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Columnista - 17 junio, 2011

Pregunta a los Congresistas cesarenses

Por: Andrés Eduardo Quintero. El título del libro “¡Indígnate!” de Stéphane Hessel es el origen del nombre escogido por “los indignados” (manifestantes jóvenes alrededor de Europa) y el contenido de éste es el objetivo perseguido por aquéllos, con el cual hacen temblar media Europa. El lema del libro es “Crear es resistir, resistir es crear”. […]

Por: Andrés Eduardo Quintero.

El título del libro “¡Indígnate!” de Stéphane Hessel es el origen del nombre escogido por “los indignados” (manifestantes jóvenes alrededor de Europa) y el contenido de éste es el objetivo perseguido por aquéllos, con el cual hacen temblar media Europa. El lema del libro es “Crear es resistir, resistir es crear”. Hessel nos hace recordar que la fuente de la resistencia en contra del nazismo fue la indignación, es decir, la incomprensión activa. La indiferencia, la peor actitud posible. Por eso, hay que indignarse constantemente contra cosas que para uno son insoportables porque, como lo sugería el filósofo Sartre, somos responsables por el mero hecho de ser individuos. Por tanto, mayor razón para indignarnos.

Esto me hace pensar en Colombia y en nuestras infructíferas costumbres democráticas. En la ausencia de transparencia política y en la escaza capacidad de control político que tiene la ciudadanía frente a sus representantes, y en este caso, frente a sus legisladores nacionales, los congresistas.

Seamos honestos: para cualquier ciudadano el Congreso es una jungla donde cada pájaro se responde, en vivo y en directo, a veces a través de Señal Colombia, a punta de trovas y gritos sin melodía, con el fin de lograr atraer la mayor atención electoral posible. Los congresistas son ingeniosos y para conseguir tal cortesía utilizan diversos subterfugios para cautivarnos; algunos gritan, otros bostezan y piden almohadas y banquetean, ciertos sonríen o regañan, y – finalmente- ninguno habla claramente y nadie rinde cuenta.

Por tales motivos, y por otras obvias razones de lejanía y falta de comunicación sistemática por parte de los congresistas frente a su electorado, siempre es difícil, para nosotros, los ciudadanos, percatarnos del fundamento y sentido de las actuaciones de nuestros parlamentarios.

Por consiguiente, a casi un año de haberse posesionados en el Congreso de la República, me gustaría preguntarle -con cierta picardía lo admito- a los congresistas oriundos del Cesar ¿qué han hecho para el departamento y/o la Nación en este primer año legislativo?

Que nos cuenten, cada uno de ellos ¿cuáles han sido sus acciones, sus logros, sus derrotas y sus enseñanzas, después de semejante año en legislativo?. Y sobre todo, que nos demuestren cómo sus labores legislativas merecen cada peso que reciben del Estado por sus representaciones (que, valga recordarlo, constituye un monto de más o menos veintiún millones de pesos mensuales).

Por tanto, abro aquí el espacio en ElPilón, para que los congresistas cesarenses tengan la oportunidad y capacidad de responder ante sus acciones parlamentarias, para que cualquier ciudadano, pueda conocer, sin zigzag y bramidos de campañas electorales, las realidades y consecuencias del porvenir de sus votos.

Columnista
17 junio, 2011

Pregunta a los Congresistas cesarenses

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Andrés E. Quintero Olmos

Por: Andrés Eduardo Quintero. El título del libro “¡Indígnate!” de Stéphane Hessel es el origen del nombre escogido por “los indignados” (manifestantes jóvenes alrededor de Europa) y el contenido de éste es el objetivo perseguido por aquéllos, con el cual hacen temblar media Europa. El lema del libro es “Crear es resistir, resistir es crear”. […]


Por: Andrés Eduardo Quintero.

El título del libro “¡Indígnate!” de Stéphane Hessel es el origen del nombre escogido por “los indignados” (manifestantes jóvenes alrededor de Europa) y el contenido de éste es el objetivo perseguido por aquéllos, con el cual hacen temblar media Europa. El lema del libro es “Crear es resistir, resistir es crear”. Hessel nos hace recordar que la fuente de la resistencia en contra del nazismo fue la indignación, es decir, la incomprensión activa. La indiferencia, la peor actitud posible. Por eso, hay que indignarse constantemente contra cosas que para uno son insoportables porque, como lo sugería el filósofo Sartre, somos responsables por el mero hecho de ser individuos. Por tanto, mayor razón para indignarnos.

Esto me hace pensar en Colombia y en nuestras infructíferas costumbres democráticas. En la ausencia de transparencia política y en la escaza capacidad de control político que tiene la ciudadanía frente a sus representantes, y en este caso, frente a sus legisladores nacionales, los congresistas.

Seamos honestos: para cualquier ciudadano el Congreso es una jungla donde cada pájaro se responde, en vivo y en directo, a veces a través de Señal Colombia, a punta de trovas y gritos sin melodía, con el fin de lograr atraer la mayor atención electoral posible. Los congresistas son ingeniosos y para conseguir tal cortesía utilizan diversos subterfugios para cautivarnos; algunos gritan, otros bostezan y piden almohadas y banquetean, ciertos sonríen o regañan, y – finalmente- ninguno habla claramente y nadie rinde cuenta.

Por tales motivos, y por otras obvias razones de lejanía y falta de comunicación sistemática por parte de los congresistas frente a su electorado, siempre es difícil, para nosotros, los ciudadanos, percatarnos del fundamento y sentido de las actuaciones de nuestros parlamentarios.

Por consiguiente, a casi un año de haberse posesionados en el Congreso de la República, me gustaría preguntarle -con cierta picardía lo admito- a los congresistas oriundos del Cesar ¿qué han hecho para el departamento y/o la Nación en este primer año legislativo?

Que nos cuenten, cada uno de ellos ¿cuáles han sido sus acciones, sus logros, sus derrotas y sus enseñanzas, después de semejante año en legislativo?. Y sobre todo, que nos demuestren cómo sus labores legislativas merecen cada peso que reciben del Estado por sus representaciones (que, valga recordarlo, constituye un monto de más o menos veintiún millones de pesos mensuales).

Por tanto, abro aquí el espacio en ElPilón, para que los congresistas cesarenses tengan la oportunidad y capacidad de responder ante sus acciones parlamentarias, para que cualquier ciudadano, pueda conocer, sin zigzag y bramidos de campañas electorales, las realidades y consecuencias del porvenir de sus votos.