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Columnista - 30 diciembre, 2019

Propuesta para acabar con los ‘Elefantes blancos’

Los elefantes blancos son una manera crítica de llamar la atención a la Administración Pública sobre aquellas edificaciones que no generan beneficio económico alguno, por estar inconclusas, en desuso o terminadas, pero que, por falta de planeación, o estudios previos, pasaron a otras administraciones en algunos casos, sin planes de financiación aprobados, o sin mantenimiento, […]

Los elefantes blancos son una manera crítica de llamar la atención a la Administración Pública sobre aquellas edificaciones que no generan beneficio económico alguno, por estar inconclusas, en desuso o terminadas, pero que, por falta de planeación, o estudios previos, pasaron a otras administraciones en algunos casos, sin planes de financiación aprobados, o sin mantenimiento, que a criterio del nuevo mandatario no era su compromiso terminarlas, dotarlas o comercializarlas, pero que en la mayoría de los casos causaron detrimento patrimonial al Estado.

La causa más común para que se produzcan estos elefantes blancos, es la ausencia de estos proyectos en el plan de ejecución de los POT, situación que sugiere a los alcaldes o gobernadores inventarse decretos que solo tendrán vigencia hasta la llegada del mandatario entrante.

Quiero destacar con esto, que así como los POT se aprueban a través de Acuerdos Municipales, con este mismo método, se deberían aprobar también los instrumentos de planificación y gestión pública, como lo son los planes maestros a corto, mediano y largo plazo y no como se vienen gestionando estos instrumentos, por medio de decretos municipales de fácil derogación, estrategia equivocada de los mandatarios de turno, que evita el desarrollo progresivo de los proyectos en el tiempo, mientras que por medio de seguimiento, evaluación, formulaciones, concertaciones ambientales, gremiales y en cabildo abierto, se aprueban y se logran mejores resultados.

Solo con este procedimiento, se alinearían los procesos a la misma metodología de los POT, ofreciéndose mayores garantías a estos propósitos, para que los planes maestros, sean de espacio público, servicios públicos, planes viales o de movilidad o ya sean de otras gestiones públicas, que generen obras importantes, se puedan ejecutar obligatoriamente según el plan de ejecución programado, sin importar las intenciones del siguiente mandatario.

De tal manera que, si las entidades territoriales, gestionaran todos los instrumentos de planificación de esta forma, otro horizonte prevalecería para nuestras nuevas generaciones y seguramente no ocurriría lo que pasa en Valledupar, con el desmantelamiento de las instalaciones del Hospital Los Mayales construido parcialmente en el Gobierno del ex alcalde Yhonny Pérez y la construcción de la otra galería popular y terminal inter corregimental, cuya estructura se encuentra a la intemperie sin que la autoridad pública haya hecho nada al respecto para terminarla.

Y es que la indolencia se dispersa en la mayoría de los ciudadanos de esta importante región, porque a pesar de que estas construcciones no resuelven el problema público para las que fueron creadas, a cambio en esa misma zona, se erigen costosas adecuaciones a la glorieta del Cacique Upar, como si el problema de movilidad existente en este anillo vial no tuviera ninguna importancia y como si las obras inconclusas no fueran también obras públicas de obligatoria terminación y puesta en funcionamiento.

Columnista
30 diciembre, 2019

Propuesta para acabar con los ‘Elefantes blancos’

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Augusto Enrique Orozco Sanchez

Los elefantes blancos son una manera crítica de llamar la atención a la Administración Pública sobre aquellas edificaciones que no generan beneficio económico alguno, por estar inconclusas, en desuso o terminadas, pero que, por falta de planeación, o estudios previos, pasaron a otras administraciones en algunos casos, sin planes de financiación aprobados, o sin mantenimiento, […]


Los elefantes blancos son una manera crítica de llamar la atención a la Administración Pública sobre aquellas edificaciones que no generan beneficio económico alguno, por estar inconclusas, en desuso o terminadas, pero que, por falta de planeación, o estudios previos, pasaron a otras administraciones en algunos casos, sin planes de financiación aprobados, o sin mantenimiento, que a criterio del nuevo mandatario no era su compromiso terminarlas, dotarlas o comercializarlas, pero que en la mayoría de los casos causaron detrimento patrimonial al Estado.

La causa más común para que se produzcan estos elefantes blancos, es la ausencia de estos proyectos en el plan de ejecución de los POT, situación que sugiere a los alcaldes o gobernadores inventarse decretos que solo tendrán vigencia hasta la llegada del mandatario entrante.

Quiero destacar con esto, que así como los POT se aprueban a través de Acuerdos Municipales, con este mismo método, se deberían aprobar también los instrumentos de planificación y gestión pública, como lo son los planes maestros a corto, mediano y largo plazo y no como se vienen gestionando estos instrumentos, por medio de decretos municipales de fácil derogación, estrategia equivocada de los mandatarios de turno, que evita el desarrollo progresivo de los proyectos en el tiempo, mientras que por medio de seguimiento, evaluación, formulaciones, concertaciones ambientales, gremiales y en cabildo abierto, se aprueban y se logran mejores resultados.

Solo con este procedimiento, se alinearían los procesos a la misma metodología de los POT, ofreciéndose mayores garantías a estos propósitos, para que los planes maestros, sean de espacio público, servicios públicos, planes viales o de movilidad o ya sean de otras gestiones públicas, que generen obras importantes, se puedan ejecutar obligatoriamente según el plan de ejecución programado, sin importar las intenciones del siguiente mandatario.

De tal manera que, si las entidades territoriales, gestionaran todos los instrumentos de planificación de esta forma, otro horizonte prevalecería para nuestras nuevas generaciones y seguramente no ocurriría lo que pasa en Valledupar, con el desmantelamiento de las instalaciones del Hospital Los Mayales construido parcialmente en el Gobierno del ex alcalde Yhonny Pérez y la construcción de la otra galería popular y terminal inter corregimental, cuya estructura se encuentra a la intemperie sin que la autoridad pública haya hecho nada al respecto para terminarla.

Y es que la indolencia se dispersa en la mayoría de los ciudadanos de esta importante región, porque a pesar de que estas construcciones no resuelven el problema público para las que fueron creadas, a cambio en esa misma zona, se erigen costosas adecuaciones a la glorieta del Cacique Upar, como si el problema de movilidad existente en este anillo vial no tuviera ninguna importancia y como si las obras inconclusas no fueran también obras públicas de obligatoria terminación y puesta en funcionamiento.