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Columnista - 25 septiembre, 2013

Planificación urbana sostenible y participativa

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para vida en Valledupar, La Paz y San Diego.

Por Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para  vida en Valledupar, La Paz y San Diego.

Como hemos mencionado anteriormente, hoy más del 50% de la población mundial vive en las ciudades y, según el Foro Económico Mundial, en el 2030 cerca del 60% las habitará y en el 2050, este porcentaje alcanzará el 80%. Con estas cifras en la cabeza, pensemos en cuántos recursos naturales utiliza una persona de la clase media alta que vive en una ciudad.

¿Cuántos litros de agua consume al día? ¿Cuántos vatios utiliza una familia que tiene más de 30 bombillos en su casa, más de 2 televisores de plasma? ¿Qué cantidad de desechos produce al día? ¿En qué proporción los reutiliza o los recicla?

Y si pensamos que dichos “requerimientos” son uniformes para todas y cada una de las miles de millones de personas que habitan las ciudades del mundo, podría llegarse a la conclusión de que los recursos naturales son insuficientes.

Y sí pensamos más allá de la vivienda individual y calculamos simplemente qué tanto contaminan esas mismas familias transportándose, varios de quienes la conforman, cada uno en su automóvil? ¿Cuánta basura lanza a la calle?. Mientras que las autoridades locales, ¿Qué transporte público ofrecen? ¿Con qué estilo de alumbrado público ilumina las calles? ¿Qué cantidad de árboles siembran a diario? ¿Cuántos metros cuadrados de espacio público le ofrecen a cada habitante? ¿Con qué materiales permiten que se construyan los edificios?

Así las cosas, se entienden que actualmente se califique a las ciudades como las responsables del 70% de la emisión de gases contaminantes.

Durante la Cumbre de la Tierra Río+20, se dio una importante voz de alerta al respecto. Tanto así que, por primera vez, se adquirió el compromiso de “promover un enfoque integrado de la planificación y construcción de ciudades y asentamientos urbanos sostenibles, incluso… concientizando a la población y aumentando la participación de los residentes de las zonas urbanas, incluidos los pobres, en la adopción de decisiones” (Río+20, 2012).

Se propone que las ciudades del futuro logren un modelo urbano sostenible y concertado, aplicando un enfoque holístico (método lógico para el estudio de la Ecología, aceptando todo el sistema entero sin preocuparse por sus elementos), capaz de controlar la polución, la electricidad, el agua, así como también la segregación socio espacial, el déficit de vivienda social, la violencia y la pobreza, siempre en absoluto  respeto y armonía con el medio ambiente.

Si bien es cierto que el desarrollo de todas las ciudades sobre el planeta no puede estandarizarse, existen principios rectores que no dependen de las particularidades de cada urbe, sino que corresponden a un sentido común generalizado.

 

Columnista
25 septiembre, 2013

Planificación urbana sostenible y participativa

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para vida en Valledupar, La Paz y San Diego.


Por Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para  vida en Valledupar, La Paz y San Diego.

Como hemos mencionado anteriormente, hoy más del 50% de la población mundial vive en las ciudades y, según el Foro Económico Mundial, en el 2030 cerca del 60% las habitará y en el 2050, este porcentaje alcanzará el 80%. Con estas cifras en la cabeza, pensemos en cuántos recursos naturales utiliza una persona de la clase media alta que vive en una ciudad.

¿Cuántos litros de agua consume al día? ¿Cuántos vatios utiliza una familia que tiene más de 30 bombillos en su casa, más de 2 televisores de plasma? ¿Qué cantidad de desechos produce al día? ¿En qué proporción los reutiliza o los recicla?

Y si pensamos que dichos “requerimientos” son uniformes para todas y cada una de las miles de millones de personas que habitan las ciudades del mundo, podría llegarse a la conclusión de que los recursos naturales son insuficientes.

Y sí pensamos más allá de la vivienda individual y calculamos simplemente qué tanto contaminan esas mismas familias transportándose, varios de quienes la conforman, cada uno en su automóvil? ¿Cuánta basura lanza a la calle?. Mientras que las autoridades locales, ¿Qué transporte público ofrecen? ¿Con qué estilo de alumbrado público ilumina las calles? ¿Qué cantidad de árboles siembran a diario? ¿Cuántos metros cuadrados de espacio público le ofrecen a cada habitante? ¿Con qué materiales permiten que se construyan los edificios?

Así las cosas, se entienden que actualmente se califique a las ciudades como las responsables del 70% de la emisión de gases contaminantes.

Durante la Cumbre de la Tierra Río+20, se dio una importante voz de alerta al respecto. Tanto así que, por primera vez, se adquirió el compromiso de “promover un enfoque integrado de la planificación y construcción de ciudades y asentamientos urbanos sostenibles, incluso… concientizando a la población y aumentando la participación de los residentes de las zonas urbanas, incluidos los pobres, en la adopción de decisiones” (Río+20, 2012).

Se propone que las ciudades del futuro logren un modelo urbano sostenible y concertado, aplicando un enfoque holístico (método lógico para el estudio de la Ecología, aceptando todo el sistema entero sin preocuparse por sus elementos), capaz de controlar la polución, la electricidad, el agua, así como también la segregación socio espacial, el déficit de vivienda social, la violencia y la pobreza, siempre en absoluto  respeto y armonía con el medio ambiente.

Si bien es cierto que el desarrollo de todas las ciudades sobre el planeta no puede estandarizarse, existen principios rectores que no dependen de las particularidades de cada urbe, sino que corresponden a un sentido común generalizado.