Por: Luis Napoleón de Armas P. La revista Dinero ha publicado los resultados de las pruebas de estado practicadas sobre 9500 colegios del país cifra que da una idea de lo difícil que es esta competencia; ser de los mejores es una verdadera prueba de fuego; ubicarse dentro de los primeros mil ya es una […]
Por: Luis Napoleón de Armas P.
La revista Dinero ha publicado los resultados de las pruebas de estado practicadas sobre 9500 colegios del país cifra que da una idea de lo difícil que es esta competencia; ser de los mejores es una verdadera prueba de fuego; ubicarse dentro de los primeros mil ya es una proeza; estar dentro de los primeros 500, el 5% del universo, podría considerarse dentro de la línea de excelencia. Si estas pruebas miden el nivel académico de nuestros bachilleres, la tendencia indica que la buena calidad se está concentrando en Bogotá y zona metropolitana que, en especial, son colegios privados; tiene más del 50% de los 100 primeros puestos y de ellos, el 75% son calendario B, mejorando con relación al año anterior; le siguen los colegios de la zona de influencia de Bucaramanga. Algo, bueno está ocurriendo en esos colegios y lugares; lo malo es que los hijos de los más ricos son los que se están beneficiando, una educación para élites. En el Caribe solo Barranquilla, Cartagena y Valledupar, figuran dentro de los cien primeros lugares con 9, 2 y 1 colegios respectivamente; aquí se destacó el Colegio Bilingüe en el lugar 31, subiendo ocho puestos respecto a las mas recientes pruebas del año 2009; aplausos para el Bilingüe. Valledupar, desmejoró con solo 5 colegios dentro de los 500 mejores. Los otros, que siempre están en la pelea son el Gimnasio del Norte, Santa Fe, el Hispano y la Sagrada Familia. Nuestro Loperena figuró por allá en el lugar 760, que tampoco es una vergüenza, pero ya no es el mismo. Medellín y el resto del eje cafetero, regiones con mucha tradición, solo ubicaron 5 colegios dentro del parámetro inicial de 100. Este bajón debería ser motivo de una reflexión profunda, algo malo está pasando. Por supuesto, este es un triunfo relativo y no es para cantar victoria; en lo internacional, en pruebas, como las PISA, a nuestros estudiantes les ha ido muy mal (57/62 en 2006 y 53/57 en
2009, en franco retroceso). Una política basada en meras coberturas no es suficiente y debe ir acompañada de calidad. En cobertura al Cesar le ha ido bien; según el documento, “Revolución
Educativa, 2002-2010”, Mineducación, el Cesar creció en cobertura 25.08% entre 2002 y 2009, la mas alta tasa del país. La ministra Cecilia María Vélez, en los últimos ocho años mantuvo este empeño, plausible, pero sin aumentar el presupuesto, una forma de enmascarar el problema; aquí hay algo de populismo; es como engordar sin consumir proteínas. Aunque, viéndolo bien, el incremento de la inversión es una condición necesaria pero no suficiente. V gr., Australia ha triplicado sus gastos/alumno desde 1970 y, sin embargo, no ha alcanzado el nivel de Singapur; mientras tanto, Corea del Sur, figura entre los cuatro primeros en todas las pruebas de calidad, pese a tener una de las más altas concentraciones de alumnos por salón de clases, considerado esto, como una causa de mala calidad. Entonces, ¿cuál será la clave para lograr la excelencia? Me aventuro en una hipótesis relacionada con la filosofía del sistema integrado de la educación, que tenga en cuenta los valores socioculturales de los colombianos. La educación es una cadena de valores con integración vertical. Es curioso ver como los colegios líderes en esta clasificación cubren desde el preescolar hasta la media y casi todos ellos son de perfil europeo donde la educación ha sido parte muy importante de la agenda de todos los gobiernos, cualesquiera que sean las tendencias políticas de los gobernantes de turno; es una política de estado más no de gobierno. Un aspecto que no se ha mostrado es la relación existente entre cobertura y deserción escolar; esta causalidad no se ha analizado. Según el documento citado, la deserción en Colombia ha disminuido del 8% al 5.2% entre 2002 y 2009. Del Cesar, esa cifra no la conozco. [email protected]
Por: Luis Napoleón de Armas P. La revista Dinero ha publicado los resultados de las pruebas de estado practicadas sobre 9500 colegios del país cifra que da una idea de lo difícil que es esta competencia; ser de los mejores es una verdadera prueba de fuego; ubicarse dentro de los primeros mil ya es una […]
Por: Luis Napoleón de Armas P.
La revista Dinero ha publicado los resultados de las pruebas de estado practicadas sobre 9500 colegios del país cifra que da una idea de lo difícil que es esta competencia; ser de los mejores es una verdadera prueba de fuego; ubicarse dentro de los primeros mil ya es una proeza; estar dentro de los primeros 500, el 5% del universo, podría considerarse dentro de la línea de excelencia. Si estas pruebas miden el nivel académico de nuestros bachilleres, la tendencia indica que la buena calidad se está concentrando en Bogotá y zona metropolitana que, en especial, son colegios privados; tiene más del 50% de los 100 primeros puestos y de ellos, el 75% son calendario B, mejorando con relación al año anterior; le siguen los colegios de la zona de influencia de Bucaramanga. Algo, bueno está ocurriendo en esos colegios y lugares; lo malo es que los hijos de los más ricos son los que se están beneficiando, una educación para élites. En el Caribe solo Barranquilla, Cartagena y Valledupar, figuran dentro de los cien primeros lugares con 9, 2 y 1 colegios respectivamente; aquí se destacó el Colegio Bilingüe en el lugar 31, subiendo ocho puestos respecto a las mas recientes pruebas del año 2009; aplausos para el Bilingüe. Valledupar, desmejoró con solo 5 colegios dentro de los 500 mejores. Los otros, que siempre están en la pelea son el Gimnasio del Norte, Santa Fe, el Hispano y la Sagrada Familia. Nuestro Loperena figuró por allá en el lugar 760, que tampoco es una vergüenza, pero ya no es el mismo. Medellín y el resto del eje cafetero, regiones con mucha tradición, solo ubicaron 5 colegios dentro del parámetro inicial de 100. Este bajón debería ser motivo de una reflexión profunda, algo malo está pasando. Por supuesto, este es un triunfo relativo y no es para cantar victoria; en lo internacional, en pruebas, como las PISA, a nuestros estudiantes les ha ido muy mal (57/62 en 2006 y 53/57 en
2009, en franco retroceso). Una política basada en meras coberturas no es suficiente y debe ir acompañada de calidad. En cobertura al Cesar le ha ido bien; según el documento, “Revolución
Educativa, 2002-2010”, Mineducación, el Cesar creció en cobertura 25.08% entre 2002 y 2009, la mas alta tasa del país. La ministra Cecilia María Vélez, en los últimos ocho años mantuvo este empeño, plausible, pero sin aumentar el presupuesto, una forma de enmascarar el problema; aquí hay algo de populismo; es como engordar sin consumir proteínas. Aunque, viéndolo bien, el incremento de la inversión es una condición necesaria pero no suficiente. V gr., Australia ha triplicado sus gastos/alumno desde 1970 y, sin embargo, no ha alcanzado el nivel de Singapur; mientras tanto, Corea del Sur, figura entre los cuatro primeros en todas las pruebas de calidad, pese a tener una de las más altas concentraciones de alumnos por salón de clases, considerado esto, como una causa de mala calidad. Entonces, ¿cuál será la clave para lograr la excelencia? Me aventuro en una hipótesis relacionada con la filosofía del sistema integrado de la educación, que tenga en cuenta los valores socioculturales de los colombianos. La educación es una cadena de valores con integración vertical. Es curioso ver como los colegios líderes en esta clasificación cubren desde el preescolar hasta la media y casi todos ellos son de perfil europeo donde la educación ha sido parte muy importante de la agenda de todos los gobiernos, cualesquiera que sean las tendencias políticas de los gobernantes de turno; es una política de estado más no de gobierno. Un aspecto que no se ha mostrado es la relación existente entre cobertura y deserción escolar; esta causalidad no se ha analizado. Según el documento citado, la deserción en Colombia ha disminuido del 8% al 5.2% entre 2002 y 2009. Del Cesar, esa cifra no la conozco. [email protected]