Si la sociedad vallenata se encuentra altamente consternada ante el inesperado asesinato del pediatra Alberto Aroca Saad, para el gremio médico de Valledupar la tristeza que nos invade es indescriptible, por la inaceptable muerte violenta a través de sicarios, de tan excelso colega, como si se tratara de una persona peligrosa para la sociedad.

Este impensado final del médico pediatra, Alberto ‘Tico’ Aroca, como cariñosamente solíamos llamarlo, no solo sus colegas sino todas las madres y padres de los niños que atendía en su consultorio, en las clínicas y muchas veces en sus domicilios con la voluntad indeclinable propia de su vocación profesional. Su bestial homicidio ha llevado a los médicos residenciados en Valledupar a la reflexión, porque de veras nos sentimos desprotegidos y, por ende, queremos manifestarles a las autoridades y al público en general, la inconformidad por la pérdida irreparable de una persona muy valiosa, tanto para el cuerpo médico como para toda nuestra sociedad.

Será una protesta callejera pacífica que todavía no tiene fecha, ya que apenas comienza su socialización; sin embargo, desde hoy convocamos a todos los vallenatos a que nos acompañe con pañuelos blancos a los médicos que ese día caminaremos con nuestras batas blancas por algunas calles céntricas de la ciudad. Reitero, aunque el llamado es general para todos los vallenatos, solicitamos en especial la solidaridad de los odontólogos, bacteriólogos, enfermeras, instrumentadoras quirúrgicas y demás profesionales y trabajadores de la salud. Durante el tiempo de la marcha protesta, en los hospitales y clínicas solo se atenderá urgencias porque la protesta debe ser multitudinaria, pues el propósito es enviarle el mensaje de rechazo a los criminales, especialmente a los clandestinos.

Si bien es cierto que nadie está exento del riesgo de morir por las armas de los asesinos, el gremio médico en la caminata protesta por el asesinato del colega, Alberto Aroca Saad, a tales criminales les exigiremos respeto por nuestras vidas y las de nuestros familiares, a quienes, en realidad, los médicos por el continuo trabajo en la atención de la salud de las comunidades no les dedicamos el cuidado y tiempo que se merecen.