Confiada que la petición de su corazón será cristalizada por el inmenso poder de Dios, Orieta Díaz asistió con mucha devoción y entusiasmo a los siete viernes de Jericó, actividad de la parroquia La Concepción, que tenía como frase máxima: ‘derribar las murallas de los feligreses’, bien sea espirituales, sentimentales, económicas, de salud, entre otras situaciones.
Confiada que la petición de su corazón será cristalizada por el inmenso poder de Dios, Orieta Díaz asistió con mucha devoción y entusiasmo a los siete viernes de Jericó, actividad de la parroquia La Concepción, que tenía como frase máxima: ‘derribar las murallas de los feligreses’, bien sea espirituales, sentimentales, económicas, de salud, entre otras situaciones.
Ella iba a la Iglesia todos los viernes cerca de las 3:00 p.m., para poder conseguir un puesto adentro del lugar, dado que la asistencia de esta actividad fue masiva, hasta tal punto de quedar decenas de sillas afuera. La misa iniciaba a las 6:00 p.m. y terminaba cerca de las 9:00 p.m., pero eso no era excusa para que ella fuera temprano a orar, esperando vivir a plenitud la eucaristía.
Así como ella cientos de personas asistieron a esta celebración católica, con la fe puesta en Dios que sus problemas se derrumbarían. “Para mí significa mucha oración, penitencia al Santísimo para ver destruido y derrumbado cualquier muralla que se haya levantado contra lo que Dios quiere para nosotros. Hay muchas personas que ya se han curado y han dado sus testimonios. Espero que hoy sea destruido mi muralla; el mío todavía no se ha dado, pero Dios me ha dado mucha paz, tranquilidad, esperando que no sean en mi tiempo sino en el de Él”, manifestó.
Por: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ / EL PILÓN
[email protected]
Confiada que la petición de su corazón será cristalizada por el inmenso poder de Dios, Orieta Díaz asistió con mucha devoción y entusiasmo a los siete viernes de Jericó, actividad de la parroquia La Concepción, que tenía como frase máxima: ‘derribar las murallas de los feligreses’, bien sea espirituales, sentimentales, económicas, de salud, entre otras situaciones.
Confiada que la petición de su corazón será cristalizada por el inmenso poder de Dios, Orieta Díaz asistió con mucha devoción y entusiasmo a los siete viernes de Jericó, actividad de la parroquia La Concepción, que tenía como frase máxima: ‘derribar las murallas de los feligreses’, bien sea espirituales, sentimentales, económicas, de salud, entre otras situaciones.
Ella iba a la Iglesia todos los viernes cerca de las 3:00 p.m., para poder conseguir un puesto adentro del lugar, dado que la asistencia de esta actividad fue masiva, hasta tal punto de quedar decenas de sillas afuera. La misa iniciaba a las 6:00 p.m. y terminaba cerca de las 9:00 p.m., pero eso no era excusa para que ella fuera temprano a orar, esperando vivir a plenitud la eucaristía.
Así como ella cientos de personas asistieron a esta celebración católica, con la fe puesta en Dios que sus problemas se derrumbarían. “Para mí significa mucha oración, penitencia al Santísimo para ver destruido y derrumbado cualquier muralla que se haya levantado contra lo que Dios quiere para nosotros. Hay muchas personas que ya se han curado y han dado sus testimonios. Espero que hoy sea destruido mi muralla; el mío todavía no se ha dado, pero Dios me ha dado mucha paz, tranquilidad, esperando que no sean en mi tiempo sino en el de Él”, manifestó.
Por: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ / EL PILÓN
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