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Editorial - 16 agosto, 2021

¿Qué hacemos los cesarenses para que no se repita?

El pasado 23 de junio se realizó en Bogotá un acto de reconocimiento de responsabilidades de  excomandantes de las Farc por el secuestro cometido contra miles de colombianos, convocado por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, una de las tres entidades del Sistema Integral para la Paz. Fue un primer momento, que dejó […]

El pasado 23 de junio se realizó en Bogotá un acto de reconocimiento de responsabilidades de  excomandantes de las Farc por el secuestro cometido contra miles de colombianos, convocado por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, una de las tres entidades del Sistema Integral para la Paz. Fue un primer momento, que dejó distintas opiniones y emociones, unas a favor y otras en contra, porque esperaban un escenario con más sinceridad. 

Intervino en ese encuentro, un paso trascendental para cerrar heridas de la guerra,  un ganadero vallenato víctima de secuestro, uno de los delitos que más fracturó a la sociedad colombiana, como lo definió el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión.

Tanto víctimas como responsables, sí coincidieron en la No Repetición de ese atroz delito. En el Cesar, según el Centro Nacional de Memoria Histórica, se han registrado 2.892 casos de secuestro en este largo conflicto, quizá el mas afectado en proporción a su población. Las huellas del conflicto no se deben borrar, es necesario recordarlas cada vez que se requiera, para reflexionar por qué no se debe continuar en el mismo círculo de la guerra, del dolor, del miedo, del abandono, de la fractura social.

Hoy ponemos las cifras: de 1958 a 2016, en el Cesar se registraron 3.755 casos de desapariciones forzadas; 411 casos de reclutamiento y utilización de menores de 18 años de edad; y 2.892 casos de secuestro, lo que arroja el total de 7.058 personas desaparecidas, secuestradas y reclutadas. A su vez se registran 1.278 acciones bélicas, 9.176 asesinatos selectivos, 524 casos de violencia sexual, 1.318 masacres, y en el periodo comprendido entre 1999 y 2005 se observó un incremento de hechos violentos.

Cifras que  sirven para preguntar: ¿Qué hacemos –o estamos haciendo- los cesarenses para la No Repetición? ¿No son suficientes las pérdidas de tantas vidas, los desarraigos por cuenta del desplazamiento, el dolor de una madre y de las familias que aún siguen buscando a sus seres queridos?

Existen muchos procesos que apuntan igual, iniciativas de diálogos, como Diálogos Improbables, Consejos Departamental y municipales de Paz, una sociedad civil organizada y toda una apuesta del Estado a través de sus instituciones en esa dirección: evitar la repetición, sembrar la semilla de la convivencia en zonas que siguen con miedo porque hay presencia de grupos armados, construir mejores condiciones de vida de las comunidades y pensarse un Cesar en paz.

El Sistema Integral para la Paz, integrado por la Jurisdicción Especial para la Paz –JEP-, la Unidad de Búsqueda de personas desaparecidas y la Comisión de la Verdad, con el apoyo de la oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, realizan en Valledupar un diálogo con sociedad civil e instituciones, que los ha llevado a plantear un Pacto por la No Repetición y la Búsqueda de personas desaparecidas.

Puede ser visto como un papel más que se firma, pero solo dependerá de la voluntad y el empuje de los cesarenses, que se convierta en más que un pequeño grano de arena.

Editorial
16 agosto, 2021

¿Qué hacemos los cesarenses para que no se repita?

El pasado 23 de junio se realizó en Bogotá un acto de reconocimiento de responsabilidades de  excomandantes de las Farc por el secuestro cometido contra miles de colombianos, convocado por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, una de las tres entidades del Sistema Integral para la Paz. Fue un primer momento, que dejó […]


El pasado 23 de junio se realizó en Bogotá un acto de reconocimiento de responsabilidades de  excomandantes de las Farc por el secuestro cometido contra miles de colombianos, convocado por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, una de las tres entidades del Sistema Integral para la Paz. Fue un primer momento, que dejó distintas opiniones y emociones, unas a favor y otras en contra, porque esperaban un escenario con más sinceridad. 

Intervino en ese encuentro, un paso trascendental para cerrar heridas de la guerra,  un ganadero vallenato víctima de secuestro, uno de los delitos que más fracturó a la sociedad colombiana, como lo definió el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión.

Tanto víctimas como responsables, sí coincidieron en la No Repetición de ese atroz delito. En el Cesar, según el Centro Nacional de Memoria Histórica, se han registrado 2.892 casos de secuestro en este largo conflicto, quizá el mas afectado en proporción a su población. Las huellas del conflicto no se deben borrar, es necesario recordarlas cada vez que se requiera, para reflexionar por qué no se debe continuar en el mismo círculo de la guerra, del dolor, del miedo, del abandono, de la fractura social.

Hoy ponemos las cifras: de 1958 a 2016, en el Cesar se registraron 3.755 casos de desapariciones forzadas; 411 casos de reclutamiento y utilización de menores de 18 años de edad; y 2.892 casos de secuestro, lo que arroja el total de 7.058 personas desaparecidas, secuestradas y reclutadas. A su vez se registran 1.278 acciones bélicas, 9.176 asesinatos selectivos, 524 casos de violencia sexual, 1.318 masacres, y en el periodo comprendido entre 1999 y 2005 se observó un incremento de hechos violentos.

Cifras que  sirven para preguntar: ¿Qué hacemos –o estamos haciendo- los cesarenses para la No Repetición? ¿No son suficientes las pérdidas de tantas vidas, los desarraigos por cuenta del desplazamiento, el dolor de una madre y de las familias que aún siguen buscando a sus seres queridos?

Existen muchos procesos que apuntan igual, iniciativas de diálogos, como Diálogos Improbables, Consejos Departamental y municipales de Paz, una sociedad civil organizada y toda una apuesta del Estado a través de sus instituciones en esa dirección: evitar la repetición, sembrar la semilla de la convivencia en zonas que siguen con miedo porque hay presencia de grupos armados, construir mejores condiciones de vida de las comunidades y pensarse un Cesar en paz.

El Sistema Integral para la Paz, integrado por la Jurisdicción Especial para la Paz –JEP-, la Unidad de Búsqueda de personas desaparecidas y la Comisión de la Verdad, con el apoyo de la oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, realizan en Valledupar un diálogo con sociedad civil e instituciones, que los ha llevado a plantear un Pacto por la No Repetición y la Búsqueda de personas desaparecidas.

Puede ser visto como un papel más que se firma, pero solo dependerá de la voluntad y el empuje de los cesarenses, que se convierta en más que un pequeño grano de arena.