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Columnista - 26 mayo, 2021

Petro no es el responsable

El afán que tienen los adeptos al gobierno del presidente Duque de culpar al senador opositor Gustavo Petro como artificie de las manifestaciones en el paro nacional, se podría convertir en una acusación que en vez de rechazo produzca apego al mismo político de izquierda.  Podríamos hacer un ejercicio retrospectivo para mirar el pasado histórico […]

El afán que tienen los adeptos al gobierno del presidente Duque de culpar al senador opositor Gustavo Petro como artificie de las manifestaciones en el paro nacional, se podría convertir en una acusación que en vez de rechazo produzca apego al mismo político de izquierda. 

Podríamos hacer un ejercicio retrospectivo para mirar el pasado histórico del final del siglo XX y entrada del siglo XXI para indicar que Colombia es un Estado social de derecho, democrática, una República unitaria, con autonomía, participativa y pluralista, estructurada para el respeto de la dignidad humana, etc., en fin, al papel en blanco le caben muchas letras, tenemos una Constitución que cumple 30 años llena de reformas en tan poco tiempo. 

Pero esas reformas no han sido para resolver asuntos del Estado, no. Han sido para favorecer individualidades, a los mismos políticos que se han enfrascado en dilapidar los dineros y las leyes del país.  

La historia recuerda que hemos tenido en el país más de 30 jornadas violentas, con una carga de muertos, heridos y desaparecidos que aún no se han contabilizado de manera cabal. Todos hemos puesto víctimas: el policía, el militar, el obrero, el estudiante, la ama de casa, jóvenes y adultos, el niño y toda la sociedad entera.

El Estado aún protesta de aquella endemoniada alianza política entre liberales y conservadores, como fue el Frente Nacional, para alternarse entre ellos el poder cada 4 años.

Durante décadas las mafias electoreras han señalado y elegido a nuestros congresistas; los partidos tradicionales del ayer existen hoy camuflados en grupos compactos de poder, a unos los recogió el Partido de la U y a los otros el Centro Democrático.  

Sin embargo, es evidente que el ciudadano colombiano ha madurado políticamente. Hoy, ha dejado de ser liberal o conservador, y si bien participa en elecciones, lo hace a título personal con el candidato que escoge, no porque esté de acuerdo con las propuestas del partido, salvo, claro está, quienes militan en la oposición, que demuestran siempre mayor adherencia a las ideas de sus partidos. Pero los partidos políticos tradicionales e incluso otros de posterior aparición, no tienen propuestas que logren conquistar la voluntad del elector.  

Es evidente que el elector de hoy no es el de hace tres décadas, que aceptaba con calidad de dogma todo lo que decían los gobernantes y los líderes políticos del país o de una región determinada. Hoy el ciudadano medio es mucho más crítico; es un ciudadano que no acepta las cosas de quien vienen sino dependiendo de lo que la soporta y sustenta.

Por las redes sociales circulaba ayer una bandera de Colombia en donde se lee: “Colombia no está en crisis por el paro…Colombia está en paro por la crisis”. He aquí una evidencia de la gran problemática que tiene este paro, que podría finalizar más por el cansancio de los manifestantes que han puesto su cuota de resistencia, que por el logro del 100 por ciento de sus exigencias.

También surgió en las redes el beneplácito de haber tumbado las reformas tributarias, a la salud y el logro de la gratuidad de la educación universitaria. Es decir, los manifestantes han conquistado que el Gobierno devuelva varias iniciativas que se iban aprobar en detrimento de la mayoría de los colombianos. 

Sentenciar a Petro como el culpable de los desmanes, protestas, muertos, heridos y desaparecidos en estos 30 días en el país, por el paro, es un señalamiento injusto, proclive para los verdaderos culpables de la debacle del país. Hasta la próxima semana.

[email protected]  

@tiochiro 

Columnista
26 mayo, 2021

Petro no es el responsable

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

El afán que tienen los adeptos al gobierno del presidente Duque de culpar al senador opositor Gustavo Petro como artificie de las manifestaciones en el paro nacional, se podría convertir en una acusación que en vez de rechazo produzca apego al mismo político de izquierda.  Podríamos hacer un ejercicio retrospectivo para mirar el pasado histórico […]


El afán que tienen los adeptos al gobierno del presidente Duque de culpar al senador opositor Gustavo Petro como artificie de las manifestaciones en el paro nacional, se podría convertir en una acusación que en vez de rechazo produzca apego al mismo político de izquierda. 

Podríamos hacer un ejercicio retrospectivo para mirar el pasado histórico del final del siglo XX y entrada del siglo XXI para indicar que Colombia es un Estado social de derecho, democrática, una República unitaria, con autonomía, participativa y pluralista, estructurada para el respeto de la dignidad humana, etc., en fin, al papel en blanco le caben muchas letras, tenemos una Constitución que cumple 30 años llena de reformas en tan poco tiempo. 

Pero esas reformas no han sido para resolver asuntos del Estado, no. Han sido para favorecer individualidades, a los mismos políticos que se han enfrascado en dilapidar los dineros y las leyes del país.  

La historia recuerda que hemos tenido en el país más de 30 jornadas violentas, con una carga de muertos, heridos y desaparecidos que aún no se han contabilizado de manera cabal. Todos hemos puesto víctimas: el policía, el militar, el obrero, el estudiante, la ama de casa, jóvenes y adultos, el niño y toda la sociedad entera.

El Estado aún protesta de aquella endemoniada alianza política entre liberales y conservadores, como fue el Frente Nacional, para alternarse entre ellos el poder cada 4 años.

Durante décadas las mafias electoreras han señalado y elegido a nuestros congresistas; los partidos tradicionales del ayer existen hoy camuflados en grupos compactos de poder, a unos los recogió el Partido de la U y a los otros el Centro Democrático.  

Sin embargo, es evidente que el ciudadano colombiano ha madurado políticamente. Hoy, ha dejado de ser liberal o conservador, y si bien participa en elecciones, lo hace a título personal con el candidato que escoge, no porque esté de acuerdo con las propuestas del partido, salvo, claro está, quienes militan en la oposición, que demuestran siempre mayor adherencia a las ideas de sus partidos. Pero los partidos políticos tradicionales e incluso otros de posterior aparición, no tienen propuestas que logren conquistar la voluntad del elector.  

Es evidente que el elector de hoy no es el de hace tres décadas, que aceptaba con calidad de dogma todo lo que decían los gobernantes y los líderes políticos del país o de una región determinada. Hoy el ciudadano medio es mucho más crítico; es un ciudadano que no acepta las cosas de quien vienen sino dependiendo de lo que la soporta y sustenta.

Por las redes sociales circulaba ayer una bandera de Colombia en donde se lee: “Colombia no está en crisis por el paro…Colombia está en paro por la crisis”. He aquí una evidencia de la gran problemática que tiene este paro, que podría finalizar más por el cansancio de los manifestantes que han puesto su cuota de resistencia, que por el logro del 100 por ciento de sus exigencias.

También surgió en las redes el beneplácito de haber tumbado las reformas tributarias, a la salud y el logro de la gratuidad de la educación universitaria. Es decir, los manifestantes han conquistado que el Gobierno devuelva varias iniciativas que se iban aprobar en detrimento de la mayoría de los colombianos. 

Sentenciar a Petro como el culpable de los desmanes, protestas, muertos, heridos y desaparecidos en estos 30 días en el país, por el paro, es un señalamiento injusto, proclive para los verdaderos culpables de la debacle del país. Hasta la próxima semana.

[email protected]  

@tiochiro