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General - 24 junio, 2016

El pueblo más caliente de Colombia está de fiesta

En Guaimaral se celebran desde hoy y hasta el domingo las Fiestas Patronales de San Juan Bautista y el vigésimo primer Festival del Carnero.

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El viaje a Guaimaral, que en estudios de temperatura realizados en julio del 2015 por el Instituto Nacional de Hidrología y Meteorología –Ideam- fue considerado el pueblo con la temperatura más alta en Colombia, con 41 grados centigrados, comenzó a las 7:15 de la mañana. Partimos en un bus de transporte intermunicipal que desde Valledupar nos llevó al corregimiento de Caracolí, sobre la vía a Bosconia, y allí en mototaxi seguimos el recorrido de 22 kilómetros pasando por los corregimientos de Los Venados y luego El Perro, para finalmente llegar a las 8:30 de la mañana al sitio de nuestro interés.

Guaimaral está de celebración con motivo de las fiestas de San Juan Bautista y el Festival del Carnero, que con las competencias de música vallenata comienza hoy y termina el próximo domingo 26. Lo primero que nos impresionó fue la amabilidad con que nos recibió la gente que, sin riquezas materiales pero con inmenso don de servicio, recorrimos calle por calle para sentir en medio del sofocante calor de esta tierra, sus virtudes y necesidades más apremiantes.

Como no sabía las razones del particular nombre de este pueblo, me explicaron que procede de los numerosos árboles de guáimaro que se contaban a montón mucho tiempo atrás por estas tierras y que, a raíz de las siembras, empezó a desaparecer. Precisamente, allí empiezan hoy las Fiestas Patronales de San Juan Bautista y la vigésima primera versión del Festival del Carnero, en homenaje al profesor Joaquín Quiroz y el acordeonero y cantautor Víctor Nobles.

Efraín Valera, quien desde siempre ha apoyado la organización de este evento folclórico y cultural, nos comentó que empezó luego de un siniestro sufrido en los años 60 por el hacendado ‘Juancho’ Castro Maya, quien poseía tierras en la zona. Tras el accidente en que este hombre perdió la vida, su esposa e hijos regalaron a la iglesia del pueblo el monumento del patrón del pueblo. Ya en 1991, a las fiestas se unió la celebración del Festival del Carnero, como un atractivo para que más feligreses y visitantes asistieran a las fiestas.

“Nos unimos unos amigos, bajo la idea de Andrés Beleño y ‘Carmencito’ Mendoza (Q.E.P.D), que decían que las fiestas de San Juan Bautista necesitaban una ‘pega’ para engrandecerla. Inicialmente decían ellos que fuera un festival del trupillo porque por acá se da mucho ese árbol, pero llegando a un consenso se escogió entre todos el Festival del Carnero”, me contó Valera, quien explicó que este festival concibe no solo la parte musical, en la que organizan concursos de acordeoneros profesionales, piqueria y canción inédita, sino también en la parte gastronómica y animal, que concibe concursos como el del mejor carnero, la mejor preparación, la oveja más prolífera, entre otros.

Las penas de Guaimaral

Tras una corta charla en la que se notaba el ambiente jovial que genera la festividad, era imprescindible no tocar el tema de la vía, que en el trayecto El Perro – Guaimaral no se encuentra pavimentada y pese a los clamores que año tras año hace la comunidad, no se le destinan los recursos necesarios para la obra.

Eugenio Barriga, líder del corregimiento y propietario de una buseta de transporte intermunicipal, solo espera que Dios y San Juan Bautista ‘metan su mano’ para que de una vez por todas los mandatarios de turno cumplan con la pavimentación, pues con la intensa sequía que caracteriza ese territorio son frecuentes los casos de enfermedades respiratorias en la población, generadas a partir de aspirar permanentemente el polvo que se levanta de la carretera destapada. Paradójicamente, las molestias igualmente aparecen cuando llueve porque la vía se convierte más en un lodazal que en un tramo por el que dignamente deberían transitar los habitantes de la zona.

Y es que precisamente son las enfermedades respiratorias, acompañadas por cuadros de diarrea y gastroenteritis aguda, los que más se presentan entre los guaimaraleros, según el médico que dirige el puesto de salud local, Jesús Araújo.

El galeno dijo que le toca esforzar la vista cada vez que atiende a un paciente en la noche, ya que en el centro de salud no existe una planta de energía y tiene el transformador averiado y en algunos casos le ha tocado usar la lámpara de su celular.

Como si lo anterior fuera poco, en el centro de salud no existe un equipo de reanimación y primeros auxilios, así que se vuelve la mejor plaza para demostrar las habilidades profesionales del médico al servicio del Hospital Eduardo Arredondo Daza.

Al seguir con la radiografía de Guaimaral, encontré lógico que sean recurrentes los casos de enfermedades diarreicas agudas porque el agua suministrada por el incipiente acueducto no es apta para el consumo humano y la mayoría de los habitantes no han adquirido el hábito de hervir el preciado líquido, que es lo mínimo que desde cada hogar debe hacerse para evitar enfermarse.

En este sentido no hay claridad total, pues algunos guaimaraleros piensan que todavía su acueducto no ha sido terminado, pero resulta que sí existe un tanque elevado a donde llega el líquido, pero no cuenta con una planta de tratamiento que lo potabilice.

A Guaimaral tampoco han llegado obras de alcantarillado y saneamiento básico, por lo que persisten en las viviendas las pozas sépticas que, luego de uno o dos años, terminan desbordándose por las polvorientas calles del pueblo.

“¿Para cuándo se podrá cumplir con el arreglo de los dos parques y la plaza principal del pueblo que, entre otras cosas, celebra festival pero no tiene tarima?” se pregunta Rony Altamar, quien reprocha que año tras año la plaza siga en ese estado de deterioro y ahora lleno de los escombros que dejaron los contratistas del parque biosaludable que fue construido a medias hace tres meses.

Para Humberto Campo la preocupación gira en torno al cuidado de sus crías de chivo y carnero, que tanto a él como a muchos otros criadores se las hurtan. “Tenemos que andar asoleándonos detrás de ellos para que no nos los roben”, comentó este hombre que fue apoyado por Encarnación Álvarez, quien tuvo que ponerle pastor a su rebaño de 170 carneros, “como uno se descuide, se los cogen y aquí en Guaimaral este el único sustento”.

En Guaimaral se celebran desde hoy y hasta el domingo las Fiestas Patronales de San Juan Bautista y el vigésimo primer Festival del Carnero.

Por Jennifer Del Río Coronell
[email protected]

 

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24 junio, 2016

El pueblo más caliente de Colombia está de fiesta

En Guaimaral se celebran desde hoy y hasta el domingo las Fiestas Patronales de San Juan Bautista y el vigésimo primer Festival del Carnero.


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El viaje a Guaimaral, que en estudios de temperatura realizados en julio del 2015 por el Instituto Nacional de Hidrología y Meteorología –Ideam- fue considerado el pueblo con la temperatura más alta en Colombia, con 41 grados centigrados, comenzó a las 7:15 de la mañana. Partimos en un bus de transporte intermunicipal que desde Valledupar nos llevó al corregimiento de Caracolí, sobre la vía a Bosconia, y allí en mototaxi seguimos el recorrido de 22 kilómetros pasando por los corregimientos de Los Venados y luego El Perro, para finalmente llegar a las 8:30 de la mañana al sitio de nuestro interés.

Guaimaral está de celebración con motivo de las fiestas de San Juan Bautista y el Festival del Carnero, que con las competencias de música vallenata comienza hoy y termina el próximo domingo 26. Lo primero que nos impresionó fue la amabilidad con que nos recibió la gente que, sin riquezas materiales pero con inmenso don de servicio, recorrimos calle por calle para sentir en medio del sofocante calor de esta tierra, sus virtudes y necesidades más apremiantes.

Como no sabía las razones del particular nombre de este pueblo, me explicaron que procede de los numerosos árboles de guáimaro que se contaban a montón mucho tiempo atrás por estas tierras y que, a raíz de las siembras, empezó a desaparecer. Precisamente, allí empiezan hoy las Fiestas Patronales de San Juan Bautista y la vigésima primera versión del Festival del Carnero, en homenaje al profesor Joaquín Quiroz y el acordeonero y cantautor Víctor Nobles.

Efraín Valera, quien desde siempre ha apoyado la organización de este evento folclórico y cultural, nos comentó que empezó luego de un siniestro sufrido en los años 60 por el hacendado ‘Juancho’ Castro Maya, quien poseía tierras en la zona. Tras el accidente en que este hombre perdió la vida, su esposa e hijos regalaron a la iglesia del pueblo el monumento del patrón del pueblo. Ya en 1991, a las fiestas se unió la celebración del Festival del Carnero, como un atractivo para que más feligreses y visitantes asistieran a las fiestas.

“Nos unimos unos amigos, bajo la idea de Andrés Beleño y ‘Carmencito’ Mendoza (Q.E.P.D), que decían que las fiestas de San Juan Bautista necesitaban una ‘pega’ para engrandecerla. Inicialmente decían ellos que fuera un festival del trupillo porque por acá se da mucho ese árbol, pero llegando a un consenso se escogió entre todos el Festival del Carnero”, me contó Valera, quien explicó que este festival concibe no solo la parte musical, en la que organizan concursos de acordeoneros profesionales, piqueria y canción inédita, sino también en la parte gastronómica y animal, que concibe concursos como el del mejor carnero, la mejor preparación, la oveja más prolífera, entre otros.

Las penas de Guaimaral

Tras una corta charla en la que se notaba el ambiente jovial que genera la festividad, era imprescindible no tocar el tema de la vía, que en el trayecto El Perro – Guaimaral no se encuentra pavimentada y pese a los clamores que año tras año hace la comunidad, no se le destinan los recursos necesarios para la obra.

Eugenio Barriga, líder del corregimiento y propietario de una buseta de transporte intermunicipal, solo espera que Dios y San Juan Bautista ‘metan su mano’ para que de una vez por todas los mandatarios de turno cumplan con la pavimentación, pues con la intensa sequía que caracteriza ese territorio son frecuentes los casos de enfermedades respiratorias en la población, generadas a partir de aspirar permanentemente el polvo que se levanta de la carretera destapada. Paradójicamente, las molestias igualmente aparecen cuando llueve porque la vía se convierte más en un lodazal que en un tramo por el que dignamente deberían transitar los habitantes de la zona.

Y es que precisamente son las enfermedades respiratorias, acompañadas por cuadros de diarrea y gastroenteritis aguda, los que más se presentan entre los guaimaraleros, según el médico que dirige el puesto de salud local, Jesús Araújo.

El galeno dijo que le toca esforzar la vista cada vez que atiende a un paciente en la noche, ya que en el centro de salud no existe una planta de energía y tiene el transformador averiado y en algunos casos le ha tocado usar la lámpara de su celular.

Como si lo anterior fuera poco, en el centro de salud no existe un equipo de reanimación y primeros auxilios, así que se vuelve la mejor plaza para demostrar las habilidades profesionales del médico al servicio del Hospital Eduardo Arredondo Daza.

Al seguir con la radiografía de Guaimaral, encontré lógico que sean recurrentes los casos de enfermedades diarreicas agudas porque el agua suministrada por el incipiente acueducto no es apta para el consumo humano y la mayoría de los habitantes no han adquirido el hábito de hervir el preciado líquido, que es lo mínimo que desde cada hogar debe hacerse para evitar enfermarse.

En este sentido no hay claridad total, pues algunos guaimaraleros piensan que todavía su acueducto no ha sido terminado, pero resulta que sí existe un tanque elevado a donde llega el líquido, pero no cuenta con una planta de tratamiento que lo potabilice.

A Guaimaral tampoco han llegado obras de alcantarillado y saneamiento básico, por lo que persisten en las viviendas las pozas sépticas que, luego de uno o dos años, terminan desbordándose por las polvorientas calles del pueblo.

“¿Para cuándo se podrá cumplir con el arreglo de los dos parques y la plaza principal del pueblo que, entre otras cosas, celebra festival pero no tiene tarima?” se pregunta Rony Altamar, quien reprocha que año tras año la plaza siga en ese estado de deterioro y ahora lleno de los escombros que dejaron los contratistas del parque biosaludable que fue construido a medias hace tres meses.

Para Humberto Campo la preocupación gira en torno al cuidado de sus crías de chivo y carnero, que tanto a él como a muchos otros criadores se las hurtan. “Tenemos que andar asoleándonos detrás de ellos para que no nos los roben”, comentó este hombre que fue apoyado por Encarnación Álvarez, quien tuvo que ponerle pastor a su rebaño de 170 carneros, “como uno se descuide, se los cogen y aquí en Guaimaral este el único sustento”.

En Guaimaral se celebran desde hoy y hasta el domingo las Fiestas Patronales de San Juan Bautista y el vigésimo primer Festival del Carnero.

Por Jennifer Del Río Coronell
[email protected]