Por años la central de abastos de Valledupar ha pasado desapercibida ante la lupa ciudadana. Si acaso se menciona para dar a conocer los casos de extorsión y de inseguridad que allí viven los comerciantes que hacen uso de ella. Lo que no se conocía en detalle era su iliquidez vigencia tras vigencia y el […]
Por años la central de abastos de Valledupar ha pasado desapercibida ante la lupa ciudadana. Si acaso se menciona para dar a conocer los casos de extorsión y de inseguridad que allí viven los comerciantes que hacen uso de ella. Lo que no se conocía en detalle era su iliquidez vigencia tras vigencia y el estado casi vegetativo en que se encuentra. Un mal negocio si se mira el cumplimiento de su objeto social.
Por eso resulta oportuna la citación que hizo el Concejo Municipal al gerente de Mercabastos, Jhonny Hernández, para que explicara la realidad de la comercializadora. Una realidad que no pueden tapar con las manos, cuando sólo tiene 18 bodegas arrendadas y 40 pendientes por vender. Ni siquiera genera los ingresos suficientes para su funcionamiento y mantenimiento que supera los 340 millones de pesos.
Tienen razón, en parte, los concejales vallenatos cuando afirman que si no es un negocio rentable, se debe pensar en la liquidación. De qué sirve tener una dependencia que se convierte en una carga permanente y generadora de problemas, cómo ha sido hasta ahora Mercabastos.
Le corresponde a la Administración Municipal, a su alcalde Freddy Socarrás, o al mismo gerente de Mercabastos, reconocer que existe un grave problema financiero en esta entidad y no tratar de poner pañitos de agua tibia a la situación, mostrando unos resultados en materia de seguridad, que si bien son importantes, no son el eje central del problema. Aquí se trata de una comercializadora que en 15 años no ha dado ganancias y se ha prestado además para aumentar la burocracia.
Sin embargo, al César lo que es del César. Hay que abonarle la buena intención de la Alcaldía actual y a la Policía Nacional que han hecho el esfuerzo por hacer de la central de abastos una zona libre de extorsión, y tratar de recuperar una cartera vencida de los arriendos de las bodegas con el propósito de generar liquidez para reinvertirlas en obras.
Señores concejales de Valledupar, si ya empezaron, terminen. No dejen este tema a medio camino, como acostumbran. Hagan el análisis financiero, comuníquenlo a la Administración, a la ciudadanía y sigan la ruta que más le convenga a la ciudad. Si Mercabastos no es viable financieramente, se deben buscar alternativas para salvarla. Alguna fórmula habrá, antes de pensar en su liquidación. Y también deben seguir su control político con los otros bienes que administra Mercabastos, como es el parqueadero Calle Grande. Esas son las cuentas que deben rendirle a la ciudadanía.
Por años la central de abastos de Valledupar ha pasado desapercibida ante la lupa ciudadana. Si acaso se menciona para dar a conocer los casos de extorsión y de inseguridad que allí viven los comerciantes que hacen uso de ella. Lo que no se conocía en detalle era su iliquidez vigencia tras vigencia y el […]
Por años la central de abastos de Valledupar ha pasado desapercibida ante la lupa ciudadana. Si acaso se menciona para dar a conocer los casos de extorsión y de inseguridad que allí viven los comerciantes que hacen uso de ella. Lo que no se conocía en detalle era su iliquidez vigencia tras vigencia y el estado casi vegetativo en que se encuentra. Un mal negocio si se mira el cumplimiento de su objeto social.
Por eso resulta oportuna la citación que hizo el Concejo Municipal al gerente de Mercabastos, Jhonny Hernández, para que explicara la realidad de la comercializadora. Una realidad que no pueden tapar con las manos, cuando sólo tiene 18 bodegas arrendadas y 40 pendientes por vender. Ni siquiera genera los ingresos suficientes para su funcionamiento y mantenimiento que supera los 340 millones de pesos.
Tienen razón, en parte, los concejales vallenatos cuando afirman que si no es un negocio rentable, se debe pensar en la liquidación. De qué sirve tener una dependencia que se convierte en una carga permanente y generadora de problemas, cómo ha sido hasta ahora Mercabastos.
Le corresponde a la Administración Municipal, a su alcalde Freddy Socarrás, o al mismo gerente de Mercabastos, reconocer que existe un grave problema financiero en esta entidad y no tratar de poner pañitos de agua tibia a la situación, mostrando unos resultados en materia de seguridad, que si bien son importantes, no son el eje central del problema. Aquí se trata de una comercializadora que en 15 años no ha dado ganancias y se ha prestado además para aumentar la burocracia.
Sin embargo, al César lo que es del César. Hay que abonarle la buena intención de la Alcaldía actual y a la Policía Nacional que han hecho el esfuerzo por hacer de la central de abastos una zona libre de extorsión, y tratar de recuperar una cartera vencida de los arriendos de las bodegas con el propósito de generar liquidez para reinvertirlas en obras.
Señores concejales de Valledupar, si ya empezaron, terminen. No dejen este tema a medio camino, como acostumbran. Hagan el análisis financiero, comuníquenlo a la Administración, a la ciudadanía y sigan la ruta que más le convenga a la ciudad. Si Mercabastos no es viable financieramente, se deben buscar alternativas para salvarla. Alguna fórmula habrá, antes de pensar en su liquidación. Y también deben seguir su control político con los otros bienes que administra Mercabastos, como es el parqueadero Calle Grande. Esas son las cuentas que deben rendirle a la ciudadanía.