y se correría el riesgo de dejar a muchos por fuera.

En esa larga lista, estarían destacados profesionales como la psicóloga Lorena Cudris Torres, galardonada por su proyecto de salud mental en Latinoamérica; Sergio Mario Castro, medico vallenato que ganó premio nacional de medicina; Ricardo Guerra Fuentes, otorrinolaringólogo, autor de varios libros de investigación, conferencista nacional y pionero en Colombia y Latinoamérica en cirugía robótica; Ricardo Núñez Rocha, médico general destacado por sus publicaciones en Dallas, Estados Unidos, sobre cirugía robótica y porque logró aprobar exámenes que son muy difíciles para cualquier estudiante latino; y Teomelila Guerra Araújo, cirujana maxilofacial, registrada en medios nacionales por sus “sorprendentes cirugías a bebés con dificultades para respirar”. Para no hablar de Fernando Dangond Castro, el médico investigador en Harvard y compositor residenciado en Boston; y en estos días los vallenatos convertidos en magistrados auxiliares de las altas cortes judiciales.

Algunos nombres los seguiremos nombrando en próximos editoriales pues ese censo, necesario para la asociación y vínculo, debe ser motivador del encuentro, regocijo y oportunidad de transformación regional. Esos lazos hay que fortalecerlos y desde EL PILÓN convocamos a todos a pensar en su terruño y en su región, pensamiento que no se debe limitar a la nostalgia de no poder venir al próximo Festival.

Editorial
23 marzo, 2025

Que los cerebros fugados regresen; que siembren en Valledupar y su región

Si hiciéramos una lista, de esos jóvenes - y algunos mayores- , vallenatos que están por fuera de su ciudad, seguramente sería demasiado larga y se correría el riesgo de dejar a muchos por fuera.


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La historia de la periodista vallenata en Turquía, María Camila Rincón Ortega, publicada recientemente en EL PILÓN, nos puso a pensar en los múltiples casos de jóvenes que salen de Valledupar y que ahora exhalan oportunidades en otras ciudades, en especial en Bogotá, lo mismo que por fuera del país.

Son cientos de jóvenes profesionales de distintas áreas y también de diversas modalidades técnicas que lograron escalar y posicionarse bien en el mercado laboral distinto a Valledupar, algunos ocupando cargos de altas dignidades y mostrando un perfil de gran liderazgo. Otros también como empresarios alcanzando un significativo nivel económico.

El tema ha estado en boga en algunas tertulias en las que vallenatos inquietos por los asuntos de ciudad han puesto a consideración de todos algunas ideas o propuestas para mirar la forma de capitalizar para Valledupar las virtudes de esos jóvenes nuestros que se encuentran por fuera. “Qué bueno sería que ellos se vincularan con una actividad específica de apoyo, formación o, incluso, los que tienen mejor nivel económico en inversión en capital humano o físico, generando empleo en Valledupar y su entorno”, se escuchó decir.

Esa es una idea que bien vale la pena considerarse y ponerla en proceso de maduración con la participación de muchos estamentos de la región. Por ejemplo, podría crearse la asociación de ‘Emigrantes Vallenatos’.

Ellos, con sus resultados logrados, dejan dicho que son competitivos. Entonces ¿por qué no aprovechar este potencial para generar un impacto aún mayor en Valledupar?

Invertir en proyectos que fomenten el desarrollo de capital humano, que promuevan la formación técnica y profesional, e incluso el apoyo a emprendedores locales, generaría empleo y crearía una infraestructura de conocimiento que atraiga más inversiones a la región.

Con esa unión de fuerza y de talento, en el mediano y largo plazo, se podrían desarrollar procesos que contribuyan al impulso que necesita Valledupar.

Si hiciéramos una lista, de esos jóvenes – y algunos mayores- , vallenatos que están por fuera de su ciudad, seguramente sería demasiado larga y se correría el riesgo de dejar a muchos por fuera.

En esa larga lista, estarían destacados profesionales como la psicóloga Lorena Cudris Torres, galardonada por su proyecto de salud mental en Latinoamérica; Sergio Mario Castro, medico vallenato que ganó premio nacional de medicina; Ricardo Guerra Fuentes, otorrinolaringólogo, autor de varios libros de investigación, conferencista nacional y pionero en Colombia y Latinoamérica en cirugía robótica; Ricardo Núñez Rocha, médico general destacado por sus publicaciones en Dallas, Estados Unidos, sobre cirugía robótica y porque logró aprobar exámenes que son muy difíciles para cualquier estudiante latino; y Teomelila Guerra Araújo, cirujana maxilofacial, registrada en medios nacionales por sus “sorprendentes cirugías a bebés con dificultades para respirar”. Para no hablar de Fernando Dangond Castro, el médico investigador en Harvard y compositor residenciado en Boston; y en estos días los vallenatos convertidos en magistrados auxiliares de las altas cortes judiciales.

Algunos nombres los seguiremos nombrando en próximos editoriales pues ese censo, necesario para la asociación y vínculo, debe ser motivador del encuentro, regocijo y oportunidad de transformación regional. Esos lazos hay que fortalecerlos y desde EL PILÓN convocamos a todos a pensar en su terruño y en su región, pensamiento que no se debe limitar a la nostalgia de no poder venir al próximo Festival.