… “Todas las músicas populares y folclóricas del mundo no han nacido en los grandes salones de las aristocracias, sino en la entraña popular…”, expresó sabiamente Consuelo Araujonoguera en la segunda versión del Festival Voz de Acordeones en Monterrey, México, la tierra norteamericana que acogió con un aprecio increíble nuestro folclor vallenato y hoy se […]
… “Todas las músicas populares y folclóricas del mundo no han nacido en los grandes salones de las aristocracias, sino en la entraña popular…”, expresó sabiamente Consuelo Araujonoguera en la segunda versión del Festival Voz de Acordeones en Monterrey, México, la tierra norteamericana que acogió con un aprecio increíble nuestro folclor vallenato y hoy se mantiene firme por el enorme agrado que ha generado en esos territorios.
Era una exposición que hacía la ‘Cacica’ en un evento destinado a los jóvenes de esa ciudad en agosto de 1999, con el objetivo de darles a conocer el origen de la música vallenata que se convertía en una pasión para los manitos, como se les conoce a los mexicanos.
Hoy, a 18 años de su partida provocada por manos violentas, sentimos que el nombre de Consuelo Araujonoguera es vital para poder dimensionar la fuerza de nuestra cultura. En esta fecha conmemorativa queremos recordarla a ella y recordar su gesta cultural por el mundo, ese que aseguró hace décadas sería tomado por el vallenato, irremediablemente, y que bien que ha sido así.
Qué agradecerle, por dónde empezar más bien para hacer verdadero honor a su labor promotora de nuestra cultura que hoy es internacional y que cada vez más se posiciona en los lugares en los que se escucha gracias a gestiones como la suya.
No podía falta una crónica de Juan Rincón Vanegas para narrar pasajes interesantes de la vida de esta inmensa mujer vallenata. Esperamos que puedan apreciar a través de esas letras el significado de su aporte a la idiosincrasia Caribe como fundadora del Festival Vallenato, ministra de Cultura, periodista, escritora, expositora, madre y líder del viejo Valledupar.
Hoy es un día para recordar documentos como ‘La carta vallenata’ un monumento a la defensa de nuestra manifestación cultural, de mujer a mujer, con sinceridad y con la fuerza y contundencia que pocas veces se ve, cuando a ignorantes de lo que nuestra música significa, pero que saben mucho de todo un poco, se les da por opinar con atrevida profundidad sobre el folclor vallenato.
He ahí una guía para defender lo nuestro por parte de la ‘Cacica’, lo nuestro que ella ayudó a construir desde la labor del gestor cultural. No alcanzan estas letras para plasmar todo el asunto, es Consuelo Araujonoguera merecedora de los homenajes que podamos hacerle en cualquier fecha. Y hoy más que nunca nos unimos al abrazo vallenato en el dolor de su ausencia.
Que las nuevas generaciones sean capaces de indagar sobre el nombre de la ‘Cacica’, la pilonera mayor, y esperamos que sea a través de nuestros escritos, crónicas, columnas, noticias entre otros géneros que buscan hacerle honor a su trabajo, a su legado, del cual estaremos orgullosos siempre los 365 días del año bajo el cielo vallenato.
… “Todas las músicas populares y folclóricas del mundo no han nacido en los grandes salones de las aristocracias, sino en la entraña popular…”, expresó sabiamente Consuelo Araujonoguera en la segunda versión del Festival Voz de Acordeones en Monterrey, México, la tierra norteamericana que acogió con un aprecio increíble nuestro folclor vallenato y hoy se […]
… “Todas las músicas populares y folclóricas del mundo no han nacido en los grandes salones de las aristocracias, sino en la entraña popular…”, expresó sabiamente Consuelo Araujonoguera en la segunda versión del Festival Voz de Acordeones en Monterrey, México, la tierra norteamericana que acogió con un aprecio increíble nuestro folclor vallenato y hoy se mantiene firme por el enorme agrado que ha generado en esos territorios.
Era una exposición que hacía la ‘Cacica’ en un evento destinado a los jóvenes de esa ciudad en agosto de 1999, con el objetivo de darles a conocer el origen de la música vallenata que se convertía en una pasión para los manitos, como se les conoce a los mexicanos.
Hoy, a 18 años de su partida provocada por manos violentas, sentimos que el nombre de Consuelo Araujonoguera es vital para poder dimensionar la fuerza de nuestra cultura. En esta fecha conmemorativa queremos recordarla a ella y recordar su gesta cultural por el mundo, ese que aseguró hace décadas sería tomado por el vallenato, irremediablemente, y que bien que ha sido así.
Qué agradecerle, por dónde empezar más bien para hacer verdadero honor a su labor promotora de nuestra cultura que hoy es internacional y que cada vez más se posiciona en los lugares en los que se escucha gracias a gestiones como la suya.
No podía falta una crónica de Juan Rincón Vanegas para narrar pasajes interesantes de la vida de esta inmensa mujer vallenata. Esperamos que puedan apreciar a través de esas letras el significado de su aporte a la idiosincrasia Caribe como fundadora del Festival Vallenato, ministra de Cultura, periodista, escritora, expositora, madre y líder del viejo Valledupar.
Hoy es un día para recordar documentos como ‘La carta vallenata’ un monumento a la defensa de nuestra manifestación cultural, de mujer a mujer, con sinceridad y con la fuerza y contundencia que pocas veces se ve, cuando a ignorantes de lo que nuestra música significa, pero que saben mucho de todo un poco, se les da por opinar con atrevida profundidad sobre el folclor vallenato.
He ahí una guía para defender lo nuestro por parte de la ‘Cacica’, lo nuestro que ella ayudó a construir desde la labor del gestor cultural. No alcanzan estas letras para plasmar todo el asunto, es Consuelo Araujonoguera merecedora de los homenajes que podamos hacerle en cualquier fecha. Y hoy más que nunca nos unimos al abrazo vallenato en el dolor de su ausencia.
Que las nuevas generaciones sean capaces de indagar sobre el nombre de la ‘Cacica’, la pilonera mayor, y esperamos que sea a través de nuestros escritos, crónicas, columnas, noticias entre otros géneros que buscan hacerle honor a su trabajo, a su legado, del cual estaremos orgullosos siempre los 365 días del año bajo el cielo vallenato.