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Columnista - 18 noviembre, 2013

Por la dignidad de los maestros

Por Oscar Ariza Daza Quienes atrincherados en un periódico, abusando de su condición de comunicadores pretenden atentar contra el prestigio de grandes maestros como Pedro Daza y Berenice Flórez, forjadores del futuro de tantos jóvenes; siempre chocarán contra la verdad de saber la inmensa gratitud que el Cesar, el Caribe y Colombia le profesan, porque […]

Por Oscar Ariza Daza

Quienes atrincherados en un periódico, abusando de su condición de comunicadores pretenden atentar contra el prestigio de grandes maestros como Pedro Daza y Berenice Flórez, forjadores del futuro de tantos jóvenes; siempre chocarán contra la verdad de saber la inmensa gratitud que el Cesar, el Caribe y Colombia le profesan, porque no hay labor más importante que la que ellos han hecho y hacen como maestros para forjar una mejor sociedad.

Lastimosamente, otros olvidan el respeto hacia el maestro, una profesión desdeñada por muchos  y sólo recompensada en su verdadera dimensión  con el afecto y admiración de quienes aprecian lo que hacemos, de quienes valoran nuestra tarea de siempre, porque ser maestros más allá de enseñar, es apostarle a formar con paciencia y esperanza personas responsables con lo que hacen y dicen.

Ser pilares en la formación de una sociedad que sueña con el deseo de vivir desde la diferencia, pero en el amor, haciendo de esta patria  un territorio de paz donde sea posible crecer pese a fallas y dificultades, es una tarea que genera molestias en detractores más interesados en criticar y mirar la paja en el ojo ajeno, mientras la enorme viga que reposa en sus ojos les impide tener una clara visión de la realidad.

A  Pedro   Berenice Flórez, no podemos sino expresar una enorme gratitud, porque pese a sus tantos años de entrega, su espíritu de trabajo permanece activo, intacto y más fuerte en esta hermosa tarea de formar con el mismo corazón de hace tantas décadas; suave como el mango de los patios del Gimnasio del norte, fresco como el viento del corredor de los alisios, dulce y tierno como cada níspero que cuelga de la esperanza, vivo como las iguanas, los pájaros y las ardillas que juguetean por los árboles del colegio, y joven y alegre como el espíritu de cada niño que corre incesantemente por los patios mientras se hace grande.

Por encima de los ataques de gente que le incomoda  el bienestar y  progreso de los demás, Pedro Daza y Berenice Flórez han logrado convocar a un equipo docente que entiende sus proyecciones, pero sobre todo que vive y sufre la docencia como el reto más hermoso de construir una sociedad mejor desde el respeto y la tolerancia.

Si tuviera que escoger un colegio para mi hijo en Valledupar, no dudaría en ir al Gimnasio del Norte, porque como profesor y acudiente que fui, puedo dar fe de la búsqueda incansable de sus propietarios en hacer de los estudiantes personas respetables y valiosas para el país, con excelentes oportunidades de formarse con disciplina en áreas académicas, científicas, creativas y éticas.

 

Columnista
18 noviembre, 2013

Por la dignidad de los maestros

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Oscar Ariza Daza

Por Oscar Ariza Daza Quienes atrincherados en un periódico, abusando de su condición de comunicadores pretenden atentar contra el prestigio de grandes maestros como Pedro Daza y Berenice Flórez, forjadores del futuro de tantos jóvenes; siempre chocarán contra la verdad de saber la inmensa gratitud que el Cesar, el Caribe y Colombia le profesan, porque […]


Por Oscar Ariza Daza

Quienes atrincherados en un periódico, abusando de su condición de comunicadores pretenden atentar contra el prestigio de grandes maestros como Pedro Daza y Berenice Flórez, forjadores del futuro de tantos jóvenes; siempre chocarán contra la verdad de saber la inmensa gratitud que el Cesar, el Caribe y Colombia le profesan, porque no hay labor más importante que la que ellos han hecho y hacen como maestros para forjar una mejor sociedad.

Lastimosamente, otros olvidan el respeto hacia el maestro, una profesión desdeñada por muchos  y sólo recompensada en su verdadera dimensión  con el afecto y admiración de quienes aprecian lo que hacemos, de quienes valoran nuestra tarea de siempre, porque ser maestros más allá de enseñar, es apostarle a formar con paciencia y esperanza personas responsables con lo que hacen y dicen.

Ser pilares en la formación de una sociedad que sueña con el deseo de vivir desde la diferencia, pero en el amor, haciendo de esta patria  un territorio de paz donde sea posible crecer pese a fallas y dificultades, es una tarea que genera molestias en detractores más interesados en criticar y mirar la paja en el ojo ajeno, mientras la enorme viga que reposa en sus ojos les impide tener una clara visión de la realidad.

A  Pedro   Berenice Flórez, no podemos sino expresar una enorme gratitud, porque pese a sus tantos años de entrega, su espíritu de trabajo permanece activo, intacto y más fuerte en esta hermosa tarea de formar con el mismo corazón de hace tantas décadas; suave como el mango de los patios del Gimnasio del norte, fresco como el viento del corredor de los alisios, dulce y tierno como cada níspero que cuelga de la esperanza, vivo como las iguanas, los pájaros y las ardillas que juguetean por los árboles del colegio, y joven y alegre como el espíritu de cada niño que corre incesantemente por los patios mientras se hace grande.

Por encima de los ataques de gente que le incomoda  el bienestar y  progreso de los demás, Pedro Daza y Berenice Flórez han logrado convocar a un equipo docente que entiende sus proyecciones, pero sobre todo que vive y sufre la docencia como el reto más hermoso de construir una sociedad mejor desde el respeto y la tolerancia.

Si tuviera que escoger un colegio para mi hijo en Valledupar, no dudaría en ir al Gimnasio del Norte, porque como profesor y acudiente que fui, puedo dar fe de la búsqueda incansable de sus propietarios en hacer de los estudiantes personas respetables y valiosas para el país, con excelentes oportunidades de formarse con disciplina en áreas académicas, científicas, creativas y éticas.