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Columnista - 2 febrero, 2016

¿Por qué no EEUU, OEA y UE?

Miremos con detenimiento qué fue lo que aprobó el Consejo de Seguridad de la ONU en la resolución relacionada con la vigilancia y verificación del cese del fuego y las hostilidades bilateral y definitivo, y la dejación de las armas. En primer lugar, tomó la decisión de establecer una misión política que participará en el […]

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Miremos con detenimiento qué fue lo que aprobó el Consejo de Seguridad de la ONU en la resolución relacionada con la vigilancia y verificación del cese del fuego y las hostilidades bilateral y definitivo, y la dejación de las armas.
En primer lugar, tomó la decisión de establecer una misión política que participará en el proceso, inicialmente, por un período de un año.

Dicha misión hará parte, como componente internacional, de un mecanismo tripartito, tendrá la responsabilidad de coordinarlo y estará encabezada por un representante especial del Secretario de las Naciones Unidas.

También decidió que esté integrada por observadores internacionales desarmados y que todas las actividades las inicie después de la firma del acuerdo final entre el Gobierno y las Farc.

De otro lado, solicitó al Secretario General de la organización la iniciación inmediata de los preparativos, al igual que la presentación de las recomendaciones detalladas al Consejo para que éste órgano las examine y las apruebe.

Esas recomendaciones tendrán que ver con el tamaño de la misión, su mandato y los asuntos operativos.
Como todo se fundamenta en lo que se acordó en la mesa de La Habana, se puso a la espera de las contribuciones de los Estados miembros de la comunidad de Estados latinoamericanos y caribeños (CELAC).

¿Qué quiere decir lo anterior? Significa que el Consejo de Seguridad queda pendiente de los nombres que se le presenten, por parte de ese mecanismo de diálogo y concertación política, para proceder a su conformación.

Por otra parte, se anticipó a determinar que el Secretario deberá presentarle informes al Consejo acerca del cumplimiento del mandato de la misión cada 90 días. Eso es lo que se tiene, hasta el momento.

Huelga decir que quedó un espacio para eventuales precisiones, aclaraciones o complementaciones, toda vez que la resolución se basa en las coincidencias entre Gobierno y Farc.

Habida cuenta de que hay una ventana entreabierta, que podría usarse para fortalecer el componente internacional de las tantas veces mencionado mecanismo, es conveniente hacerlo.

Si bien es verdad que algunos países integrantes de CELAC tienen experiencia en materia de verificación, no es menos cierto que éste es un mecanismo de diálogo y concertación política, no una organización con tradición y estructura institucional.

Nació, además, de la oleada promovida por Venezuela y el ALBA, orientada a construir una nueva estructura en el hemisferio debilitando y destruyendo la OEA.

Y su mandato no tiene nada que ver con las tareas que se le asignan ahora. A diferencia de lo que sucede con CELAC, la Organización de Estados Americanos existe desde hace muchos años, los Estados Unidos es uno de sus miembros, y tiene en el terreno en nuestro país la misión de apoyo al proceso de paz desde el año 2004.

Por otra parte, la Unión Europea está llamada a jugar un papel de la mayor importancia en el post-acuerdo y ha dado pasos tan significativos ya, que nombró un enviado especial.

Como de lo que se trata es de que la verificación quede en manos expertas, capaces, experimentadas, con músculo político y económico e imparciales, el Gobierno debería plantear en la mesa que se complemente el componente internacional con la presencia de las dos organizaciones mencionadas.

Nadie entiende que Gobierno y Farc le pidan a Estados Unidos y la Unión Europea apoyo político y plata, pero les cierren la puerta de la verificación.

Por Carlos Holmes Trujillo G.

 

Columnista
2 febrero, 2016

¿Por qué no EEUU, OEA y UE?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
El Pilón

Miremos con detenimiento qué fue lo que aprobó el Consejo de Seguridad de la ONU en la resolución relacionada con la vigilancia y verificación del cese del fuego y las hostilidades bilateral y definitivo, y la dejación de las armas. En primer lugar, tomó la decisión de establecer una misión política que participará en el […]


Miremos con detenimiento qué fue lo que aprobó el Consejo de Seguridad de la ONU en la resolución relacionada con la vigilancia y verificación del cese del fuego y las hostilidades bilateral y definitivo, y la dejación de las armas.
En primer lugar, tomó la decisión de establecer una misión política que participará en el proceso, inicialmente, por un período de un año.

Dicha misión hará parte, como componente internacional, de un mecanismo tripartito, tendrá la responsabilidad de coordinarlo y estará encabezada por un representante especial del Secretario de las Naciones Unidas.

También decidió que esté integrada por observadores internacionales desarmados y que todas las actividades las inicie después de la firma del acuerdo final entre el Gobierno y las Farc.

De otro lado, solicitó al Secretario General de la organización la iniciación inmediata de los preparativos, al igual que la presentación de las recomendaciones detalladas al Consejo para que éste órgano las examine y las apruebe.

Esas recomendaciones tendrán que ver con el tamaño de la misión, su mandato y los asuntos operativos.
Como todo se fundamenta en lo que se acordó en la mesa de La Habana, se puso a la espera de las contribuciones de los Estados miembros de la comunidad de Estados latinoamericanos y caribeños (CELAC).

¿Qué quiere decir lo anterior? Significa que el Consejo de Seguridad queda pendiente de los nombres que se le presenten, por parte de ese mecanismo de diálogo y concertación política, para proceder a su conformación.

Por otra parte, se anticipó a determinar que el Secretario deberá presentarle informes al Consejo acerca del cumplimiento del mandato de la misión cada 90 días. Eso es lo que se tiene, hasta el momento.

Huelga decir que quedó un espacio para eventuales precisiones, aclaraciones o complementaciones, toda vez que la resolución se basa en las coincidencias entre Gobierno y Farc.

Habida cuenta de que hay una ventana entreabierta, que podría usarse para fortalecer el componente internacional de las tantas veces mencionado mecanismo, es conveniente hacerlo.

Si bien es verdad que algunos países integrantes de CELAC tienen experiencia en materia de verificación, no es menos cierto que éste es un mecanismo de diálogo y concertación política, no una organización con tradición y estructura institucional.

Nació, además, de la oleada promovida por Venezuela y el ALBA, orientada a construir una nueva estructura en el hemisferio debilitando y destruyendo la OEA.

Y su mandato no tiene nada que ver con las tareas que se le asignan ahora. A diferencia de lo que sucede con CELAC, la Organización de Estados Americanos existe desde hace muchos años, los Estados Unidos es uno de sus miembros, y tiene en el terreno en nuestro país la misión de apoyo al proceso de paz desde el año 2004.

Por otra parte, la Unión Europea está llamada a jugar un papel de la mayor importancia en el post-acuerdo y ha dado pasos tan significativos ya, que nombró un enviado especial.

Como de lo que se trata es de que la verificación quede en manos expertas, capaces, experimentadas, con músculo político y económico e imparciales, el Gobierno debería plantear en la mesa que se complemente el componente internacional con la presencia de las dos organizaciones mencionadas.

Nadie entiende que Gobierno y Farc le pidan a Estados Unidos y la Unión Europea apoyo político y plata, pero les cierren la puerta de la verificación.

Por Carlos Holmes Trujillo G.