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Columnista - 28 julio, 2011

Por una mejor sociedad

Algo sobre Por: José Romero Churio Aunque la gente, al tiempo pasado generalmente lo añora como mejor época, dentro de sus actividades diarias una de sus prioridades es la búsqueda del mejoramiento de las condiciones de la vida y, por ende, en el futuro se disfrutan las comodidades que genera el avance tecnológico, logrado con […]

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Algo sobre

Por: José Romero Churio

Aunque la gente, al tiempo pasado generalmente lo añora como mejor época, dentro de sus actividades diarias una de sus prioridades es la búsqueda del mejoramiento de las condiciones de la vida y, por ende, en el futuro se disfrutan las comodidades que genera el avance tecnológico, logrado con base en  la dinámica progresista que conlleva el trabajo continuo de los humanos.
Sin embargo, uno de los dilemas de la humanidad  consiste en que toda la población no tiene acceso a los beneficios que reporta el adelanto alcanzado, más bien pareciera que en las comunidades más pobres el tiempo se les detuviera, en vista de las diferencias de vidas tan abismal entre ricos y pobres.
En el ámbito de desigualdades y exclusiones, nuestro país ocupa una posición deplorable. Lamentablemente, dentro del contexto económico y social, aumenta cada vez más la brecha que nos mantiene polarizados y distanciados. Esta se incrementó —aunque muchos lo contradigan— en los dos periodos de gobierno de Uribe. Prueba fehaciente, lo que le permitió a  ‘Uribito’ con el programa Agro Ingreso Seguro (AIS),  que ahora por fin las autoridades han castigado con cárcel.
Circunstancias que sin duda incide para que más del 50% de los colombianos padezcan los rigores de la pobreza, de los cuales cerca del 30% sobrevive en la miseria, y millares de niños no asistan a las escuelas y crezcan en el limbo del analfabetismo, y que se puede decir del 40% de la población que se rebusca en la tortuosa e impredecible economía informal, campo propicio para cualquier eventualidad donde la gente, infortunadamente, es proclive a  incursionar en acciones ilegales y criminales.
Pero a pesar de todas las circunstancias adversas presentes en Colombia, ahora sus habitantes viven mejor que antes, por lo menos pueden reclamar sus derechos con mayor libertad, en razón de que la Constitución Política de 1991 permite interponer tutela en caso de que sean violados, sobre todo con relación a la defensa de los derechos fundamentales.
Son muchos los argumentos que confirman el mejor bienestar; por ejemplo, sólo a mediados de la centuria pasada a las mujeres se les reconoce el derecho a votar y desde entonces han escalado en la esfera social y compiten con los hombres en todas las áreas del conocimiento y en el ámbito laboral.
Obviamente, aún estamos muy distantes de una sociedad equitativa, debido más que todo a la misma gente que no ha querido aprender a canalizar ni a defender adecuadamente lo que le corresponde, porque todavía anda pendiente del oportunismo y del facilismo individual, en vez de la prosperidad colectiva que, al fin y al cabo, es lo único que puede llevar a conformar una sociedad armónica.
Tan civilizado panorama, no se ha logrado, no por carencia de talento humano sino por falta de voluntad política, porque por lo general cada ley que sale de los órganos legislativos,  judiciales y ejecutivos, tienen intereses personales o grupales de índole económico, que a la postre no favorece a nadie, ni siquiera a los interesados en sacar ventaja con detrimento de los demás.
APLAUSOS: para el magistrado que dictó medida de encarcelamiento preventivo contra el ex ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, por su actuación indebida en la ejecución del programa AIS.

CRITICAS: por ceder a presiones y concederle el privilegio de recluirlo en una guarnición militar, concesiones como esta son las que impiden que en nuestra sociedad  haya armonía.

Columnista
28 julio, 2011

Por una mejor sociedad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

Algo sobre Por: José Romero Churio Aunque la gente, al tiempo pasado generalmente lo añora como mejor época, dentro de sus actividades diarias una de sus prioridades es la búsqueda del mejoramiento de las condiciones de la vida y, por ende, en el futuro se disfrutan las comodidades que genera el avance tecnológico, logrado con […]


Algo sobre

Por: José Romero Churio

Aunque la gente, al tiempo pasado generalmente lo añora como mejor época, dentro de sus actividades diarias una de sus prioridades es la búsqueda del mejoramiento de las condiciones de la vida y, por ende, en el futuro se disfrutan las comodidades que genera el avance tecnológico, logrado con base en  la dinámica progresista que conlleva el trabajo continuo de los humanos.
Sin embargo, uno de los dilemas de la humanidad  consiste en que toda la población no tiene acceso a los beneficios que reporta el adelanto alcanzado, más bien pareciera que en las comunidades más pobres el tiempo se les detuviera, en vista de las diferencias de vidas tan abismal entre ricos y pobres.
En el ámbito de desigualdades y exclusiones, nuestro país ocupa una posición deplorable. Lamentablemente, dentro del contexto económico y social, aumenta cada vez más la brecha que nos mantiene polarizados y distanciados. Esta se incrementó —aunque muchos lo contradigan— en los dos periodos de gobierno de Uribe. Prueba fehaciente, lo que le permitió a  ‘Uribito’ con el programa Agro Ingreso Seguro (AIS),  que ahora por fin las autoridades han castigado con cárcel.
Circunstancias que sin duda incide para que más del 50% de los colombianos padezcan los rigores de la pobreza, de los cuales cerca del 30% sobrevive en la miseria, y millares de niños no asistan a las escuelas y crezcan en el limbo del analfabetismo, y que se puede decir del 40% de la población que se rebusca en la tortuosa e impredecible economía informal, campo propicio para cualquier eventualidad donde la gente, infortunadamente, es proclive a  incursionar en acciones ilegales y criminales.
Pero a pesar de todas las circunstancias adversas presentes en Colombia, ahora sus habitantes viven mejor que antes, por lo menos pueden reclamar sus derechos con mayor libertad, en razón de que la Constitución Política de 1991 permite interponer tutela en caso de que sean violados, sobre todo con relación a la defensa de los derechos fundamentales.
Son muchos los argumentos que confirman el mejor bienestar; por ejemplo, sólo a mediados de la centuria pasada a las mujeres se les reconoce el derecho a votar y desde entonces han escalado en la esfera social y compiten con los hombres en todas las áreas del conocimiento y en el ámbito laboral.
Obviamente, aún estamos muy distantes de una sociedad equitativa, debido más que todo a la misma gente que no ha querido aprender a canalizar ni a defender adecuadamente lo que le corresponde, porque todavía anda pendiente del oportunismo y del facilismo individual, en vez de la prosperidad colectiva que, al fin y al cabo, es lo único que puede llevar a conformar una sociedad armónica.
Tan civilizado panorama, no se ha logrado, no por carencia de talento humano sino por falta de voluntad política, porque por lo general cada ley que sale de los órganos legislativos,  judiciales y ejecutivos, tienen intereses personales o grupales de índole económico, que a la postre no favorece a nadie, ni siquiera a los interesados en sacar ventaja con detrimento de los demás.
APLAUSOS: para el magistrado que dictó medida de encarcelamiento preventivo contra el ex ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, por su actuación indebida en la ejecución del programa AIS.

CRITICAS: por ceder a presiones y concederle el privilegio de recluirlo en una guarnición militar, concesiones como esta son las que impiden que en nuestra sociedad  haya armonía.