La ministra Gina Parody ha anunciado que adoptaría el modelo educativo de Singapur en Colombia. Por los resultados de ese país en esta materia, las cosas se ven bien, en apariencia. Pero adaptar un modelo no es cuestión de cortar y pegar, sobre todo, si se trata de un modelo social como lo es la […]
La ministra Gina Parody ha anunciado que adoptaría el modelo educativo de Singapur en Colombia. Por los resultados de ese país en esta materia, las cosas se ven bien, en apariencia. Pero adaptar un modelo no es cuestión de cortar y pegar, sobre todo, si se trata de un modelo social como lo es la educación.
Lo primero es definir qué es un modelo; se dice que es una representación idealizada de la realidad; por ejemplo, una fórmula matemática, un plano, etc. El modelo de Singapur como el de muchos países como los de Finlandia, Israel, Corea y otros, le han dado resultados muy buenos a estos países. Pero copiar un modelo social no es tan fácil; en educación por ejemplo, siempre hemos estado a la zaga del modelo sajón, como lo es el de Singapur. Cada ministro en su turno ha intentado copiar, sin la participación de los profesores y de la sociedad. Lo que necesitamos es un modelo autóctono, que consulte nuestras realidades, independiente de los posibles resultados de las pruebas que programa la OCDE; esto no requiere tanto misterio. Lo importante es que el estudiante aprenda a afrontar conceptualmente un problema y tener capacidad para enfrentar los bruscos cambios que ofrecen el mercado y el desarrollo tecnológico.
Lo primero es diseñar un currículo pertinente; lo segundo, formar docentes escogidos dentro de los mejores; en Singapur, son escogidos dentro del 30 % de los mejores estudiantes; darle dignidad y estatus a esta profesión con salarios acordes con su aporte social; la labor de un maestro no tiene comparación; más, “el profe” no recibe los afectos y trato dados al llamado “doctor”. En Singapur un docente gana, en promedio, 35.000 euros/año, en Finlandia un maestro de primaria gana igual que un médico o un ingeniero. El servicio que presta un juez no puede ser superior a la de un maestro y, sin embargo, aquel, además de su alto salario, tiene la posibilidad de hacer negocios por debajo de la mesa, tal como lo estamos viendo con el caso de Fidupretel, como le dicen ahora.
Una crítica que se le hace a nuestro bajo desempeño académico es la baja intensidad horaria pero esto es relativo. En Finlandia estudian cinco horas por día en primaria y seis en secundaria, y su sistema es eficiente y eficaz; tampoco los grandes gastos son determinantes; como porcentaje del PIB, Colombia gasta 4.1 en educación, Singapur invierte 3.7, Venezuela 6.9, Cuba 12.8, Finlandia gasta 6.3% (Banco Mundial). Para construir nuestro modelo solo necesitamos diseñar unos objetivos y metas, tener buenos propósitos, serias estrategias y acertados métodos. [email protected]
La ministra Gina Parody ha anunciado que adoptaría el modelo educativo de Singapur en Colombia. Por los resultados de ese país en esta materia, las cosas se ven bien, en apariencia. Pero adaptar un modelo no es cuestión de cortar y pegar, sobre todo, si se trata de un modelo social como lo es la […]
La ministra Gina Parody ha anunciado que adoptaría el modelo educativo de Singapur en Colombia. Por los resultados de ese país en esta materia, las cosas se ven bien, en apariencia. Pero adaptar un modelo no es cuestión de cortar y pegar, sobre todo, si se trata de un modelo social como lo es la educación.
Lo primero es definir qué es un modelo; se dice que es una representación idealizada de la realidad; por ejemplo, una fórmula matemática, un plano, etc. El modelo de Singapur como el de muchos países como los de Finlandia, Israel, Corea y otros, le han dado resultados muy buenos a estos países. Pero copiar un modelo social no es tan fácil; en educación por ejemplo, siempre hemos estado a la zaga del modelo sajón, como lo es el de Singapur. Cada ministro en su turno ha intentado copiar, sin la participación de los profesores y de la sociedad. Lo que necesitamos es un modelo autóctono, que consulte nuestras realidades, independiente de los posibles resultados de las pruebas que programa la OCDE; esto no requiere tanto misterio. Lo importante es que el estudiante aprenda a afrontar conceptualmente un problema y tener capacidad para enfrentar los bruscos cambios que ofrecen el mercado y el desarrollo tecnológico.
Lo primero es diseñar un currículo pertinente; lo segundo, formar docentes escogidos dentro de los mejores; en Singapur, son escogidos dentro del 30 % de los mejores estudiantes; darle dignidad y estatus a esta profesión con salarios acordes con su aporte social; la labor de un maestro no tiene comparación; más, “el profe” no recibe los afectos y trato dados al llamado “doctor”. En Singapur un docente gana, en promedio, 35.000 euros/año, en Finlandia un maestro de primaria gana igual que un médico o un ingeniero. El servicio que presta un juez no puede ser superior a la de un maestro y, sin embargo, aquel, además de su alto salario, tiene la posibilidad de hacer negocios por debajo de la mesa, tal como lo estamos viendo con el caso de Fidupretel, como le dicen ahora.
Una crítica que se le hace a nuestro bajo desempeño académico es la baja intensidad horaria pero esto es relativo. En Finlandia estudian cinco horas por día en primaria y seis en secundaria, y su sistema es eficiente y eficaz; tampoco los grandes gastos son determinantes; como porcentaje del PIB, Colombia gasta 4.1 en educación, Singapur invierte 3.7, Venezuela 6.9, Cuba 12.8, Finlandia gasta 6.3% (Banco Mundial). Para construir nuestro modelo solo necesitamos diseñar unos objetivos y metas, tener buenos propósitos, serias estrategias y acertados métodos. [email protected]