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Columnista - 9 septiembre, 2021

Pilas con el empleo joven

La tasa de desempleo (TD) de la población joven en Colombia se ubicó en 23,3 % a corte de junio. Cerca del 27 % de los jóvenes ni estudian ni trabajan, siendo dos tercios mujeres. Valledupar es la segunda ciudad de la región Caribe con mayor desempleo juvenil y la sexta a nivel nacional, según […]

La tasa de desempleo (TD) de la población joven en Colombia se ubicó en 23,3 % a corte de junio. Cerca del 27 % de los jóvenes ni estudian ni trabajan, siendo dos tercios mujeres. Valledupar es la segunda ciudad de la región Caribe con mayor desempleo juvenil y la sexta a nivel nacional, según el Dane.

Las cifras muestran un panorama desalentador para nosotros los jóvenes, en especial para las mujeres a quienes más afecta el desempleo.

Ser joven en Colombia y conseguir trabajo es todo un viacrucis. Poder acceder a un empleo requiere por lo general de suerte o de algún amigo que te recomiende. El prejuicio sobre la población joven a la cual ven como inexperta dificulta el acceso a un trabajo, siendo el requisito de experiencia la mayor talanquera.  

Esta situación resulta injusta y además discriminadora. ¿Acaso los jóvenes no somos capaces de aportar valor a las empresas, al sector público y a las organizaciones sociales? ¿Acaso las empresas no reciben beneficios tributarios y mayor productividad con población joven contratada? ¿No es deber del Estado y del sector privado buscar enrolar a los jóvenes en el mercado laboral para mejorar el capital humano?

Sin duda los jóvenes podemos aportar valor a los sectores productivos y al mercado laboral con nuestra preparación y visión de las cosas. Es cuestión de abrir puertas y darles la oportunidad a los jóvenes. Empleo joven significa mejores niveles de bienestar individual y colectivo, mayor consumo por parte de quienes saldrían del desempleo a tener unos pesos en el bolsillo y una ayuda para cumplir muchos sueños.

Sobre las medidas que se han tomado para combatir esta problemática, hay evidencia que sugiere que leyes como la del Primer Empleo del 2010 pueden generar un aumento leve en la vinculación laboral de los jóvenes. Hoy tenemos el Decreto 688 del 2021 por el cual se financia el 25 % de un salario mínimo por cada joven contratado.

Sin embargo, estas medidas deben ser más ambiciosas y requieren mayor compromiso del sector privado en la generación de oportunidades laborales para los jóvenes, compromiso que muchas veces no se ve.

Es menester articular las medidas existentes con el fin de tener una política integral de generación de empleo joven, que incluya educación pertinente y de calidad para aquellos jóvenes sin formación y apoyo a los jóvenes emprendedores, como lo ha planteado Cesore.

 En esa tarea las entidades territoriales tienen un papel fundamental, por cuanto cada ciudad es distinta en su producción y demanda laboral.

El alcalde de Valledupar anunció hace unos días el apoyo del 25 % de un salario mínimo para 300 jóvenes contratados, adicional al 25 % que subsidia el Gobierno nacional. Es un buen inicio, pero es insuficiente para la situación desesperante que viven miles de jóvenes desempleados en la ciudad.

Hay que ser más ambiciosos en la apuesta. La Gobernación del Cesar también debe involucrarse en la generación de empleo joven. Ojalá la voluntad política les permita entender que lo que necesita el Cesar hoy es empleo y satisfacción de necesidades básicas insatisfechas y no cemento.

Y finalmente, ¿qué dice el sector privado local?, ¿están dispuestos a aportarle al empleo joven?, ¿contrataran jóvenes bajo el Decreto 688 y la ayuda de la Alcaldía? Eso todavía no está claro.

@IvanLozanoba

Columnista
9 septiembre, 2021

Pilas con el empleo joven

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Iván Lozano

La tasa de desempleo (TD) de la población joven en Colombia se ubicó en 23,3 % a corte de junio. Cerca del 27 % de los jóvenes ni estudian ni trabajan, siendo dos tercios mujeres. Valledupar es la segunda ciudad de la región Caribe con mayor desempleo juvenil y la sexta a nivel nacional, según […]


La tasa de desempleo (TD) de la población joven en Colombia se ubicó en 23,3 % a corte de junio. Cerca del 27 % de los jóvenes ni estudian ni trabajan, siendo dos tercios mujeres. Valledupar es la segunda ciudad de la región Caribe con mayor desempleo juvenil y la sexta a nivel nacional, según el Dane.

Las cifras muestran un panorama desalentador para nosotros los jóvenes, en especial para las mujeres a quienes más afecta el desempleo.

Ser joven en Colombia y conseguir trabajo es todo un viacrucis. Poder acceder a un empleo requiere por lo general de suerte o de algún amigo que te recomiende. El prejuicio sobre la población joven a la cual ven como inexperta dificulta el acceso a un trabajo, siendo el requisito de experiencia la mayor talanquera.  

Esta situación resulta injusta y además discriminadora. ¿Acaso los jóvenes no somos capaces de aportar valor a las empresas, al sector público y a las organizaciones sociales? ¿Acaso las empresas no reciben beneficios tributarios y mayor productividad con población joven contratada? ¿No es deber del Estado y del sector privado buscar enrolar a los jóvenes en el mercado laboral para mejorar el capital humano?

Sin duda los jóvenes podemos aportar valor a los sectores productivos y al mercado laboral con nuestra preparación y visión de las cosas. Es cuestión de abrir puertas y darles la oportunidad a los jóvenes. Empleo joven significa mejores niveles de bienestar individual y colectivo, mayor consumo por parte de quienes saldrían del desempleo a tener unos pesos en el bolsillo y una ayuda para cumplir muchos sueños.

Sobre las medidas que se han tomado para combatir esta problemática, hay evidencia que sugiere que leyes como la del Primer Empleo del 2010 pueden generar un aumento leve en la vinculación laboral de los jóvenes. Hoy tenemos el Decreto 688 del 2021 por el cual se financia el 25 % de un salario mínimo por cada joven contratado.

Sin embargo, estas medidas deben ser más ambiciosas y requieren mayor compromiso del sector privado en la generación de oportunidades laborales para los jóvenes, compromiso que muchas veces no se ve.

Es menester articular las medidas existentes con el fin de tener una política integral de generación de empleo joven, que incluya educación pertinente y de calidad para aquellos jóvenes sin formación y apoyo a los jóvenes emprendedores, como lo ha planteado Cesore.

 En esa tarea las entidades territoriales tienen un papel fundamental, por cuanto cada ciudad es distinta en su producción y demanda laboral.

El alcalde de Valledupar anunció hace unos días el apoyo del 25 % de un salario mínimo para 300 jóvenes contratados, adicional al 25 % que subsidia el Gobierno nacional. Es un buen inicio, pero es insuficiente para la situación desesperante que viven miles de jóvenes desempleados en la ciudad.

Hay que ser más ambiciosos en la apuesta. La Gobernación del Cesar también debe involucrarse en la generación de empleo joven. Ojalá la voluntad política les permita entender que lo que necesita el Cesar hoy es empleo y satisfacción de necesidades básicas insatisfechas y no cemento.

Y finalmente, ¿qué dice el sector privado local?, ¿están dispuestos a aportarle al empleo joven?, ¿contrataran jóvenes bajo el Decreto 688 y la ayuda de la Alcaldía? Eso todavía no está claro.

@IvanLozanoba