Desde el Gobierno nacional y las alcaldías municipales se han iniciado operativos para evitar la especulación en los precios de la canasta básica familiar en época de cuarentena cuando millones de colombianos salen a abastecerse para los días de aislamiento.
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La demanda aumenta y algunos comerciantes han aprovechado para aumentar los precios sin justificación. Por eso, alcaldías como la de Valledupar, acompañados de la Policía Nacional y Fiscalía realizaron controles a establecimientos comerciales, tiendas y depósitos.
Pero los comerciantes quieren evitar la satanización del sector. Aunque reconocen que unas pocas “manzanas podridas” han especulado con los precios, señalan que hay factores dentro de la cadena productiva que la crisis ha alterado por lo cual han subido algunos precios.
“Están subiendo las frutas y verduras por el transporte, están cobrando los dos trayectos, porque les toca devolverse sin carga. Además, está muy escaso el transporte porque tienen miedo, hay saqueos a carros de carga”, comentó Ricardo Reyes, administrador del supermercado Mi Futuro.
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Ese primer punto es la seguridad. Muchos transportadores por miedo a contagiarse del Covid-19 o por las amenazas de saqueos, redoblaron los costos de los viajes. Explica un comerciante que viajes normales de $3.5 millones, cuestan hasta $4.5 millones en época de pandemia.
EL DÓLAR
“Los productos perecederos inevitablemente van a subir de precio y mucho. No es un tema de especulación, es un tema de supervivencia y reacción al mercado. ¡Tenemos un dólar promedio a casi $4.200!”, reseña un comerciante.
Está comprobado que los precios del dólar golpean directamente los precios de los alimentos en Valledupar. Y es que en los supermercados, pequeñas y grandes tiendas de la ciudad, un gran porcentaje de los productos de la canasta básica son importados desde economías dolarizadas. Con una tasa de cambio sobre los $4.000 durante casi todo el mes de marzo, al cambiar el costo de un producto a pesos, su valor aumenta.
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Por eso, comentan los mayoristas de la ciudad, es clave entender el proceso de importación. Desde el país donde se compra hasta su destino final, por ejemplo, dos contenedores de lomo de cerdo pueden tomar hasta 20 días en llegar.
“Se necesita traer una carga que puede costar 150.000 dólares. Se hace la gestión para que al comprador se le dé un crédito a 30 o 40 días desde el momento que el producto es colocado en el puerto. Supongamos que ese producto quedó en el puerto el 1 de marzo. Precio del dólar ese día: $3,539. Entonces se coloca en la bitácora de la empresa, por ejemplo, dólar $3,539, ejemplo, el kilo del producto me cuesta $3,539. Pero ese contenedor llega a Colombia y demora más o menos 16 días en llegar y al día 25 pasa que el dólar ya no cuesta lo mismo y la deuda con el banco aumentó”, explicó Ricardo Arango, comerciante.
Por eso, con una tasa de cambio por encima de los $500 en comparación a inicio de mes, lo seguro es que se registren aumentos en el precio final de los productos importados, por ejemplo las carnes. Pero en tiempos de volatilidad de la moneda los comerciantes tienen la opción del forward, un mecanismo con el cual se congela la tasa de cambio de un préstamo en un periodo. Pero también es un riesgo porque si congela la tasa de cambio con un dólar a $3.500 una vez tomado el crédito, al mes el dólar podría estar a $2.500 e igual deberían pagar la deuda sobre el primer valor.
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“Si yo hubiese aplicado el forward con todas las deudas la subida del dólar no me hubiera afectado. Pero lo que pasa es que la mayoría de los importadores no cubrimos el 100 % de la deuda, solo el 50 %. Si aseguro el 100 % con el dólar a $3.500, y tienes a un compañero con el mismo producto pero que no aseguró la deuda con la tasa de cambio, él sí podrá vender más barato porque podrá pagar un dólar a $2.000. Esto es un tiro en el pie, una ruleta rusa”, cerró Arango, empresario administrador de un expendio de carne.
Sumado al aumento en los costos operativos, los empresarios del comercio de alimentos esperan que no se relacione todo aumento en los precios como especulación, sino como una reacción a un mercado que también fue alterado por la pandemia del Covid-19.
Por: Deivis Caro / EL PILÓN