Por: Jairo Franco Colombia histórica y reiteradamente ha venido escuchando promesas esperanzadoras, discursos proselitistas, llenos de demagogia e ilusionismo. En ésta época preelectoral donde notamos la proliferación de candidatos al Congreso de la República, se observa la multiplicidad de propuestas que cumplidas este sería un país desarrollado e internacionalmente sería un ejemplo a seguir. Ser […]
Por: Jairo Franco
Colombia histórica y reiteradamente ha venido escuchando promesas esperanzadoras, discursos proselitistas, llenos de demagogia e ilusionismo. En ésta época preelectoral donde notamos la proliferación de candidatos al Congreso de la República, se observa la multiplicidad de propuestas que cumplidas este sería un país desarrollado e internacionalmente sería un ejemplo a seguir.
Ser uno de los integrantes del Congreso de la República, Senado o Cámara de Representantes, es verdaderamente un honor y que se le llame “Padre de la Patria” más; así lo deben entender sus aspirantes desde el inicio de sus campañas, preparados para asumir ese rol, es algo que deben asimilar muy internamente en su conciencia, como persona. Se debe escoger bien, elegir objetivamente a nuestro Congreso, allí deben llegar mujeres y hombres probos, con deseos de cambiar el destino actual de este país; por la ruta que va se aproxima a un precipicio, los que sean elegidos, que estén convencidos de educar y darle herramientas al Gobierno Nacional, que originen leyes que suplas vacíos y las necesidades encuentren soluciones, que procuren el bienestar de los colombianos en todas sus etapas.
El país está cansado de congresistas que solo van a calentar puesto; después de ser elegido no sacan a relucir su potencial de ideas esgrimido en campaña; el Congreso es el escenario propicio para buscar el beneficio de la región a la que pertenecen y su gente, los que lo eligieron. Son muchos los problemas del país que deben acometer y enfrentar cual fuere la comisión que integren, con debates bien intencionados. Preocupa al país que vuelva el pupitrazo y el ausentismo, conductas enquistadas en el Congreso que deben desaparecer. Buenos oficios harían los nuevos congresistas de darle prestigio y autoridad a ese órgano legislativo. La responsabilidad radicará en los partidos políticos, sus juntas directivas, que son los que deben exigir a sus elegidos sean coherentes en su gestión legislativa y cumplan con lo prometido en campaña.
A futuro, pero pronto, debe reglamentarse el cumplimiento de ese cúmulo de promesas, caso similar a lo que sucede con Gobernadores y Alcaldes, pero acá claro está con el voto programático; la rendición de cuentas después de cada legislatura podría ser y considerarse así un control ciudadano.
Se necesita legislación que cierre brechas en la desigualdad bastante pero bastante notoria en Colombia, al igual que se acabe eso de discriminar por discriminar a cualquier persona sin motivo a pesar de existir la Ley Antidiscriminación. Este próximo Congreso, debe estar dispuesto a legislar en temas tan álgidos y requeridos por los colombianos como la salud mejoramiento en la calidad de la educación, infraestructura de obras que comuniquen a las diferentes regiones del país entre otros. Son retos que desde ya deben asumir.
Twitter: [email protected]
Por: Jairo Franco Colombia histórica y reiteradamente ha venido escuchando promesas esperanzadoras, discursos proselitistas, llenos de demagogia e ilusionismo. En ésta época preelectoral donde notamos la proliferación de candidatos al Congreso de la República, se observa la multiplicidad de propuestas que cumplidas este sería un país desarrollado e internacionalmente sería un ejemplo a seguir. Ser […]
Por: Jairo Franco
Colombia histórica y reiteradamente ha venido escuchando promesas esperanzadoras, discursos proselitistas, llenos de demagogia e ilusionismo. En ésta época preelectoral donde notamos la proliferación de candidatos al Congreso de la República, se observa la multiplicidad de propuestas que cumplidas este sería un país desarrollado e internacionalmente sería un ejemplo a seguir.
Ser uno de los integrantes del Congreso de la República, Senado o Cámara de Representantes, es verdaderamente un honor y que se le llame “Padre de la Patria” más; así lo deben entender sus aspirantes desde el inicio de sus campañas, preparados para asumir ese rol, es algo que deben asimilar muy internamente en su conciencia, como persona. Se debe escoger bien, elegir objetivamente a nuestro Congreso, allí deben llegar mujeres y hombres probos, con deseos de cambiar el destino actual de este país; por la ruta que va se aproxima a un precipicio, los que sean elegidos, que estén convencidos de educar y darle herramientas al Gobierno Nacional, que originen leyes que suplas vacíos y las necesidades encuentren soluciones, que procuren el bienestar de los colombianos en todas sus etapas.
El país está cansado de congresistas que solo van a calentar puesto; después de ser elegido no sacan a relucir su potencial de ideas esgrimido en campaña; el Congreso es el escenario propicio para buscar el beneficio de la región a la que pertenecen y su gente, los que lo eligieron. Son muchos los problemas del país que deben acometer y enfrentar cual fuere la comisión que integren, con debates bien intencionados. Preocupa al país que vuelva el pupitrazo y el ausentismo, conductas enquistadas en el Congreso que deben desaparecer. Buenos oficios harían los nuevos congresistas de darle prestigio y autoridad a ese órgano legislativo. La responsabilidad radicará en los partidos políticos, sus juntas directivas, que son los que deben exigir a sus elegidos sean coherentes en su gestión legislativa y cumplan con lo prometido en campaña.
A futuro, pero pronto, debe reglamentarse el cumplimiento de ese cúmulo de promesas, caso similar a lo que sucede con Gobernadores y Alcaldes, pero acá claro está con el voto programático; la rendición de cuentas después de cada legislatura podría ser y considerarse así un control ciudadano.
Se necesita legislación que cierre brechas en la desigualdad bastante pero bastante notoria en Colombia, al igual que se acabe eso de discriminar por discriminar a cualquier persona sin motivo a pesar de existir la Ley Antidiscriminación. Este próximo Congreso, debe estar dispuesto a legislar en temas tan álgidos y requeridos por los colombianos como la salud mejoramiento en la calidad de la educación, infraestructura de obras que comuniquen a las diferentes regiones del país entre otros. Son retos que desde ya deben asumir.
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