1. Durante los dos gobiernos de Juan Manuel Santos, German Vargas Lleras fue ministro del Interior, ministro de Vivienda y vicepresidente. Desde dichos cargos, el nieto materno del expresidente Carlos Lleras Restrepo, acumuló un poder político descomunal en todo el país, influyendo en las diferentes ramas del Estado. Aquí en la Costa Caribe, sus tentáculos […]
1. Durante los dos gobiernos de Juan Manuel Santos, German Vargas Lleras fue ministro del Interior, ministro de Vivienda y vicepresidente. Desde dichos cargos, el nieto materno del expresidente Carlos Lleras Restrepo, acumuló un poder político descomunal en todo el país, influyendo en las diferentes ramas del Estado. Aquí en la Costa Caribe, sus tentáculos han sido adorados por muchos: los Char (Atlántico), los Cotes (Magdalena), los Monsalvo Gnecco (Cesar), los Kikos (La Guajira).
2. En un elocuente arrebato de sinceridad, Vargas Lleras reconoció que hizo campaña para su aspiración presidencial mientras estuvo en el gobierno de Santos: “…yo nunca lo oculté, nunca lo oculté”, expresó con firmeza o tal vez con enojo. No obstante, ahora Vargas Lleras toma distancia de Santos, poco le importa haber construido un capital político a costillas del nieto-sobrino del expresidente Eduardo Santos Montejo.
3. Aunque antes del plebiscito Vargas Lleras manifestó ciertas dudas sobre el Acuerdo de Paz con las Farc, la oposición férrea que ahora exhibe contra la Jurisdicción Especial para la Paz, que es la columna vertebral de la principal obra política de Santos, no deja de resultar contradictoria, no deja de heder a oportunismo. Hasta Álvaro Uribe Vélez, que debería estar contento porque alguien muy poderoso piensa parecido a él, indicó: “Vargas Lleras pudo exigir una reforma seria al acuerdo con el terrorismo después del triunfo del No. Apoyaron desconocer el plebiscito”.
4. Claro, Uribe no puede hablar demasiado sobre contradicciones. Figúrense, él, que ahora coge rabia porque Jesús Santrich visita el Congreso, señaló sobre el paso apoteósico de Salvatore Mancuso, Ramón Isaza y Ernesto Báez por el Capitolio (ninguno de los tres había sido juzgado hasta aquel momento): “Desde que haya buena fe para avanzar en un proceso, no tengo objeción a que se les den estas pruebitas de democracia. Creo que se sienten más cómodos hablando en el Congreso que en la acción violenta en la selva”.
5. Además, Uribe, que se vive quejando porque Santos abusó de su buena fe, en el 2006 propuso sobre la participación en política de los guerrilleros: “Si un acuerdo de paz exige que vayan al Congreso, eso hay que removerlo, ese obstáculo seguramente habrá que removerlo con una norma constitucional. Por ejemplo, la Ley de Justicia y Paz nunca pretendió alterar lo que hay en el ordenamiento jurídico, que prohíbe la amnistía y el indulto para los delitos atroces, seguramente en un acuerdo con las guerrillas eso habrá que llevarlo al texto constitucional…”.
6. Al parecer las encuestas tienen desesperado a Vargas Lleras. No soporta verse en el tercer o cuarto puesto: él que tiene tanto poder, él que nació para ser presidente. Mírenlo bien, está dispuesto hacer cualquier cosa para no perder: alejarse del gobierno impopular de Santos que le soltó una chequera generosa, criticar el acuerdo de paz que produce tantas dudas, negar a Cambio Radical, su cuestionado partido, como Pedro negó a Jesús e insinuar que Sergio Fajardo, Jorge Robledo y Claudia López son cómplices de las Farc. Ahora su discurso produce miedo y rabia, sabe que en medio de la confusión es más fácil pescar el poder: ¿Será que JJ Rendón lo está asesorando?
7. La paz para Vargas Lleras no es un derecho, ni un deber, ni un fin del Estado, sino un negocio. Sí, para muchos políticos es eso: un simple negocio. Eso explica porque Uribe se contradice, porque Santos traicionó a Uribe, porque Vargas Lleras ahora se divorcia de Santos. A estos personajes no les preocupa el bienestar del país, solo les importa alcanzar el poder. Actúan sin principios, están dispuestos a odiarse y amarse al mismo tiempo. Por eso no me extrañaría que la postura de Vargas Lleras frente al acuerdo de La Habana, sea una jugada de póker de Santos para meterle un enorme caballo de Troya a los del No.
Por Carlos César Silva
@ccsilva86
1. Durante los dos gobiernos de Juan Manuel Santos, German Vargas Lleras fue ministro del Interior, ministro de Vivienda y vicepresidente. Desde dichos cargos, el nieto materno del expresidente Carlos Lleras Restrepo, acumuló un poder político descomunal en todo el país, influyendo en las diferentes ramas del Estado. Aquí en la Costa Caribe, sus tentáculos […]
1. Durante los dos gobiernos de Juan Manuel Santos, German Vargas Lleras fue ministro del Interior, ministro de Vivienda y vicepresidente. Desde dichos cargos, el nieto materno del expresidente Carlos Lleras Restrepo, acumuló un poder político descomunal en todo el país, influyendo en las diferentes ramas del Estado. Aquí en la Costa Caribe, sus tentáculos han sido adorados por muchos: los Char (Atlántico), los Cotes (Magdalena), los Monsalvo Gnecco (Cesar), los Kikos (La Guajira).
2. En un elocuente arrebato de sinceridad, Vargas Lleras reconoció que hizo campaña para su aspiración presidencial mientras estuvo en el gobierno de Santos: “…yo nunca lo oculté, nunca lo oculté”, expresó con firmeza o tal vez con enojo. No obstante, ahora Vargas Lleras toma distancia de Santos, poco le importa haber construido un capital político a costillas del nieto-sobrino del expresidente Eduardo Santos Montejo.
3. Aunque antes del plebiscito Vargas Lleras manifestó ciertas dudas sobre el Acuerdo de Paz con las Farc, la oposición férrea que ahora exhibe contra la Jurisdicción Especial para la Paz, que es la columna vertebral de la principal obra política de Santos, no deja de resultar contradictoria, no deja de heder a oportunismo. Hasta Álvaro Uribe Vélez, que debería estar contento porque alguien muy poderoso piensa parecido a él, indicó: “Vargas Lleras pudo exigir una reforma seria al acuerdo con el terrorismo después del triunfo del No. Apoyaron desconocer el plebiscito”.
4. Claro, Uribe no puede hablar demasiado sobre contradicciones. Figúrense, él, que ahora coge rabia porque Jesús Santrich visita el Congreso, señaló sobre el paso apoteósico de Salvatore Mancuso, Ramón Isaza y Ernesto Báez por el Capitolio (ninguno de los tres había sido juzgado hasta aquel momento): “Desde que haya buena fe para avanzar en un proceso, no tengo objeción a que se les den estas pruebitas de democracia. Creo que se sienten más cómodos hablando en el Congreso que en la acción violenta en la selva”.
5. Además, Uribe, que se vive quejando porque Santos abusó de su buena fe, en el 2006 propuso sobre la participación en política de los guerrilleros: “Si un acuerdo de paz exige que vayan al Congreso, eso hay que removerlo, ese obstáculo seguramente habrá que removerlo con una norma constitucional. Por ejemplo, la Ley de Justicia y Paz nunca pretendió alterar lo que hay en el ordenamiento jurídico, que prohíbe la amnistía y el indulto para los delitos atroces, seguramente en un acuerdo con las guerrillas eso habrá que llevarlo al texto constitucional…”.
6. Al parecer las encuestas tienen desesperado a Vargas Lleras. No soporta verse en el tercer o cuarto puesto: él que tiene tanto poder, él que nació para ser presidente. Mírenlo bien, está dispuesto hacer cualquier cosa para no perder: alejarse del gobierno impopular de Santos que le soltó una chequera generosa, criticar el acuerdo de paz que produce tantas dudas, negar a Cambio Radical, su cuestionado partido, como Pedro negó a Jesús e insinuar que Sergio Fajardo, Jorge Robledo y Claudia López son cómplices de las Farc. Ahora su discurso produce miedo y rabia, sabe que en medio de la confusión es más fácil pescar el poder: ¿Será que JJ Rendón lo está asesorando?
7. La paz para Vargas Lleras no es un derecho, ni un deber, ni un fin del Estado, sino un negocio. Sí, para muchos políticos es eso: un simple negocio. Eso explica porque Uribe se contradice, porque Santos traicionó a Uribe, porque Vargas Lleras ahora se divorcia de Santos. A estos personajes no les preocupa el bienestar del país, solo les importa alcanzar el poder. Actúan sin principios, están dispuestos a odiarse y amarse al mismo tiempo. Por eso no me extrañaría que la postura de Vargas Lleras frente al acuerdo de La Habana, sea una jugada de póker de Santos para meterle un enorme caballo de Troya a los del No.
Por Carlos César Silva
@ccsilva86