Este domingo 13 de marzo de 2022, se dieron los primeros resultados de un año que nos convida a la política. Se escogieron los senadores en la circunscripción nacional  y por la circunscripción departamental a los representantes a la Cámara; se eligieron también a los candidatos que se dispusieron, dentro de sus partidos, a la consulta para saber quién sería candidato en el camino de la presidencia de la República. ¿Y el novelón de las curules de paz?

Ganan: Petro, ‘Fico’ y Fajardo la consulta dentro de sus respectivos partidos y a partir de aquí comienza otra puja política, pues dentro del ejercicio y desarrollo de todo este proceso, se preveían  los posibles ganadores y conjuntamente con los candidatos ya definidos, se dará la campaña camino a la Presidencia  de la República.

El Cesar mantiene dos espacios dentro del ejercicio del senado, siguen José Alfredo Gnecco y Didier Lobo. En la Cámara por el departamento del Cesar se queda Cristian José Moreno del partido de la U; y en la familia Quintero sale el padre y entra el hijo,  Carlos Felipe ‘Pipe’ Quintero Ovalle pero este por el partido Liberal. 

Dos representantes por el partido conservador: El señor ‘Ape’ Cuello y lo acompañará Libardo Cruz de las huestes del sur, de Gamarra, Cesar.

Hasta aquí nada nuevo, los mismos senadores, los mismos representantes;  y las mismas luchas en el departamento. 

La misma forma infame de hacer política, obligando a los contratistas a moverse a defender su OPS, a hacer sendas reuniones, a presentar listas interminables de su familia para seguir con el puestecito o el cargo técnico y no perder la oportunidad de suplir las necesidades de su hogar: arriendo o cuota de la casita, servicios públicos, educación de los hijos, la cuota del carro si acaso lo hay y los alimentos de cada día. 

Vemos en la cara de esas personas a las que obligan con la asignación, constreñimiento se llama eso,  de un número determinado de votos, la angustia de pedirle el voto hasta al perro de la casa para poder cumplir con su cuota.  Esto es nefasto, y así jamás cambiará este panorama.

Siguen pues los mismos y dígalo sin temor, que a partir de la posesión de estos mal llamados nuevos representantes del pueblo, los comentarios de que no hacen nada y son malos seguirán vigentes.

Las necesidades no cambian para el Cesar, el manejo ambiental huérfano de defensores en esta línea política, el deporte y la cultura sin doliente, la academia cada día más alejada de su deber y quehacer; la UPC convertida en un fortín politiquero y cloaca corrupta; cada día más desacreditada, literalmente. 

Primeros en desempleo, primeros en informalidad laboral, con la canasta familiar más cara del país; el departamento del Cesar con  problemas de grueso calibre: corrupción, violencia y recesión económica y en los cuatro años con los que cuenta un senador o representante solo se les escucha ‘medio-medio’ la voz en época de elecciones. Pero nos damos el lujo de escoger a los mismos de siempre y con las mismas prácticas clientelistas y marañeras.  Que infamia.

La película sigue proyectándose, no sabemos cuándo tendrá fin, pero mientras tanto la trama sigue siendo la misma. ¿Cierto Nina Marín?  Sólo Eso.