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Columnista - 18 mayo, 2023

Primera línea: la democracia

El triunfo de Duque venía precedido de denuncias acerca de cómo estuvo financiada su campaña presidencial

El concepto de primera línea se acuñó en 2021 cuando un valiente universo de jóvenes se instaló en las calles de Colombia para protestar contra los intentos del gobierno fascista de Duque por saquear el bolsillo de los más pobres del país en provecho de un pequeño clan de saqueadores del erario; fue una legítima actitud de quienes defendían el derecho fundamental a la vida. 

La respuesta fue soberbia por parte de un régimen prepotente dispuesto a defender a sangre y fuego unos privilegios conquistados no por medios legales y transparentes con el apoyo, a veces, de mafias del narcotráfico y minería ilegal; fueron muchos los muertos, mutilados y desaparecidos. 

El triunfo de Duque venía precedido de denuncias acerca de cómo estuvo financiada su campaña presidencial, veras que está confirmando Salvatore Mancuso cuando se refiere a lo que hoy conocemos como el ‘Clan del Golfo’. Más fácil que dialogar resultó el uso de una fuerza policial instrumentalizada para la represión de una muchedumbre inerme. Sin embargo, esas criminales relaciones mafiosas no fueron suficientes para impedir el triunfo de Gustavo Petro que planteó formas alternativas para ganar elecciones y un nuevo concepto de Estado para gobernar con objetivos claros pensando en los problemas nacionales y no en el beneficio de castas. 

Eso no lo esperaban, afirmaban que Petro nunca sería presidente, pero cuando vieron que no era así, resolvieron apostarle a R. Hernández y por un tris casi lo logran. Esto hubiera sido una involución irrecuperable, equivalía a poner a Drácula a cuidar un banco de sangre. Hoy sufren con gran nostalgia por no tener la dirección del Estado así conserven gran parte del poder; están acudiendo a todos las formas de lucha para “defenestrar” a Petro; están lanzando luces de bengala por todas partes para ver cuál brilla más. 

La concentración de un grupo de Acore frente a la Casa de Nariño fue uno de esos destellos, sin descartar que la presencia de estos militares retirados tenga alguna conexión con parte de la militancia activa, la cual podría delegar el trabajo sucio para que otros lo hagan; es seguro que en el ejército aún quedan ‘Zapateiros”. La estructura de nuestras fuerzas militares aún sigue las estrategias de la Escuela de las Américas, de los EE. UU que veía enemigos internos por todas partes. Y claro, con el acompañamiento presencial de las figuras más oscurantistas del Centro Democrático que quieren apartar a Petro del rol de vigilante de la cosa pública. 

Este acto no se debe subestimar, el coronel que sirvió de fusible o punta de lanza de la asonada no está solo. Del lado de Acore no se conoce una posición unánime y las FF.MM. no han condenado el hecho con contundencia. Claro, no estamos en la época de la guerra fría cuando funcionaba el denominado “Ministerio de colonias” en los EE. UU., país que se reservaba el derecho de aceptar o no quién debería gobernar.  Así fue defenestrado Allende previo a un proceso de escasez forzada propiciada para demostrar el fracaso de su gobierno. Pero esto también ocurrió en Argentina, Brasil y en Bolivia con Evo Morales quien tuvo el valor de enfrentarse a los intereses de la derecha de Santa Cruz y más recientemente con Castillo en el Perú. Esto no debe seguir ocurriendo, el elector merece respeto. Aquí toca activar la primera línea que no es un grupo de desadaptados y violentos que en una famélica actitud clama justicia; tampoco es un concepto abstracto porque tiene mucha vida y hace parte de la democracia que es un conjunto de reglas y acuerdos para la reflexión, la tolerancia y la gobernanza, que no debe terminar con el cierre de las urnas; la democracia siempre es susceptible perfectibilidad y la primera línea es su cara visible. Cuando Francia invita a avivarla lo que hace es upar los sueños de esta juventud que ha perdido la fe y las esperanzas de que es justo rescatarlas. Hasta ahora, la democracia es el mejor sistema de gobierno, pero hay que aceptar sus reglas cuando se pierde y sacralizarlas cuando se gana. De lo contrario, habría que inventar otro método de competencias y tocará como en Grecia, volver al ágora. 

Columnista
18 mayo, 2023

Primera línea: la democracia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

El triunfo de Duque venía precedido de denuncias acerca de cómo estuvo financiada su campaña presidencial


El concepto de primera línea se acuñó en 2021 cuando un valiente universo de jóvenes se instaló en las calles de Colombia para protestar contra los intentos del gobierno fascista de Duque por saquear el bolsillo de los más pobres del país en provecho de un pequeño clan de saqueadores del erario; fue una legítima actitud de quienes defendían el derecho fundamental a la vida. 

La respuesta fue soberbia por parte de un régimen prepotente dispuesto a defender a sangre y fuego unos privilegios conquistados no por medios legales y transparentes con el apoyo, a veces, de mafias del narcotráfico y minería ilegal; fueron muchos los muertos, mutilados y desaparecidos. 

El triunfo de Duque venía precedido de denuncias acerca de cómo estuvo financiada su campaña presidencial, veras que está confirmando Salvatore Mancuso cuando se refiere a lo que hoy conocemos como el ‘Clan del Golfo’. Más fácil que dialogar resultó el uso de una fuerza policial instrumentalizada para la represión de una muchedumbre inerme. Sin embargo, esas criminales relaciones mafiosas no fueron suficientes para impedir el triunfo de Gustavo Petro que planteó formas alternativas para ganar elecciones y un nuevo concepto de Estado para gobernar con objetivos claros pensando en los problemas nacionales y no en el beneficio de castas. 

Eso no lo esperaban, afirmaban que Petro nunca sería presidente, pero cuando vieron que no era así, resolvieron apostarle a R. Hernández y por un tris casi lo logran. Esto hubiera sido una involución irrecuperable, equivalía a poner a Drácula a cuidar un banco de sangre. Hoy sufren con gran nostalgia por no tener la dirección del Estado así conserven gran parte del poder; están acudiendo a todos las formas de lucha para “defenestrar” a Petro; están lanzando luces de bengala por todas partes para ver cuál brilla más. 

La concentración de un grupo de Acore frente a la Casa de Nariño fue uno de esos destellos, sin descartar que la presencia de estos militares retirados tenga alguna conexión con parte de la militancia activa, la cual podría delegar el trabajo sucio para que otros lo hagan; es seguro que en el ejército aún quedan ‘Zapateiros”. La estructura de nuestras fuerzas militares aún sigue las estrategias de la Escuela de las Américas, de los EE. UU que veía enemigos internos por todas partes. Y claro, con el acompañamiento presencial de las figuras más oscurantistas del Centro Democrático que quieren apartar a Petro del rol de vigilante de la cosa pública. 

Este acto no se debe subestimar, el coronel que sirvió de fusible o punta de lanza de la asonada no está solo. Del lado de Acore no se conoce una posición unánime y las FF.MM. no han condenado el hecho con contundencia. Claro, no estamos en la época de la guerra fría cuando funcionaba el denominado “Ministerio de colonias” en los EE. UU., país que se reservaba el derecho de aceptar o no quién debería gobernar.  Así fue defenestrado Allende previo a un proceso de escasez forzada propiciada para demostrar el fracaso de su gobierno. Pero esto también ocurrió en Argentina, Brasil y en Bolivia con Evo Morales quien tuvo el valor de enfrentarse a los intereses de la derecha de Santa Cruz y más recientemente con Castillo en el Perú. Esto no debe seguir ocurriendo, el elector merece respeto. Aquí toca activar la primera línea que no es un grupo de desadaptados y violentos que en una famélica actitud clama justicia; tampoco es un concepto abstracto porque tiene mucha vida y hace parte de la democracia que es un conjunto de reglas y acuerdos para la reflexión, la tolerancia y la gobernanza, que no debe terminar con el cierre de las urnas; la democracia siempre es susceptible perfectibilidad y la primera línea es su cara visible. Cuando Francia invita a avivarla lo que hace es upar los sueños de esta juventud que ha perdido la fe y las esperanzas de que es justo rescatarlas. Hasta ahora, la democracia es el mejor sistema de gobierno, pero hay que aceptar sus reglas cuando se pierde y sacralizarlas cuando se gana. De lo contrario, habría que inventar otro método de competencias y tocará como en Grecia, volver al ágora.