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Columnista - 17 abril, 2023

Petro, un camaleón

Gustavo Petro es un político realmente difícil de leer, nunca se sabe con qué va a salir.

Gustavo Petro es un político realmente difícil de leer, nunca se sabe con qué va a salir. Pero también es cierto que tiene mucho aguante y, en las crisis, cuando está contra la pared o con el agua al cuello, tiene una habilidad camaleónica para adaptarse a las circunstancias y renovarse, o se presenta alguna situación que lo favorece; suerte, astucia, no se sabe a ciencia cierta. Ya lo vimos cuando en su paso por la alcaldía de Bogotá, todos lo consideraban un cadáver político por la sanción de Alejandro Ordóñez, pero logró mantenerse a flote y capitalizar esa situación a su favor, convocando a la gente que lo respaldó, lo que a la postre le dio la razón en la CIDH. También fue sancionado por la Contraloría en cabeza de un títere de Germán Vargas Lleras con 80.000 millones de pesos por cambiar el modelo de basuras y otra vez se pensó que sería su final. Otro caso fue cuando recibió el dinero en bolsas, pero también fue absuelto por la Corte. Ahora está sucediendo exactamente lo mismo, luego de un arranque tranquilo en la presidencia, no pasaron 6 meses para que llegaran las tempestades: un país incendiado por la violencia, la imagen a la baja, soldados asesinados por el ELN, paro minero en el bajo Cauca, el dólar tocando los 5.000 pesos, soldados secuestrados en el Guaviare, la inflación desbordada, errores en los nombramientos y despidos de su gabinete, injustificados como el de Alejandro Gaviria, que, dicho sea de paso, se está consolidando como la cara inteligente de la oposición por su tono crítico, especialmente en la reforma a la Salud. Petro en este momento está logrando sobreaguar todos estos inconvenientes para recomponer su gobierno, pese a que la marea en el Congreso sigue turbia con los partidos de la ‘mermelada’ para aprobar las reformas. Toma un nuevo aire y parece tener el viento a su favor, demostrando que por graves que sean las heridas sabe aprovechar la oportunidad, con un dólar a la baja en 4.400 pesos, esto le da algo de oxígeno y deja de lado las aseveraciones de los catastrofistas sobre la divisa estadounidense, que se iría de control; la inflación, aunque alta promediando el 13 %, comienza a estacionarse; la cifra de desempleo también le está dando un respiro; la renovación en la cúpula de la Policía con generales de su confianza; la inclusión de su nombre en la lista de los 100 personajes más influyentes de la revista Time, le otorga un punto muy alto a su gestión; como si fuera poco, inicia una gira por EE. UU. con una apretada agenda de encuentros que fortalecen su liderazgo internacional, especialmente la visita a la Casa Blanca donde dialogará con el presidente Joe Biden, temas estratégicos como la nueva visión de la lucha antidrogas, su posición frente al cambio climático y un tema en el que Petro se ha convertido en una jugador muy importante, buscar una solución para Venezuela y generar diálogos con la oposición que deriven en un cambio en el vecino país. Hoy, Gustavo Petro es considerado un líder que genera respeto y no miedo, como lo vendieron sus opositores en campaña.

Todo sumado, lo mantiene con un pulso más fuerte, lo que le dará cierto poder de maniobra para temas internos como ‘la paz total’, que vive un momento complicado con los diálogos con el ELN colgando de un hilo, las disidencias de las FARC renuentes al diálogo y un ‘Clan del Golfo’ que no tiene ninguna voluntad de paz; también para llegar al Congreso, donde está visto que la colación de Gobierno estaba pegada con ‘mermelada’, le tocará ‘desmermeladizar’ la relación con los partidos. Solicitarle la renuncia a los viceministros de La U, Liberal y Conservador es una declaración de guerra que nadie sabe cómo saldrá, ni cuál será la respuesta de estos partidos, acostumbrados a vivir del Ejecutivo.

Petro comienza a entender que no es con acuerdos politiqueros debajo de la mesa, si no con liderazgo y consensos que se logra tramitar la agenda legislativa, esperemos a ver si le funciona. Lo que sí es real y evidente, es que el Gobierno parece comenzar a timonear más en calma y no va a naufragar en las aguas procelosas en las que le ha tocado navegar, para mostrar algunos avances y llegar al primer año de mandato con resultados, aunque parciales, que le marquen una hoja de ruta más concreta para los tres años restantes.

Por: JACOBO SOLANO C.
@JACOBOSOLANOC

Columnista
17 abril, 2023

Petro, un camaleón

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

Gustavo Petro es un político realmente difícil de leer, nunca se sabe con qué va a salir.


Gustavo Petro es un político realmente difícil de leer, nunca se sabe con qué va a salir. Pero también es cierto que tiene mucho aguante y, en las crisis, cuando está contra la pared o con el agua al cuello, tiene una habilidad camaleónica para adaptarse a las circunstancias y renovarse, o se presenta alguna situación que lo favorece; suerte, astucia, no se sabe a ciencia cierta. Ya lo vimos cuando en su paso por la alcaldía de Bogotá, todos lo consideraban un cadáver político por la sanción de Alejandro Ordóñez, pero logró mantenerse a flote y capitalizar esa situación a su favor, convocando a la gente que lo respaldó, lo que a la postre le dio la razón en la CIDH. También fue sancionado por la Contraloría en cabeza de un títere de Germán Vargas Lleras con 80.000 millones de pesos por cambiar el modelo de basuras y otra vez se pensó que sería su final. Otro caso fue cuando recibió el dinero en bolsas, pero también fue absuelto por la Corte. Ahora está sucediendo exactamente lo mismo, luego de un arranque tranquilo en la presidencia, no pasaron 6 meses para que llegaran las tempestades: un país incendiado por la violencia, la imagen a la baja, soldados asesinados por el ELN, paro minero en el bajo Cauca, el dólar tocando los 5.000 pesos, soldados secuestrados en el Guaviare, la inflación desbordada, errores en los nombramientos y despidos de su gabinete, injustificados como el de Alejandro Gaviria, que, dicho sea de paso, se está consolidando como la cara inteligente de la oposición por su tono crítico, especialmente en la reforma a la Salud. Petro en este momento está logrando sobreaguar todos estos inconvenientes para recomponer su gobierno, pese a que la marea en el Congreso sigue turbia con los partidos de la ‘mermelada’ para aprobar las reformas. Toma un nuevo aire y parece tener el viento a su favor, demostrando que por graves que sean las heridas sabe aprovechar la oportunidad, con un dólar a la baja en 4.400 pesos, esto le da algo de oxígeno y deja de lado las aseveraciones de los catastrofistas sobre la divisa estadounidense, que se iría de control; la inflación, aunque alta promediando el 13 %, comienza a estacionarse; la cifra de desempleo también le está dando un respiro; la renovación en la cúpula de la Policía con generales de su confianza; la inclusión de su nombre en la lista de los 100 personajes más influyentes de la revista Time, le otorga un punto muy alto a su gestión; como si fuera poco, inicia una gira por EE. UU. con una apretada agenda de encuentros que fortalecen su liderazgo internacional, especialmente la visita a la Casa Blanca donde dialogará con el presidente Joe Biden, temas estratégicos como la nueva visión de la lucha antidrogas, su posición frente al cambio climático y un tema en el que Petro se ha convertido en una jugador muy importante, buscar una solución para Venezuela y generar diálogos con la oposición que deriven en un cambio en el vecino país. Hoy, Gustavo Petro es considerado un líder que genera respeto y no miedo, como lo vendieron sus opositores en campaña.

Todo sumado, lo mantiene con un pulso más fuerte, lo que le dará cierto poder de maniobra para temas internos como ‘la paz total’, que vive un momento complicado con los diálogos con el ELN colgando de un hilo, las disidencias de las FARC renuentes al diálogo y un ‘Clan del Golfo’ que no tiene ninguna voluntad de paz; también para llegar al Congreso, donde está visto que la colación de Gobierno estaba pegada con ‘mermelada’, le tocará ‘desmermeladizar’ la relación con los partidos. Solicitarle la renuncia a los viceministros de La U, Liberal y Conservador es una declaración de guerra que nadie sabe cómo saldrá, ni cuál será la respuesta de estos partidos, acostumbrados a vivir del Ejecutivo.

Petro comienza a entender que no es con acuerdos politiqueros debajo de la mesa, si no con liderazgo y consensos que se logra tramitar la agenda legislativa, esperemos a ver si le funciona. Lo que sí es real y evidente, es que el Gobierno parece comenzar a timonear más en calma y no va a naufragar en las aguas procelosas en las que le ha tocado navegar, para mostrar algunos avances y llegar al primer año de mandato con resultados, aunque parciales, que le marquen una hoja de ruta más concreta para los tres años restantes.

Por: JACOBO SOLANO C.
@JACOBOSOLANOC