Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 6 marzo, 2011

Que largo camino, que negro destino…

Por:  Luis Rafael Nieto Pardo Defensor público Como, en la clásica y vieja canción del romancero popular, aquí en nuestro país lamentablemente, de ocho años a esta parte (antes olía mal, pero no tanto) no solamente todo huele mal, sino que además, donde quiera que se coloque el dedo (Lo dijo el presidente Santos) a […]

Por:  Luis Rafael Nieto Pardo
Defensor público

Como, en la clásica y vieja canción del romancero popular, aquí en nuestro país lamentablemente, de ocho años a esta parte (antes olía mal, pero no tanto) no solamente todo huele mal, sino que además, donde quiera que se coloque el dedo
(Lo dijo el presidente Santos) a quien a su vez y en sentido figurado se lo dijo el superintendendente de notariado y registro, sale o brota pus como de cualquier llaga; que desgracia, que vergüenza, que dolor de patria tan grande. Y pensar que, tal parece, los científicos (?) a pesar de que supuestamente se devanan los sesos en la urgente búsqueda de un antídoto que, si no pone fin, por lo menos controle la infección (léase corrupción), no pueden encontrarlo porque, al igual que lo que sucede con los “boquetes” del canal del dique en la costa, no muy bien terminado de cerrar uno(s), (Agro Ingreso Seguros AIS, Car, notariado y registro, etc., etc.…..) casi de inmediato y como por arte de magia se abren otros más grandes (desbordamiento de los ríos por el intenso invierno); y es allí, donde, de manera paradójica , arremete con mayor ahincó el caudal del arroyo “la corrupción”, para procurar el saqueo de las millonarias sumas destinadas (quien lo creyera) a los pobres damnificados de la ola invernal (residenciados, adultos, ancianos, enfermos, harapientos, mujeres embarazadas, niños en avanzado estado de desnutrición, adolescentes  analfabetos, desplazados … y pare de contar).

Y pensar que quienes se pelean hipócritamente por ser reconocidos como líderes o voceros de estos pobres desposeídos, son los mismos que antes, sólo por necesitar sus votos, más no por intima convicción de servirles desinteresadamente, unos días antes de las elecciones se acercaron hasta sus villorrios, ranchos, veredas y caseríos a pedirles esa colaboración electoral, en la seguridad de que, de resultar ungidos con el voto, pondrían todo su esfuerzo y dedicación, aún a costa de renunciar a su propia tranquilidad familiar, al servicio de sus necesidades y con el propósito de devolverles su dignidad ; o por lo menos, si acaso, mejores condiciones de vida.
Y todo, por el “maldito parné” como dicen los gitanos, a eso se reduce todo. Con tal de tenerlo todos caen; incluyendo personas  y funcionarios de “reconocida honorabilidad”, que lamentablemente, otrora merecieron nuestra admiración y respeto (al buen entendedor, pocas palabras).
Si por ejemplo, y en gracia de discusión, se nos ocurriera establecer un parangón entre la situación  que actualmente viven los países árabes (donde el virus de la corrupción es el petróleo) y la situación que vive nuestro  país, (donde existen varios virus: el carbón, la administración pública; organismos de control, entidades descentralizadas, invierno….y pare de contar). Allá en esas lejanas tierras, la gente se cansa de que las familias reales, creyéndose reyecitos, fanfarrones , y rodeados de un séquito de lambones ( nacionales y extranjeros), se eternizaran como sus amos y señores y nunca les modificaran el grado de lacayos; y mucho menos le mejoran su puntuación en la escala de valores de la “capis-diminuttio máxima”, a la que durante años los han tenido sometidos.

Amigos lectores, la diferencia no es mucha con relación a nuestro medio, aquí tal  como allá  “ los reyecitos” de turno, simplemente, como expertos en el juego ciencia , procuran que las regalías del carbón queden en manos de los mandatarios de turno y los que ayudaron a elegirlos; y que los subsidios del agro, queden en manos de familias adineradas (leales  a amos  y gamonales);  que cuando de titular tierras se trate, no se les olvide incluir a sus delfines y sus amigos y familiares; que se debe  “chuzar” a quien no este de acuerdo para decidir “que medidas tomar”…. Y pare de contar.
Para el colmo de males, y sin que aún se hubiera podido remediar en mínima parte el doloroso impacto de la ola invernal anterior, ya estamos ad-portas de otra andanada invernal. (Que desgracia para los miles  y miles de damnificados); que alegría para los políticos y su ralea…. – esto generará nuevas erogaciones del gobierno para “supuestamente “, “mitigar “, “mejorar”, “aliviar”…
En fin, nada de que eso pasará (ojalá me equivoque); pero de verdad, verdad, con lagrimas en los ojos lo pienso y lo digo: todo lo veo negro, oscuro, (petróleo, carbón aguas negras de los ríos); y lo único que se perfila con un color distinto y blanquecino-amarillento es la pus que a borbotones brota cada que alguien trata de poner el dedo en una  de las tantas llagas de la maldita corrupción. Reaccionemos, somos más, qué nos pasa?

 

[email protected]

Columnista
6 marzo, 2011

Que largo camino, que negro destino…

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Rafael Nieto Pardo

Por:  Luis Rafael Nieto Pardo Defensor público Como, en la clásica y vieja canción del romancero popular, aquí en nuestro país lamentablemente, de ocho años a esta parte (antes olía mal, pero no tanto) no solamente todo huele mal, sino que además, donde quiera que se coloque el dedo (Lo dijo el presidente Santos) a […]


Por:  Luis Rafael Nieto Pardo
Defensor público

Como, en la clásica y vieja canción del romancero popular, aquí en nuestro país lamentablemente, de ocho años a esta parte (antes olía mal, pero no tanto) no solamente todo huele mal, sino que además, donde quiera que se coloque el dedo
(Lo dijo el presidente Santos) a quien a su vez y en sentido figurado se lo dijo el superintendendente de notariado y registro, sale o brota pus como de cualquier llaga; que desgracia, que vergüenza, que dolor de patria tan grande. Y pensar que, tal parece, los científicos (?) a pesar de que supuestamente se devanan los sesos en la urgente búsqueda de un antídoto que, si no pone fin, por lo menos controle la infección (léase corrupción), no pueden encontrarlo porque, al igual que lo que sucede con los “boquetes” del canal del dique en la costa, no muy bien terminado de cerrar uno(s), (Agro Ingreso Seguros AIS, Car, notariado y registro, etc., etc.…..) casi de inmediato y como por arte de magia se abren otros más grandes (desbordamiento de los ríos por el intenso invierno); y es allí, donde, de manera paradójica , arremete con mayor ahincó el caudal del arroyo “la corrupción”, para procurar el saqueo de las millonarias sumas destinadas (quien lo creyera) a los pobres damnificados de la ola invernal (residenciados, adultos, ancianos, enfermos, harapientos, mujeres embarazadas, niños en avanzado estado de desnutrición, adolescentes  analfabetos, desplazados … y pare de contar).

Y pensar que quienes se pelean hipócritamente por ser reconocidos como líderes o voceros de estos pobres desposeídos, son los mismos que antes, sólo por necesitar sus votos, más no por intima convicción de servirles desinteresadamente, unos días antes de las elecciones se acercaron hasta sus villorrios, ranchos, veredas y caseríos a pedirles esa colaboración electoral, en la seguridad de que, de resultar ungidos con el voto, pondrían todo su esfuerzo y dedicación, aún a costa de renunciar a su propia tranquilidad familiar, al servicio de sus necesidades y con el propósito de devolverles su dignidad ; o por lo menos, si acaso, mejores condiciones de vida.
Y todo, por el “maldito parné” como dicen los gitanos, a eso se reduce todo. Con tal de tenerlo todos caen; incluyendo personas  y funcionarios de “reconocida honorabilidad”, que lamentablemente, otrora merecieron nuestra admiración y respeto (al buen entendedor, pocas palabras).
Si por ejemplo, y en gracia de discusión, se nos ocurriera establecer un parangón entre la situación  que actualmente viven los países árabes (donde el virus de la corrupción es el petróleo) y la situación que vive nuestro  país, (donde existen varios virus: el carbón, la administración pública; organismos de control, entidades descentralizadas, invierno….y pare de contar). Allá en esas lejanas tierras, la gente se cansa de que las familias reales, creyéndose reyecitos, fanfarrones , y rodeados de un séquito de lambones ( nacionales y extranjeros), se eternizaran como sus amos y señores y nunca les modificaran el grado de lacayos; y mucho menos le mejoran su puntuación en la escala de valores de la “capis-diminuttio máxima”, a la que durante años los han tenido sometidos.

Amigos lectores, la diferencia no es mucha con relación a nuestro medio, aquí tal  como allá  “ los reyecitos” de turno, simplemente, como expertos en el juego ciencia , procuran que las regalías del carbón queden en manos de los mandatarios de turno y los que ayudaron a elegirlos; y que los subsidios del agro, queden en manos de familias adineradas (leales  a amos  y gamonales);  que cuando de titular tierras se trate, no se les olvide incluir a sus delfines y sus amigos y familiares; que se debe  “chuzar” a quien no este de acuerdo para decidir “que medidas tomar”…. Y pare de contar.
Para el colmo de males, y sin que aún se hubiera podido remediar en mínima parte el doloroso impacto de la ola invernal anterior, ya estamos ad-portas de otra andanada invernal. (Que desgracia para los miles  y miles de damnificados); que alegría para los políticos y su ralea…. – esto generará nuevas erogaciones del gobierno para “supuestamente “, “mitigar “, “mejorar”, “aliviar”…
En fin, nada de que eso pasará (ojalá me equivoque); pero de verdad, verdad, con lagrimas en los ojos lo pienso y lo digo: todo lo veo negro, oscuro, (petróleo, carbón aguas negras de los ríos); y lo único que se perfila con un color distinto y blanquecino-amarillento es la pus que a borbotones brota cada que alguien trata de poner el dedo en una  de las tantas llagas de la maldita corrupción. Reaccionemos, somos más, qué nos pasa?

 

[email protected]