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Columnista - 30 octubre, 2015

Playas maravilla y la ruta del amor amor

Se solló el Agraciado, ahora no habla sino que grita y se altera especialmente cuando tiene unos petacazos encima, al momento de explicarle a sus amigos, contertulios y oyentes el bello proyecto, convertido en realidad de Playa Maravilla y la Ruta del Amor Amor en las riberas del Guatapurí. Esta última ha sido conservada por […]

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Se solló el Agraciado, ahora no habla sino que grita y se altera especialmente cuando tiene unos petacazos encima, al momento de explicarle a sus amigos, contertulios y oyentes el bello proyecto, convertido en realidad de Playa Maravilla y la Ruta del Amor Amor en las riberas del Guatapurí. Esta última ha sido conservada por terrenos que cuida Cicolac, hoy DPA, sin ser de ellos, por espacio de casi medio siglo, pues esos terrenos ancestral y legalmente pertenecen al río.

Plausible la idea y la realización de esas monumentales obras que pondrá a disposición de los vallenatos y de los cientos de turistas que a diario nos visitan y que encontrarán en esas playas y en el bosque donde recrearse sanamente; ha pedido y le han dado de todo: arena del río y de mar traída de La Guajira, docenas de canecas para la basura, trinitarias para adornar el entorno y darle colorido al paisaje, iluminación, seguridad con la Policía Cívica y todo lo que necesita lo consigue porque lo consigue, sabe pedir y vence los argumentos que obstaculicen el desarrollo de este bello y paradisiaco lugar.

Reconozco la belleza de la trinitaria pero a mí no me gustan porque tienen espinas que puyan y por eso voy a regalarle unos claveles de flores rojas, amarillas, azules y blancas para que las siembre y vea como se ven y además voy a complementarlos con unos jazmines de esos que hay en las puertas de muchas casas que expelen un fino y agradable olor a determinadas horas de día y con ello ponerle perfume natural a la famosa Playa Maravilla; también le sugiero que en el bosque del Amor Amor en tablones o en cualquier otro material se imprima la canción para que los visitantes se la aprendan y canten y para ya, instalar avisos que alerten sobre la presencia de culebras, especialmente la Bocadorá que debe haber y bien bojas, pues las orillas de los ríos y los lugares frescos poco frecuentados son sus preferidos.

Le aconsejo a Carlos atemperarse un poco, tomarse unas góticas de las que usa Uribe, su buen amigo, aunque él es amigo es de Piedad Córdoba, para que se serene y no grite tanto y no tenga el doctor Orlando Torres, el de buen y dulce genio, y ‘El Negro’ Zabaleta, que decirle que hable y no grite, pues ellos no son sordos.

Vergonzoso y quizás que más lo que está pasando con la gasolina en Valledupar, en donde la clase política dirigente, a excepción del alcalde Freddy Socarras, le ha dado la espalda a semejante problema, no visto en ninguna otra ciudad de Colombia y además las mismas bombas se prestan para que se especule despachándoles a carros pequeños acondicionados hasta 200 mil pesos, que luego es revendido en las calle a precios exorbitantes.

Por José Manuel Aponte Martínez

Columnista
30 octubre, 2015

Playas maravilla y la ruta del amor amor

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Se solló el Agraciado, ahora no habla sino que grita y se altera especialmente cuando tiene unos petacazos encima, al momento de explicarle a sus amigos, contertulios y oyentes el bello proyecto, convertido en realidad de Playa Maravilla y la Ruta del Amor Amor en las riberas del Guatapurí. Esta última ha sido conservada por […]


Se solló el Agraciado, ahora no habla sino que grita y se altera especialmente cuando tiene unos petacazos encima, al momento de explicarle a sus amigos, contertulios y oyentes el bello proyecto, convertido en realidad de Playa Maravilla y la Ruta del Amor Amor en las riberas del Guatapurí. Esta última ha sido conservada por terrenos que cuida Cicolac, hoy DPA, sin ser de ellos, por espacio de casi medio siglo, pues esos terrenos ancestral y legalmente pertenecen al río.

Plausible la idea y la realización de esas monumentales obras que pondrá a disposición de los vallenatos y de los cientos de turistas que a diario nos visitan y que encontrarán en esas playas y en el bosque donde recrearse sanamente; ha pedido y le han dado de todo: arena del río y de mar traída de La Guajira, docenas de canecas para la basura, trinitarias para adornar el entorno y darle colorido al paisaje, iluminación, seguridad con la Policía Cívica y todo lo que necesita lo consigue porque lo consigue, sabe pedir y vence los argumentos que obstaculicen el desarrollo de este bello y paradisiaco lugar.

Reconozco la belleza de la trinitaria pero a mí no me gustan porque tienen espinas que puyan y por eso voy a regalarle unos claveles de flores rojas, amarillas, azules y blancas para que las siembre y vea como se ven y además voy a complementarlos con unos jazmines de esos que hay en las puertas de muchas casas que expelen un fino y agradable olor a determinadas horas de día y con ello ponerle perfume natural a la famosa Playa Maravilla; también le sugiero que en el bosque del Amor Amor en tablones o en cualquier otro material se imprima la canción para que los visitantes se la aprendan y canten y para ya, instalar avisos que alerten sobre la presencia de culebras, especialmente la Bocadorá que debe haber y bien bojas, pues las orillas de los ríos y los lugares frescos poco frecuentados son sus preferidos.

Le aconsejo a Carlos atemperarse un poco, tomarse unas góticas de las que usa Uribe, su buen amigo, aunque él es amigo es de Piedad Córdoba, para que se serene y no grite tanto y no tenga el doctor Orlando Torres, el de buen y dulce genio, y ‘El Negro’ Zabaleta, que decirle que hable y no grite, pues ellos no son sordos.

Vergonzoso y quizás que más lo que está pasando con la gasolina en Valledupar, en donde la clase política dirigente, a excepción del alcalde Freddy Socarras, le ha dado la espalda a semejante problema, no visto en ninguna otra ciudad de Colombia y además las mismas bombas se prestan para que se especule despachándoles a carros pequeños acondicionados hasta 200 mil pesos, que luego es revendido en las calle a precios exorbitantes.

Por José Manuel Aponte Martínez